Llegué a mi apartamento, dejé mi mochila, mi abrigo, mis zapatos y mis llaves. Me dirigí al calentandor y lo encendí para poder relajarme sobre mi sofá. Tomé mi guitarra para poder tocar una canción y relajarme un poco.
Cerré mis ojos mientras tocaba mi guitarra cuando de pronto recordé la carta que May me dio, la cuál estaba en mi mochila. La curiosidad me empezó a carcomer por lo que me levanté y me decidí por sacar la carta para poder leerla.
El sobre era blanco con un sticker de flor pegado en la esquina donde se abre la carta. Me dirigí a mi mesa del comedor para tomar un abrecartas —el cuál fue un regalo de mi tío George— Empecé a abrir la carta con cuidado de no dañar la hoja. Saqué la hoja para dedicarme a leerla:
Querido John. ✿ ✧*。♡
Sé perfectamente que no hemos entablado muchas conversaciones durante el semestre, pero quería decirte que desde que te conocí me he dado cuenta lo que es ser feliz. La vez que trabajamos juntos en equipo, cuando me dejaste el último trozo de pay de limón en la cafetería. Todos esos detalles me hicieron sentir feliz.
Siempre noto que eres alguien bastante serio y a veces siento que soy molesta, pero siempre sin importar qué eres amable conmigo, lo cual agradezco. El fin de esta carta es decirte que me gustaría mucho invitarte a salir, siento que es algo extraño posiblemente pero de verdad me encantaría conocerte, John Lennon.
Al terminar de leer la carta no sabía exactamente qué pensar, me sentía bastante halagado y hasta algo contento.
No entendía el porqué de esa felicidad pero me dediqué a sonreír ligeramente.
—John, te tengo un regalo.
Era Paul, estábamos sentados en su oficina en completo silencio hasta que dijo esa frase. Mi curiosidad incrementó cuando ví que sacó de un cajón que había en su escritorio una pequeña tarjeta.
—Ten—me lo entregó.
Era aquella foto que nos tomamos el día de su boda, ya había olvidado tal imágen pero en cuanto la ví recordé todo eso, también recordé la pequeña plática que tuvimos antes de eso. La nostalgia vino a mí, la intenté disimular, pero resultaba terriblemente imposible.
—No recordaba esto...¿Es para mí?—dije.
—Sí, lo es. Días después de la boda mandé a revelar todas las fotos que tomé, guardé esa sin que Nancy se diera cuenta—rió débilmente.
—Gracias, es un lindo detalle.—Le sonreí.El día transcurría normal, la incomodidad que había desde un inicio se iba poco a poco. Logramos mantener conversaciones normales entre él y yo, era agradable y ameno. Aunque algo dentro de mí mantenía un pequeño interés en él, por mi bien decidí que no le daría cuerda a ese sentimiento.
—¿Cómo te va en la universidad?
—Me va bien, hay cosas buenas y cosas malas, ya sabes. Sigo extrañando la preparatoria pero no quién era en ese tiempo.
—Sí, lo entiendo bien, yo también extraño trabajar ahí.Seguía tecleando en su computadora. La pantalla se reflejaba en sus lentes, se los quitó para tallar sus bonitos ojos, me miró y me dedicó una tierna sonrisa. Sin pensarlo se la devolví.
—Ya acabé, al fin.—Dijo mientras estiraba su cuerpo.
—Me alegro por ti. Yo aún tengo que terminar este pequeño reporte, pero lo vale.
—Oye, John, ¿Podría hacerte una pregunta personal?Eso llamó mi atención, cuando me preguntaban para hacerme alguna pregunta me ponía en alerta, intrigado asentí.
—¿Por qué estás estudiando psicología?
Me quedé callado unos instantes, miré al vacío mientras pensaba en las mejores palabras para formular bien mi respuesta.
—Pues... Si te soy sincero, me inspiraste, me hiciste crecer como persona y yo quisiera hacer lo mismo con los demás, aunque claro, respetando la relación terapeuta-paciente.
Aquél ultimo comentario pareció no ser del todo de su agrado, por lo que la pequeña sonrisa que se formó al inicio desapareció.
—Lo siento, no debí decir eso.
—No, está bien, tienes razón.
—¡Pero todos cometemos errores! Yo cometí el error de enamorarme de ti.Formó una sonrisa, pero una extraña, como si aquella frase no fuera del todo algo agradable para él. Se levantó de su asiento, se estiró y me preguntó que si no quería salir a caminar con él por la escuela.
Accedí, nos levantamos y fuimos a caminar por unos momentos. El espacio abierto de la prepa era bonito, había bancos, una cafetería pero en su mayoría habían árboles y muchas áreas verdes.
El espacio estaba vacío, todos estaban en clases, éramos sólo él y yo.
—Paul, lo que dijiste de empezar a conocernos nuevamente me agradó, ¿Por qué no me hablas de ti?
—¿De mí? Bueno, sí he cambiado bastante desde que estaba en la prepa. Quiero decir, mi líbido bajó, controlo un poco más mis emociones, a veces no controlo mi enojo pero voy bien, tengo ayuda psiquiátrica, tomo medicamento para la depresión y para el poco control emocional.
—¡Vaya! Me alegra muchísimo saber eso, sí te noto cambiado, me siento orgulloso de tí.Aún no entendía bien el efecto que hacía Paul en mí, sus palabras, los sonidos que él hacía cuando reía o comía, las arrugas de su rostro y las pequeñas canas que salían de su cabello y rostro.
Me sorprendía por cuánto tiempo podía estar enamorado de una sola persona por más de nueve años y sin siquiera tener algún contacto. Claro, había momentos en los que lo superaba pero el primer amor jamás se olvida.
—¿Qué hay de ti, Paul?
—Pues lo que ya sabes, me casé, viene un bebé en camino, nos mudamos de nuevo a Liverpool por problemas económicos. En realidad, si te soy sincero, no creo que sea buena idea lo del bebé, pero bueno, ya está el bebé y pues, siempre será un gusto para mí mis hijos. Mary ya creció bastante, tiene 13 años, parece como si hubiera Sido ayer que tenía 4 años y solía quedarse en mi despacho.Le sonreí mientras seguíamos caminando, el sol y la pequeña brisa nos acompañaba. Ambos nos miramos a los ojos mientras sonreímos, cómo en los viejos tiempos.
—¿No te sorprende cómo es la vida?
—¿Por qué lo dices?
—Que justamente, de todos los psicólogos que hay en Liverpool, la vida me pone a trabajar contigo, a veces me gusta pensar que las cosas pasan por algo.Se detuvo de ipso facto, a lo que yo también me detuve. Miré atrás para verlo, me dijo:
—John, siento que nuestra historia aún no acaba.
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Who Cares? -♡[McLennon]♡
Fiksi PenggemarJohn, un muchacho problemático de 17 años siente una fuerte atracción por el psicólogo de su colegio. John hará lo posible para poder estar a su lado, pero lo que no sabe son las consecuencias que eso conlleva. ¿podrá ser capaz de estar a su lado?