Todo es oscuro. No sé donde me encuentro, no siento el viento, no tengo frío, no siento calor... No siento dolor... No siento nada.
Me levanté de repente de donde estaba segundos antes de sentir un gran dolor recorrer cada nervio de mi cuerpo, intenté apoyarme en mis brazos para intentar levantarme pero no dure más de 5 segundos antes de ceder ante el cansancio.
>¿Dónde... Dónde estoy?<- dije a mis adentros mientras que analizaba el lugar acostado, ya que no tenía fuerzas para levantarme.
Estaba en un tipo de futón que estaba en el suelo, el cual se veía que era de madera. A mi lado había un tipo de sabana la cual estaba en el suelo, junto a un pequeño recipiente con agua. Ahora que me doy cuenta tengo una toallita seca en mi frente, me la quite y la puse en el recipiente. Había una chimenea que estaba encendida, definitivamente había alguien aquí. Había una puerta la cual se abría de forma deslizante. También había un armario abierto, en el cual estaba mi ropa rota. levanté la sábana temiendo lo peor, pero apenas levanté la sábana tenía una pantaloneta que me llegaba un poco por debajo de las rodillas de color verde oscuro, sin ningún logo o estampado que pueda apreciar, pero se siente muy cómoda.
De un momento a otro me atacan recuerdos de lo sucedido, desde la invasión a mi escuela hasta la muerte de... Maldita sea. Las lágrimas lentamente empiezan a surgir de mis ojos, hasta el punto de empezar a llorar en silencio hasta ser presa de las garras de Morfeo.
Las imágenes pasaban demasiado rápido, en un momento era yo con mi familia y al siguiente estaba yo con Valentina. Cuando aprendí a hablar, caminar, escribir... La sonrisa de mi madre y los abrazos de mi padre y hermano... Fragmentos del vídeo que ví antes de pelear con Daud se habían manifestado en esa pesadilla, mis padres y hermano siendo torturados, y posteriormente asesinados. Sus cuerpos, con una cara pacífica, antes de verlos descender en aquellos ataúdes para no verlos más... Era algo desgarrador... Pero, no es tiempo de lamentarse, eso no arreglará nada, únicamente me hará más débil para lo que venga encima. Ya he llorado lo suficiente.
Ví a Daud riéndose de mi cuando escucho como una voz dice: "Chico, chico despierta". Abrí los ojos súbitamente y ví a Daud sentado viéndome a la cara, el diablo mismo me poseyó y le intento dar una "ráfaga", pero este la esquiva.
Me levanto de repente y le intento dar un puño en la cara, pero me toma del brazo y me inmoviliza y me susurra al oído: "Cálmate muchacho" y me manda a volar por una ventana de una patada hasta lo que parecía ser un patio, veo a Daud y pude ver cómo este poco a poco se iba transformando en lo que parecía ser un... monje?
Era calvo, con una barba, de un color canoso grisáceo, estaba fornido con una camisa color vinotinto con una ropa típica de los monjes shaolin. Tenía un collar de color celeste oscuro, un anillo en su dedo derecho con un signo raro. Zapatos color vinotinto y una lanza en su espalda de color negro con celeste oscuro y plateado, con unas vendas y ese extraño logo en su hoja. Su marca de forastero generaba un humo celeste oscuro verdoso. Algo más a resaltar es que tenía unas muñequeras que empezaban a brillar del mismo color que su marca.
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El forastero
Ngẫu nhiênesta es un tipo de parodia a dishonored, en el siglo XXI sin el aceite de ballena o los inventos de Piero y sokolov, en un mundo alternativo , si no les gusta se aguantan y miran otra historia Prros