16 -No puedo

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Quedaba un mes y medio para que terminara el verano y el director decidió que continuáramos con las escenas finales ya que la protagonista tenía un resfriado y nadie quería ser contagiado.

Entramos en escena, es el bar y la pareja ya pasó por el accidente:

Me acerqué a la mesa y apoyé la bandeja en la mesa para repartir el té que pedía siempre, el azúcar y la tostada.

-¿Me puedo sentar?- Señalé con el índice enfrente de él.
-Sí, claro-. Sonrió y me senté.
-Estoy segura que encontrarás a alguien más-. Coloqué mis manos sobre las suyas, las cuales tenía apoyadas en la mesa y cruzando sus dedos. Le miré a los ojos intentando sentir el momento pero no podía.

-¡Corten!- El director nos hizo parar, parecía enfadado. -¿Qué cojones te pasa? Lo has hecho bien todo hasta ahora.

-Lo siento, es que es mi hermano y me cuesta mirarle con sentimiento. Mayormente le desprecio-. Me quejé.

-En eso le doy la razón-. Me respaldó Dylan.

-¡Pues trabaja en ello!-El director dejó esa parte para el final y seguimos grabando otras escenas, que no eran muchas, pero suficientes para distraernos todo el mes.
Al terminar subimos los dos al auto para ir a su casa como hacíamos todos los días después del trabajo, solo que ese día fue distinto. Un coche se pasó el stop y tuvimos un accidente. Nos entró el pánico, no sabíamos que hacer, no daba tiempo para pensar, íbamos a morir.
Tuve un reflejo que hizo que agarrara el volante y nos desviáramos a la derecha, así estampándonos contra una farola. Los cristales se rompieron y uno de incrustó en el estómago de Dylan y se desangró. Se quedó inconsciente por unos segundos, mi mano le dió bien fuerte en el rostro para mantenerlo desierto, lo último que podía hacer ahora era dormir.

-Vamos hermanito, sigue luchando-. Unos enfermeros aparecieron y escucharon mis palabras. Me asusté.

-Tranquila señorita Dumas, secreto de paciente doctor, nada saldrá de aquí-. Ese chico me revisaba antes de moverme. -¿Cuánto lleva así?

-Unos segundos. Y soy su hermana, pero con otro apellido. Gracias pero creo que estoy bien, el único problema es el trozo de cristal que tiene en el estómago, se desangra-. Insistí.

-Ya lo vemos, pero debemos tener cuidado.

Si hacían un movimiento extraño podría ser peor y Dylan no llegaría a quirófano vivo. Salí ilesa, pero tenía la sensación de estar muriéndome, no podía permitir que se fuera ahora que le quería un poco más. Tenía que hacer algo.

-¿Tienen el mismo grupo sanguíneo?- Me preguntó el mismo enfermero.

-Creo que sí-. No estaba segura así que me hicieron pruebas. Ellos tienen un máximo de bolsas de sangre por paciente y como mi hermano se estaba desangrando, mientras utilizaban las otras bolsas me analizaban la sangre.

-Hemos visto algo extraño en su ADN señorita Dumas-. Necesitaba saber porque decían eso. Me daba miedo la respuesta pero lo necesitaba saber. -Para asegurarme del todo de que tu sangre no fuera rechazada fui más allá de lo habitual...- Me entregó unos papeles pero no entendía nada. -Quién os haya dicho que sois hermanos os ha mentido-. Eso era lo último que me esperaba. Me encontraba de pie en mitad del pasillo donde hay asientos, pero no pude evitarlo, me apoyé en la pared y me agaché hasta el suelo. No sabía qué hacer.
Al menos mi sangre le salvó la vida y por eso ya se encontraba en una habitación esperando a que la anestesia se pasara. Estaría en observación una semana más o menos.

Pasó un día y por fin despertó, le dolía demasiado y pensaban darle calmante, tranquilizante o algo y lo único que podía hacer yo era estar sentada en el sillón de la habitación mordiéndome las uñas y mirando el suelo distraída.
Un almohadón fue arrojado a mi cabeza y me quejé, fue Dylan, al parecer no estaba en la tierra.

No dejes de soñarTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang