Who Cares? -♡[McLennon]♡

#1.8

Estaba sentado en la cama de Yoko, la cual estaba pegada a la pared con algunos pósters de bandas o pintores. Ella estaba sobre mí, nos estábamos besando lujiriosamente, estaba rosando su vagina en mi pene el cual estaba erecto.

--Si sigues haciendo eso me voy a correr...--susurré, ya que en la otra habitación estaba una compañera de apartamento.

--Eso quiero.

Seguimos besándonos, yo tocaba cada parte de su cuerpo y lo apretaba, aunque no había nada realmente.

--Oh...John, me pones tan...

La callé con un beso. La empujé en la cama y empecé a besar todo su pecho. Ella hizo un movimiento el cual consistía en que ella quedaba sobre mí.

Extrañamente pensé en Paul cuando lo hizo.

Empezó a besarme y yo seguía pensando en Paul. Ella bajó hasta mi pantalón en medio de besos desenfrenados. Apretó mi erección, abrió mi pantalón y sacó mi pene el cual chorreaba preseminal, mi respiración estaba al mil ya que no quería que la chica de a lado nos escuchara. Lo metió a su boca y empezó a succionar fuertemente, era muy buena en eso, ya lo había hecho algunas veces con ella pero nunca habíamos tenido sexo. Extrañamente nunca se me a ocurrido pedirle que sea mi novia, ella decía que era tonto.

--Ahh...

Cerré mis ojos, lo estaba disfrutando realmente. Otra vez empecé a imaginar que quien me daba la mamada era Paul. Puse mi mano en su cabeza aún con los ojos cerrados. Trataba de evadir que quien pensaba era en Paul pero era inevitable ya que el sólo pensar en eso hacía que mi pene se endureciera más, era excitante pensar en la cara de Paul dándome un oral, o simplemente que el me pemetrara era algo que me encantaba y no quería admitir. Imaginar a Paul moviendo sus caderas fuertemente hacia mi y los sonidos bruscos que provocaría me hacían sentir una excitación increíble.

--Ah....Lo haces tan bien...Paul...

--¿¡Qué!?--se separó al instante.--¿¡Paul!?--No sé como no me dejó sordo.

--¡Nada!--Me aparté rápidamente y nervioso.

Estaba jodido, se levantó de la cama en medio de lágrimas y con una cara rojiza y no por excitación. Me empujó y se alejó dándome la espalda dando a entender que estaba llorando.

Llorando por mi culpa.

--Vete de aquí, no quiero volver a verte.

--¡Yoko! Puedo explicarte.

--¿quién es Paul?

--Mi...

--¿¡Tu qué?!? ¡Habla ya! Me desesperas.

--¡Es mi psicólogo! ¿¡Sí!?

--¡Eres un maldito enfermo!--tomó una almohada y me empezó a golpear lo que provocó que me levantara rápidamente de la cama con el pene de fuera.

--¡Tranquila!

--¡No quiero verte otra vez! ¡Largo!

--Yoko, fue un accidente solamente. En serio perdón.

Dije mientras guardaba mi pene--el cual ya no estaba erecto-- en mi pantalón otra vez.

Salí de la habitación, volví a verla por la puerta y esta estaba muy molesta, era obvio.

--Yoko, dis-

No me dejó terminar, cerró la puerta en mi cara.

♡♡♡

--Genial, ahora me dolerán los testículos. ¿por qué tenía que arruinarlo?

Estaba sentado en un Banco de el parque principal. Mis Palmas estaban apoyando mi cabeza y mis codos en mis rodillas. Estaba molesto, mi estupidez hizo que tuviera un dolor testícular.

Ah, y perder a Yoko.

--¿John?

Esa voz era reconocida para mí, volteé a mi derecha y noté a un chico muy lindo de cabello negro agarrado de una niña pequeña y rubia, ambos sostenían un helado.

--Paul, ¿qué haces aquí?

--Pues, traje a mi hija pequeña por un helado.

--¿y tu prometida?

--¿Nancy? Bien, gracias por preguntar.

Mary jaló el pantalón de Paul, este bajó a su altura y Mary susurró algo a su oído.

Paul rió.

--Sí, está bien, puedes pero no vayas tan lejos, y donde pueda verte.

La niña salió corriendo feliz hacía unos juegos que habían al frente.

--¿Puedo sentarme?

--¿Ah? Claro...

Se sentó a mi lado y este miraba a su hija con una sonrisa hermosa y con un brillo en los ojos.

--Es hermosa, ¿no lo crees?

--Sí, lo es...--yo lo estaba mirando a él.

--Sólo que cuando crezca ni pienses que te dejaré salir con ella.--rió aún más.

--¿Qué? No, es muy pequeña, además ya tengo interés en alguien más.

--¿Yoko?

--En realidad ya no hablo con ella desde...hoy.

--¿por qué?--me miró a los ojos fijamente.

--Pues, es algo que no quiero contar, es tonto e incómodo.

--Sabes que puedes hablar conmigo de lo que quieras cuando quieras.--me tomó de la mano y yo me puse muy nervioso.

--Este....claro.

--¿quieres un helado?

--No tengo dinero.

--Te pregunté si querías uno, no si podías comprarlo.

--El que lo quiera no significa que lo tendré tan fácil.

--Niño, pienso compártelo.

--No gracias.

--¿De qué sabor?

--Que no.

Me miró con una sonrisa, yo estaba muy nervioso aún, su sonrisa era de "yo sé bien que quieres". Podía ver el reflejo de las hojas del árbol que estaba detrás nuestro haciendo casi sombra.

--Chocolate.