Capitulo 16

28 2 0
                                    

Aquel ocaso era silencioso a nuestro andar. Éramos el centro de unas cuantas miradas curiosas al estar algo manchados de sangre, pero fueron prontamente olvidadas. Natalia estaba subida en mi espalda, abrazando sus brazos por sobre mi pecho y su cara reposada en mi hombro. Tenía unas manchas de su propia sangre y algo de la mía en sus manos. Yo tenía mis manos en los bolsillos de mi manga larga.

- Hay que limpiarnos antes de llegar a casa. - dije de repente, acabando con el silencio que había.

Unas pocas libélulas aparecían en los alrededores mientras que el sol le daba espacio a la luna.

- Supongo que tienes razón, capaz y mis padres te castren si me llegan a ver manchada de sangre. - dijo ella mientras levantaba su cabeza y veía sus manos. - Puedo caminar desde aquí, debes seguir cansado de tu batalla con esa desgraciada de electricidad y la que acabas de tener recién. - dijo mientras bajaba de mi espalda y estiraba sus piernas. Por mi parte procedí a tronar mis huesos y relajar los hombros un poco.

- Mira, por allá hay un grifo. Vamos a quitarnos esta sangre. - dije señalando un grifo cercano. Fuimos y nos lavamos la sangre de encima.

- Listo, ya estamos limpios. Mejor vámonos a casa de una vez. No quiero que aparezca otro loco e intente atacarnos. - dijo ella mientras sacudía sus manos y se disponía a caminar. Mientras se lavaba las manos, la pude ver temblar un poco. También vi que ella miraba muy seguido a sus muñecas. 

- Hey... - dije mientras andábamos en el camino. - No hagas más eso, por favor.

- ¿Hmm? ¿Que cosa?

- Sabes a que me refiero.

- Es una forma de olvidar el dolor...

- Eso no está bien, Natalia.

- ...

- ... ¿Estás...? - Natalia habló, no me dejó terminar mi oración.

- Es... Irónico, y algo hipócrita, que me digas que es lo que está bien o mal, Jonathan.

- ¿Hmm?

- ¿No fuiste tú quien asesinó a tres niños en un callejón hace varias semanas? ¿El que dejó en un estado deplorable a dos hombres? ¿El que asesinó a cinco hombres en un callejón y mató a otros dos cerca de nuestra escuela, haciendo que esta sea el centro de atención de todos los medios, dos veces?

El ambiente se puso tenso de un momento a otro. Ella estaba frente a mi, dándome la espalda mientras hablaba.

- Hice lo que consideré correcto.

- ¿Lo que... "Consideré correcto"? No consideraste correcto el matar a dos ladrones que, según me contó Valentina en una ocasión, la intentaron raptar pero si consideraste el matar a TRES NIÑOS? No eres ningún dios para decidir quién vive o quién muere, Jonathan. ¿Acaso no sientes remordimiento o un leve arrepentimiento? Eres un monstruo.  - dijo mientras se daba media vuelta, mirándome de frente.

- ¿Si no siento... Arrepentimiento? ¿Que no consideré si matar a esos niños? ¿Crees que estoy en paz con eso? Todos los malditos días, Natalia, me he arrepentido de eso. ¿Crees que estoy feliz con ser lo que soy? ¿Acaso crees que pedí ser esto? Tenía una vida normal, Natalia. Tenía padres, tenía un hermano. Créeme que si pudiese recuperarlos, de cualquier manera, lo haría. ¿Puedes ver estas ojeras? No están solo por moda. No he dormido desde que maté a esos niños. El remordimiento y arrepentimiento me carcomen la cabeza TODOS. LOS. PUTOS. DÍAS. - Eso último lo dije mientras me acercaba inconcientemente a ella. Pude sentir mis ojos humedecerse. - Y no, Natalia. No me creo ningún Dios. No soy nadie para decidir sobre la vida de otro, pero dime, ¿Quienes eran ellos para atentar en contra de otros? ¿Que clases de "dioses" eran esas personas para decidir sobre la libertad de otro? ¿En serio crees que soy feliz con todo esto? Todos a quienes he amado han muerto, no quiero que mueras también por mi cul... Por mi culpa.

El forasteroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora