#1.3

990 105 224
                                    

--¿y bien?

--¿bien, qué? --le mordí a mi sándwich.

--¿cómo te fue en el psicólogo?

--Pues... bien, me preguntó por mi pene y eso.

--¿¡En serio!?

--No --reí un poco fuerte.

--Ay, John, te dije que no fueras tan pervertido.

--¿Yo? ¿quién más estaba viendo la revista? ¿eh, Stu?

--Ay ya-- chasqueó la lengua-- Nadie te mandó a traer esa revista.

--Pues sí, tienes razón en ese aspecto.

--¿y ese milagro que no me pones la contraria?

Lo vi directo a los ojos con cierto enojo. Proseguí con mi sándwich e ignorar al idiota de Stu. Me levanté de la mesa donde estábamos comiendo para ir a la cafetería para conseguir un jugo o algo para tomar en si.

Cuando fui me topé con el psicólogo: Paul.

--Oh, hola, ¿cómo estás?

--¿cómo debería estar?--Me puse a su lado para poder pedir una bebida.

--Lo que pida el chico cobrénmelo a mi.

Lo volteé a ver con un semblante de "¿qué?" Pero no dije nada: yo quería mi bebida.

--Yo quiero un jugo...

--Entonces, ¿cómo estás?

--Supongo que bien.

--En la última hora iré por ti-- enrrolló sus mangas de la camisa, sacó dinero de su pantalón para extenderselo a la que atendía en la cafetería y me extendió mi baso con jugo de mango.-- Está va a ser tu última sesión conmigo, supongo que te va alegrar eso.

--Yo me tengo que ir.

--Bien, te veo luego.--sacudió mi cabellera castaña haciendo que yo me despeinara un poco.

Fui con mi jugo hacia la mesa y procedí a sentarme frente a Stu.

--¿qué te traes con el psicólogo?

--¿Tú qué te traes?

--John, lo miras con un brillo en los ojos, hasta acá se nota.-- sonrió con picardía mientras entrecerraba sus ojos.

--Pfff no, claro que no.

--Bueno, ¿y te gusta? Me refiero a él.

--¿Qué? No, ewww no me gustan los chicos y ni mucho menos los señores.

--Oh vamos, sé que te atrae.

--Cállate.

--¡Eso significa que sí!

--Eso significa que pondré mi pie en tu trasero.

--Tú quieres que Paul te ponga algo a ti en tu trasero.

--¡Stuart! ¿puedes dejar de ser tan sexoso?

--¡Lo dice el que tomó foto a las bragas de Jane! ¡El que trajo una revista PlayBoy!

--Cállate Stu.

Tomé de mi baso con la pajilla y tomé del jugo. El timbre sonó y eso significaba que teníamos que ir a clases.

En el trayecto hacia mi salón seguía pensando todo lo que Paul dijo, que era mi última sesión.

A decir verdad el ya no estar con Paul me deprimió un poco, pero yo quise ignorar ese sentimiento.
Pero era casi imposible; era extraño que yo sintiera eso y más porque con Paul era todo muy diferente, sentía que el sí me hacía caso, sí me escuchaba, era alguien realmente lindo y a pesar de su seriedad siempre es cálido.

Entonces tuve una idea grandiosa: si portarme mal o comportarme raro significaba ir con él, haría lo posible para seguir con el.

Pasaron las horas y ya era la última hora. Estaba esperando a Paul con cierta felicidad y una sonrisa. Esa sonrisa aumentó cuando lo vi en la puerta con un vaso de café y una tabla de madera.

--Emmm...¿Me prestaría a John?

--Claro, señor Lennon, vienen por usted.

Me levanté de mi asiento y vi como Stuart me miraba con picardía y los ojos entrecerrados, yo respondí pisándole el pie y este de quejó.

Fui con Paul y ambos salimos juntos.

--Y dime John, ¿cómo te sientes?

--Pues, normal. ¿a usted?

--Habláme de "tu". Me haces sentir viejo.

--Bien, ¿cómo te sientes tú?

--Bastante bien, hoy voy a ver a mi novia.

--Ah. Okay.

--¿pasa algo?

--Emmm... No.

--Siento que sí.

--Pues sientes mal.

Yo actuaba un poco indiferente, era parte de mi.

Entramos al despacho, yo me senté en la silla junto a la mesa.

--Me gustaría que no me trataras como a un niño.

--¿cómo quieres que te trate?

--Como a alguien de mi edad. Tengo casi 18.

--Yo tengo 30 años, para mi eres un nene.

--¿soy lindo?

--¿Disculpa?

--Que si soy lindo.

--Eres muy lindo, demasiado, pero, ¿eso a qué viene?

Encogí mis hombros dando un "no lo sé" la verdad me gustó escuchar eso de su parte.

--Tú también eres lindo.

--Este...Gracias.

Asentí con seriedad, él se sentó en la otra silla, como la primera vez.

--Eh... John, dime, ¿cómo vas con Yoko..?

--Pues, normal, voy a ver si quiere salir conmigo, tal vez hasta tenga sexo con ella.

El tosió un poco, puso su puño en la boca cuando lo hizo.

--Está bien, sólo... usa protección. Si no; serás padre. Eres muy joven para eso.

--Supongo.

Paul tenía su café en la mesa pero accidentalmente cayó en su camisa y pantalón, haciendo que este se quejara de dolor.

--Tendré que... quitar mi camisa.

--¿tienes una de repuesto?

--Este... sí, está en el casillero de ahí --apuntó a mi lado-- ¿me la pasas?

Asentí, abrí el cajón y tomé la camisa. Cuando me di la vuelta él se había quitado su camisa, su pectoral era un poco rellenito; lo hacía lucir muy tierno.

--Gracias.--tomó un trapo blanco que había en su escritorio y se limpió el pectoral con él.-- Siento que me veas así...

--No me molesta, también soy hombre, ¿no?

--rió -- sí, lo eres.

Se puso su camisa y yo la verdad: el que estuviera así me puso horny pero lo ignoré y traté de ocultar un poco mi baja erección que estaba bajo mis pantalones.

--¿pasa algo?-- Se acercó lentamente a mí.

--No.

Él ya tenía su camisa puesta, era una blanca de franjas verticales rojas muy deljadas y casi no se notaban.

--Bien... sigamos con tu sesión.

Who Cares? -♡[McLennon]♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora