capítulo 1

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Observaba mis cuadernos queriendo estudiar pero el sueño se estaba apoderando de mí, hasta que no pude contenerme más y caí dormida en mi escritorio.

Me despierto de repente, sentía mi cuerpo mojado y frío; era obvio cuando vi a mi madre con un vaso en su mano.

—Pe-pero ¿qué haces?—. Tartamudeo un poco por el frío que todavía siento en el cuerpo.

—Te dije que estudiaras, ¿pero, que te encuentro haciendo? Durmiendo—. Su voz subía de tono cada vez más... esto iba a pelea seguro. — Sabes que—. decía con la mandíbula apretada.— intenta estudiar, por favor—.

Salió de la habitación cerrado la puerta de un portazo, mi mamá tenía razón tenía que esforzarme tendría que hacerlo para ser alguien en la vida y lo haría «pero, ¿cómo? Si tan solo mirar un cuaderno o oír las clases me aburro. ¿que haré?» Pensé.

Salí de mi habitación directo al baño para secarme la cara y quitarme la ropa, para  después cambiarme. Una vez terminé de sacarme el cuerpo salí del baño en ropa interior -una ventaja de vivir sola con mi mamá es que puedo andar desnuda por la casa sin miedo a que alguien me diga algo o me sintiera acosada-.

Entre a mi habitación y cerré la puerta. Volteé y me encontré con una chica de mi colegio; Mariana «pero, ¿qué hace aquí?» Pensé y grité.

— ¿Tú?, ¿qué haces aquí?—. La miré con furia, no tendría por qué estar en mi casa y menos en mi habitación y menos si estoy en... ropa interior. Mierda. — date la puta vuelta y finge que no me has visto—. Ella obedeció y yo abrí algunos cajones para ponerme algo de ropa.— Ya puedes voltear y ahora explicame ¿cómo has entrado a mi habitación? Y más importante ¿qué haces aquí?—.

— Bueno, primero disculparme por entrar en tu habitación sin que estuvieras presente y segundo tu madre me dejó entrar—. Por qué no me sorprende.— dice que tienes que mejorar tus notas y que necesitas a un tutor o tutora, así que se puso en contacto conmigo para ayudarte—. Me ofreció una hermosa sonrisa.

—Ya, no me sorprende lo que ha hecho. Odio que me controle, yo puedo hacerlo sola— solté indignada.

—Según lo que ella me dijo es que no más abriste tus cuadernos ya estabas cerrando los ojos—. Alzó su cejas para después soltar una pequeña carcajada.

—¿Te estas burlando de mí?— me miró y puso sus ojos en blanco.— Vale ya, ¿no?, Vienes a ayudarme y te estás burlando de mí—. La verdad es que ella era una de las chicas más tímida de salón, tenía muy pocos amigos y jamás me había dirigido la palabra, pero ahora no parecía tan tímida más bien parece intimidante.

—Bien, vamos a estudiar—. Se sentó en la cama y de su mochila agarró algunos cuadernos. — Que tal si empezamos con... Matemáticas— me miró con inocencia batiendo sus pestañas. Como era posible que pudiera convertirse de una persona intimidante a una tierna en segundos, no lo podía creer.

—Bien—. Dije y agarré la única silla que se encontraba en la habitación y me senté en frente de ella para que pudiera explicarme.

Habíamos repasado varios temas y ya estaba cansada, creo que hasta se me estaba olvidándome de lo primero que me enseñó.

—Entonces una vez que tengamos estos  resultados podremos hacer la fórmula, la cual nos dice que...—. La interrumpí.

—Ya, ya, no puedo guardar tanta información en mi cerebro en un solo día, dejemos esto aquí, tú te vas, yo descanso de las matemáticas y tu descansas de mi  ¿te parece?—. Dudó pero terminó aceptando. — Bien, ya puedes irte—.

Señale la puerta y ella metió él cuaderno en su mochila y después la agarró dirigiéndose  a la puerta para irse. No dijo nada simplemente se fue y se lo agradecí mentalmente, arregle la pieza y Alisté los cuadernos que me correspondía para el día siguiente, los guarde en la mochila y salté a la cama y empecé a cerrar mis ojos.

...

Comencé a abrir mis ojos despacio, y empecé a buscar mi celular con la mirada: quería a pagar la alarma aunque me gustaba la canción que estaba sonando «Miss you de Louis Tomlinson». Mi celular seguía sonando y no sabía de dónde venía el ruido tuve que levantarme para poder buscarlo mejor; lo encontré debajo de la cama y simplemente apagué la alarma y mire la hora «las 5:00 a.m, debería irme a bañar» pensé.

Agarré el uniforme, la toalla y ropa interior para salir así de mi pieza y dirigirme al baño. Me tarde poco más de 18 minutos en salir, ya sólo me faltaba desayunar y peinarme.

Bajé las escaleras y me encontré con mi mamá muy feliz haciendo el desayuno. Me miró y dijo:

—Buenos días—. Y me entregó el plato con el desayuno.

—Buenos días— respondí.

Una vez acabado mi desayuno me lave los dientes y me dispuse a salir de la casa para dirigirme al colegio. Me despedí y sin más salí de la casa.

Cuando llegué saludé a algunos chicos que aún se encontraban por fuera del colegio, eran chicos agradables a mi parecer aunque un poco problemáticos. Entré al colegio; había llegado más temprano de lo habitual, así que empecé a caminar despacio por los pequeños pasillos del colegio  hasta dar con mi salón. Entre y como de costumbre todos estaba o corriendo o tirando papelitos «Estos chicos nunca van a madurar». Llegué a mi puesto y me senté, colgué mi mochila delante mío en la silla de mi mejor amiga y la única en la que confiaba; Laura.

—Hola Lore, ¿Cómo estás? —. MI amiga se acercó para darme un beso en la mejilla como es de costumbre y se sentó en su puesto mirándome esperando una respuesta.

—Hola, pues que te digo por las notas mi mamá me puso un tutor, y me dijo que si no mejoraba para el siguiente periodo me quitaría el viaje de vacaciones y eso me tienen muy molesta—. Hice una mueca de disgusto.

—En serio que mal. Pero hablaste de un tutor ojalá esté bueno— habló con cierto morbo.

—Eh, calmate que ni siquiera es un chico, sino una chica y no vas a creer quien es—. Mi amiga me miró con extrañeza e hizo un movimiento con sus manos insinuando que continuara.— pues es...— mire a los lados para asegurarme de que nadie estaba oyendo y bajé la voz cuando pronuncié su nombre.

— No te creo, en serio ella te va a ayudar parece muy tímida y la verdad creo que no es buena explicando.

—Eso parece, pero en realidad ayer me intimidó mucho no parecía a la misma que es hoy o los días anteriores.

—Espera, dices que ayer fue a tu casa—. Notaba sorpresa en su mirada.

—Mi mamá la invitó de una vez. Pero bueno solo es esperar que me enseñe bien y que pueda ir al paseo.

Laura iba a hablar pero en ese momento entró la profesora de ciencias para iniciar su clase como un martes habitualmente haría.
Me acomodé y saque mi cuaderno, intentaría poner atención hoy y aprender lo que más pudiera.

mi única excepciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora