capítulo 5

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Ya había pasado una semana desde que Mariana había propuesto el juego de las 20 preguntas, una semana en lo la que la había empezado a conocer mejor.

Me encontraba en clase de Filosofía, una de las materias que más me gustaba y está vez la profesora había propuesto un trabajo en parejas y como Laura se había alejado completamente de mi lado me dirigí al puesto de Mariana, ya que estábamos teniéndonos más confianza por qué no hacer el trabajo juntas.

Me acerqué su puesto y ella me miró atentamente.

-Hola, ¿nos hacemos juntas?- sonreí amistosamente y ella me sonrió de vuelta.

-Claro. Pensé que te harías con Laura, creo que se llama así tu mejor amiga, ¿no?-. Mi sonrisa desapareció al instante y mi mirada se dirigió al piso, de repente ya no me sentí con tanta energía.-Lo siento, veo que ya no son amigas-. Me miró con tristeza.

-No tranquila, sólo no toques ese tema-. Sonreí falsamente y me senté a su lado.

-Bien, entonces hagamos la actividad-. Nos sonreímos recíprocamente hasta que una voz interrumpió ese ¿lindo? momento.

-No puedo creer que dejo a mi amiga por unos momentos y ya se vuelve lesbiana, imagínate que hubiera seguido siendo amiga de ella se enamora de mi-. ¿Laura había dicho eso?, en verdad que ya no la conocía. Estaba detrás de nosotras con Alexandra a su lado que nos miraba con fastidio.

-Menos mal que te alejaste de ella amiga-. Respondió mirándome de arriba para abajo.

-Asco-. Dijo un chico cuya voz no reconocí.

-No, gracias pero no me gusta enamorarme de idiotas faltonas como tú Laura-. Dije muy alto, lo suficiente como para que todo el salón escuchara. Me levanté de mi puesto y la encaré. Los demás empezaron a hacer bullicio y a ponernos cuidado.

-¿Así que sí eres lesbiana?, Interesante.- Me miró con reproché.- Das asco ¿sabías?.

-Y sabías que me importa un pepino lo que tú pienses de mí-. Todos los del salón estaban pendientes de cada uno de nuestros movimientos, ya que la profesora había salido a buscar algún instrumento que le había faltado para su clase.

-Eres una perra- me miró mal.
-Tu argumento no tiene sentido con lo estamos hablando.
-Ojala les dé alguna enfermedad a ti y a tu novia-. Señaló a Mariana quién le sostuvo la mirada sin inmutarse y rápidamente se fue parando.

-Pues dejanos, si somos novias no es tu problema, así que porque no te largas-. Se puso a mi lado aún mirandola con odio.

-Como las odio-. Se dirigió a Mariana y levantó la mano dandole una cachetada. Mariana en ese momento volteó a mirarla y la tumbó y se puso encima de ella para empezar golpearla, en ese momentos estaba haciendo un círculo rápidamente para no perderse nada de la pelea que ese momento se estaba realizando. Reaccioné y agarré del brazo a Mariana y la mandé había atrás, cayó de espalda y yo la ayude a levantarse y me la llevé a una esquina.

-No te rebajes a su nivel-. La miré seriamente.

-Ella fue la que empezó-. Se defendió.- Además, ¿no era tu amiga?-. Podía notar el sarcasmo.

-Tuvimos una pelea, ¿ok?, Ya no somos amigas-. Me jalaron hacia atrás y Laura estaba ya en frente de Mariana, y en un abrir y cerrar de ojos Laura le había mandado un puño a Mariana dejándola en el piso con su labio roto.

-¡Pero que están haciendo!-. La profesora había llegado.- señorita Laura y señorita Mariana me hacen un favor y se van para la coordinación ya-. Laura salió del salón mientras que Mariana intentaba pararse, pero no pudo, así que con cuidado la agarré del brazo y la levanté. Y en un susurro me lo agradeció y se fue para coordinación.

-Todos ustedes se van a sentar en cada uno de sus puestos y me van a escuchar-. Todos rápidamente nos acomodamos y la profesora empezó a hablar de que es lo que teníamos que hacer en los casos que se presentarán de agresión física como el de hoy. Casi nadie le estaba prestando atención y menos yo que estaba preocupándome por Mariana.

Cuando por fin sonó el timbre del final de clases me levanté como otros y guardé mis cosas, no puede evitar guardar las de Mariana y de llevarme su maleta para cuando la encontrara.

Empecé a buscarla entre la multitud de chicos que estaban en los pasillos esperando salir, hasta que la pude divisar casi a la salida, y rápidamente me acerqué.

-Hola-. Saludó con un amague de sonrisa.

-Hola-. Respondí cálidamente-.¿Cómo te fue?.

-Mal, me suspendieron por 3 días como era de esperarse-. Me miró con tristeza.- Jamás había tenido un problema como este.

-Lo siento, fue mi culpa-. Le extendí su maleta, y ella la agarró para ponérsela en un solo hombro.

-Tranquila, no fue tu culpa, sólo que hay mucha gente estúpida en el mundo-. Me dedicó una sonrisa verdadera.

-Bien, pero al menos dejame curar tu labio-. Ella asintió y nos fuimos a mi casa.

Todo fue muy normal y silencioso a la vez pero un silencio cómodo de esos en donde las palabras sobran, solo con la compañía de la otra nos sentíamos bien.

Entramos a la casa y como siempre mi mamá no estaba, así que le dije que se sentara en el sillón y me esperara mientras buscaba algodón y agua oxigenada.

-Ya regresé-. Me acerqué a ella y mojé el algodón con un poco de agua oxigenada.-Esto va a doler un poco-. Le advertí y ella asintió. Acerqué el algodón a su labio y empecé a dar pequeños toques, hizo uno que otro gesto pero nada más. Cuando terminé boté el algodón y me senté a su lado. - ¿Mejor?.

-Sí, y muchas gracias de verdad.

-No hay problema.
-¿Vamos a estudiar?.
-ok, arruinaste el momento.
-Que lindo puchero eh-. Me miró divertida y rápidamente deshice el puchero que sin darme cuenta había hecho.

-Ya. ¿Y si mejor vemos una película?-. Empecé a pestañear rápido para dar un aire a inocencia.

-Bien, pero deja de hacer esos gestos que me ena...-. abrió los ojos con exageración y no termino la frase, note como sus mejillas tornaron de un color rosado y como su actitud había pasado a una vulnerable.- sí-si veamos una película-. Sonrió a medias y subió las escaleras.

-hey, ¿a donde vas?.
-voy al baño.

Subió rápidamente las escaleras, no le di importancia, tal vez era urgente así que preparé todo para ver la película.

mi única excepciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora