Capítulo 8

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Me desperté porque el sol me empezó a pegar en toda la cara y la verdad lo odiaba, así que gire mi cuerpo para darle la espalda.  Todavía con mis ojos cerrados siento la respiración de Mariana en mi cara, y recuerdo que la noche anterior me había abrazado por la cintura. Empiezo a abrir los ojos lentamente cuando me encuentro con su cara justo a unos centímetros de la mía, una parte de mi se quería alejar pero otra parte se quería quedar mirando su hermoso rostro, detallar cada parte de su cara, conocer cada defecto que pudiese tener, aunque eso era imposible pues pareciera que era perfecta.

— ¿Por qué me miras así? —. Su pregunta me agarró por sorpresa que di un pequeño salto, haciendo que sin culpa quedáramos más cerca.—¿Ahora me quieres besar?, porque si es hací no me opongo—. Se acercaba a mi rostro cada vez más, hasta que la parte racional de mi ser me hizo alejarme bruscamente de su cuerpo, acción que me hizo caer al piso.—¿Te encuentras bien? —. Dijo tratando de no soltar aquella risa que se podía notar en su mirada.

—Sí, tranquila no te preocupes —. Le dije con un poco de enojo. Me levante rápidamente y empecé a mirar a donde estaba mi ropa, al encontrarla me dirigí a ella para poder cambiarme.

—No te enojes conmigo, quería besarte pero tú te quitaste y no pude hacerlo—. Se levantó perezosamente de la cama.

—Porque no quiero besarte—. Dije no muy convencida de mis palabras.

—¿Segura? —. Se acerco rápidamente y me acorralo contra una pared y sus brazos a cada lado de mi cabeza. —Porque tus mejillas me dicen otra cosas, tus ojos piden a gritos que te bese aunque quieras convencerte de que no es cierto, tu respiración se aceleró, y sé que tu corazón también. ¿Más pruebas? . —sonrió satisfecha de verme indefensa ante sus palabras y su mirada.

Agache la mirada, no quería verla a los ojos los cuales eran muy penetrantes y hermosos al mismo tiempo. Sentí como si cuerpo se alejaba y levanté la cabeza para verla.

—Si quieres puedes tomar una ducha. —Dijo con desinterés y salió de la habitación. No entendí porque se comportó de ese modo, lo único que me importó fue que ya no tenía su cuerpo tan pegado al mío, porque en ese momento sentí que en cualquier momento me iba a abalanzarme a sus labios y besarla?. Agite mi cabeza de lado a lado y recogí mi ropa para bañarme, tal vez una ducha me haga reflexionar.

...

Al salir de la ducha me coloque la ropa del día anterior y a decir verdad estaba muy distraída, no dejaba de pensar en el hecho de que tal vez y solo tal vez me gustaba Mariana y que por eso había querido besarla.

Sacudí mi cabeza de lado a lado y me terminé de arreglar cuando oigo la puerta y me doy de cuenta de que es Mariana.

—Ya esta listo el desayuno, baja que mi mamá te está esperando. Luego te llevaré a casa—. El tono con que lo había dicho sonaba un tanto frío y eso me hizo pensar que tal vez estaba enfada.

—Esta bien, gracias—. Me dispuse a recoger todo el desorden que había en la pieza mientras que ella se entraba a bañar. Al terminar bajé las escaleras y me encontré a su madre quien me miraba muy sonriente.

—Nena aquí está tu desayuno, espero que lo disfrutes—. Le sonreí de regreso y le di las gracias mientras me sentaba para degustar el desayuno. Al poco rato bajó Mariana con su semblante totalmente diferente ahora sonreía, una sonrisa cálida.

—Gracias mamá—. Dijo mientras tomaba asiento al lado mio.

—De nada hija.

El ambiente se sentía muy tranquilo, nadie hablaba pero no se sentía incomodo, en ese momento las palabras sobraban.

Al terminar el delicioso desayuno le hablé a la mamá de Mariana para agradecerle acción que Mariana repitió. Nos levantamos de la mesa recogimos los platos y nos dispusimos a irnos.

El camino fue algo corto, ya que nos la pasamos hablando de cosas triviales, parecía que su enojo se había ido. Nos despedimos y ella se fue.

Salude a mi mamá y me dirigí a mi habitación en donde cerré la puerta para después recostarme en la cama y pensar lo que había pasado la noche anterior y esta mañana, llegando a la conclusión de que había sido un poco raro el hecho de que Mariana tuviera esos acercamientos hacia mi, esos mismos acercamientos que me hacían sentir extraña pero que a la misma vez me gustaba.

Empecé a pensar que Mariana me gustaba, porque estaba pensando mucho en ella, porque quería besarla, porque quería pasar mucho tiempo con ella, porque me hacía sentir muy bien estando a su lado.

Tal vez por eso me sentía muy nerviosa a su lado y cuando se acercaba mucho, creo que en verdad me gusta, pero en serio ¿me gusta?.

Creo que esa repuesta ya la sé desde hace tiempo. ¿Qué haré?,la verdad creo que la primera vez que me gusta una chica, claro que había visto a otras chicas muy bonitas pero jamás me había acercado a ellas y lo que sucedió con Mariana fue tan raro que no sé cómo llegó a gustarme, pero la verdad no importa, lo único que importa es que me siento bien a su lado.

Me quede pensado más de lo que debería,  llegando a la misma conclusión: me gusta.

mi única excepciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora