Capítulo 29

76 9 0
                                    

El animal que más seres humanos ha matado, es el propio ser humano. Cuando una guerra ocurre, solo te queda matar o morir, pero, por qué las guerras ocurren? Traición, envidia, codicia, egoismo, egocentrismo... Una batalla comienza por el odio, mata al amor, y crea mas odio. Quien nos creemos los humanos para ser superiores los unos a los otros?, Al final todos formamos parte de un mundo que sigue girando, ya sea con o sin nosotros. El poder de nuestra madre naturaleza nos pone a cada uno en su lugar.

Capro y Helia se plantaron solos, en el territorio donde iban a chocar Swadia y Doxidia. El lugar era una pradera entre el pueblo de los Sancenon, que era el más cercano, y el bosque. La pradera apenas tenia arboles. La visión era perfecta.

-No te preocupes, voy a defender todo Doxidia.- Le dijo Capro a Helia.

La chica le observó pensando en qué iba a hacer.

Fue entonces cuando el momento ocurrió. Un mar de catafractos apareció de dentro del bosque, Eran muchisimos, quizas más de los que Capro esperaba. Helia tragó saliba un tanto impresionada y miró al Provinciale.

-Llegó la hora...- dijo Capro mientras su aura comenzó a surgir de manera desmesurada.

Los atacantes se encontraban ya a apenas 100 metros. Eran tantos que ocupaban casi todo el horizonte. De las armas que llevaban los soldados a la espalda, se podia ver un aura de poder. Helia ya asustada seguía esperando la actuación de Capro.

-YO MISMO PROTEGERÉ ESTAS TIERRAS Y A SUS GENTES- gritó Capro.

El líder de los provinciale extendió sus brazos como cuando un ave abre sus alas. En aquel momento su aura brilló más que nunca. Con ese movimiento descargó posiblemente todo el poder que tenía, y formó una barrera hecha de aura que rapidamente se iba extendiendo hasta rodear todo el pueblo de los Sancenon. La altura de la muralla de poder era de unos 20 metros, el color era blanco y reflejaba un poder inmenso. Helia quedó atónita contemplando como semejante cantidad de aura habia salido de aquel hombre. Pero con todo el esfuerzo realizado, Capro cayó al suelo agotado.

-Ha gastado toda su energia en una muralla para un pueblo que ni es el suyo.- Pensó Helia.- Este hombre es distinto a los demás. De verdad es un padre para todos.

Los Swadianos de primera linea al ver aquella escena, entraron en confusión y perdieron un poco la formación. Algunos soldados frenaron por no querer llegar a la barrera, pero algunos otros decidieron enfrentarse a ella. Los que quisieron probar suerte, fueron victimas de una pared completamente impenetrable. El desanimó se notó entonces en las filas invasoras. La muralla era inexpugnable.

-No solo es mi aura... también es la suya... sufriendo embestidas por salvar inocentes.- Susurró Capro agotado.

El lider de los Provinciale cerró los ojos y se dejo llevar por Morfeo. Helia, que había venido a ayudar, decidió quedarse vigilando a Capro y a la muralla, por si cualquier cosa pudiese pasar.

Marc, Celio, Alxhez, Chess, Mogga, Vario y Ergo observaron desde fuera la barrera que había creado Capro.

-Él ya ha cumplido con su parte, ahora nosotros pesquemos a los peces gordos.- dijo Ergo desenfundando su histórica katana.

Santaki, que se había dispersado del ejercito, también contempló la monumental muralla de aura. Estaba sentado en una roca de una colina en el bosque, desde donde el paisaje era magnífico.

Celio estaba en guardia, esperando encontrar algun enemigo, mas lo que no sabia, era que él ya había sido encontrado. Era Venus, camuflada entre las ramas de los altos arboles, con sus inconfundibles ojos enormes observando a Celio detenidamente.

-Él es el de la ultima vez...- Pensó la chica felino- Él me rompió los brazos...

Entonces Venus de forma muy asesina se empezo a debatir si deberia matarlo ahora o luego. La Reina del Norte se notaba un tanto molesta por esto.

-No puedo perder el tiempo, he de encontrar a Vario...- Dijo mientras saltó a otro arbol y se fue con gran agilidad.

Venus ya había avistado a Alxhez  Chess y Marc anteriormente. No les atacó porque su unica misión ahora era encontrar a Vario. Basandose en las posiciones en el mapa de los demás, podia hacerse una idea de que lugares patrullarian los otros, y así encontrar a su presa más rápido.

-Vario... tengo tantas ganas de hacerte ver quien es más fuerte... de hacerte ver que de veras eres un líder ridículo... de demostrarte que yo debería haber sido la líder...- susurraba Venus mientras corría.

Marc chocó su espada contra el suelo y se ergió ante el enemigo.

-Así que a ti no te gusta esconderte.- Dijo el joven ante el enemigo.

-Nunca rehuyo a la batalla, sinceramente me parece el arte mas bello de todos.- Respondió Kapútilo.

-Matar un arte?- preguntó Marc poniendose en guardia.

-Si, para mi es un arte, dejame contarte la historia que siempre cuento a mis víctimas.

Marc le miró extrañado

-Es un arte desde que descubrí su belleza al matar a mis padres.- Dijo el general con voz tenor.

Marc se quedó un poco paralizado al escuchar esas palabras.

-Qué se le pasa a uno por la cabeza para matar a sus padres.- Dijo el joven espadachin con voz desafiante.

-Simplemente necesitaba matarlos. Ellos me dieron la vida, pero que clase de vida era ser esclavizado y azotado para trabajar... Mis padres eran unos monstruos, tanto conmigo como con mis 15 hermanos.- se empezó a notar nostalgia en sus palabras.

Marc continuó escuchando.

-Mis padres solo querian hijos para hacerles trabajar..., lo unico que hice fue acabar con el sufrimiento de mis hermanos.- La voz de Kapútilo se quebró.- Aunque luego ellos me odiaran y me tratasen como a un monstruo.

Marc comenzó a pensar que quizas no era tan distinto a su enemigo, pues a veces dando vueltas nocturnas entre sabanas, también habría querido matar a sus padres que le alejaron de Helia.

DOXIDIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora