La esperanza huele a fresas con chocolate //Komahina//

Capítulo ocho.

En el agua veía ese chico, de contextura delgada, demasiado delgada. Se notaban todos sus huesos, era obvio que pesaba poco, pero lo que más le extrañaba era esa cintura que ese alfa poseía, nunca en su corta vio a un alfa tener una cintura tan fina, ni la suya era tan chica y eso que es omega.

Suspiro cansado. Tener esos pensamientos no eran saludables.

Su rostro era delgado con unos labios medianos y cortos de un toque rosado en comparación a su blanca piel. Mirando la suya que era todo lo contrario, morena por las distintas veces que ha salido a la playa y piscinas sin protector solar.

Esos ojos eran un toque más claro y grisáceo que los suyos y su cabellos. Dios parecía una maldita nube. Le dio risa a tal comparación, pero era la verdad y en la parte baja iba teniendo un color rosa con rojo, algo fascinante en su opinión ¿Será natural? Seguramente, no veía a ese chico como alguien que se tiñera. El cabello blanco es tan raro y llamativo, él no veía la necesidad de ensuciar el color de la pureza con tinturas.

Ese chico era demasiado blanco y delicado, como un omega. Seguramente si lo hubiera visto por la calle creería eso y después cambiaría de pensar al no saber nada de ese tema al no lograr oler ningún aroma, pero ese chico tiene la belleza de uno.

-La de un omega- Susurro para sí mismo para levantarse y sentarse al lado de su hermano.

-Que te tiene en las nubes- Susurro su hermano mientras se daba la vuelta dejando a la vista su espalda y recargar su cuerpo con sus brazos en la orilla de piedra.

-Komaeda- Susurro el nombre del chico para que no le escuchara - Es un alfa que físicamente hablando es único, seguramente las betas femeninas caen por el- Él sabía que los betas tenían el derecho de ir tras otro segundo sexo, pero consideraba una estupidez de que ellos se sintieran mejores porque su pareja es alfa u omega.

- Creo haber escuchado que una chica le intentó coquetear, pero no se percató de eso y además dijo que fue una mala suerte ya que esa chica le incomodaba con solo su mirada. "Que no estaba llena de esperanza, sino de algo sombrío y jugoso". O así lo describió- Agregó el pelinegro. Intentaría ayudar a ese tonto alfa que estaba escondiendo casi todo cuerpo bajo el agua por la vergüenza hacia su hermano. Él pobre se alejo lo suficiente para solo ver a los hermanos hablar entre ellos, pero no entender lo que decían.

- Lo debo admitir, Komaeda tiene una belleza única. Un alfa que parece omega, eso es tan raro y exótico que dejaría loco a todos omega- Recordó a sus compañeros omegas de su ex-colegio que salían entre ellos porque no querían al cliché de alfa. Es que en verdad nadie quiere esos asquerosos alfas de novela donde son celosos, orgullosos y egocéntricos.

-¿Y a ti qué? ¿Acaso el aloca tus hormonas?- Un sonrojo aumentó por esas palabras en el castaño, sus mejillas ya estaban rojizas por la temperatura. Seguro parecían manzanas maduras.

Hinata iba a gritarle a su hermano avergonzado, nunca sintió que se le bajaba las bragas al ver un alfa, en su caso boxers, pero esa escena de peleas entre hermanos fue interrumpida por el grito del peliblanco al ver el rostro de Hinata.

-¿Hinata-kun estas bien? Tienes la cara roja, seguramente el aumento de temperatura te esta haciendo mal, será mejor que te vayas a la cama y te abrigues. Las noches en los valles y montañas son más frías que las de la ciudad- Advirtió asustado, pero se da cuenta de lo que dijo y se asustó- P-pero no debes hacerme caso, Tú tienes todo el derecho de hacer lo que quieras, pero por favor cuida de tu cuerpo- Dijo nervioso y con ganas de matarse otra vez ahogado.

Esto provocó sorpresa en el omega, si ese chico no era nada a un alfa y por una extraña razón se sintió feliz.

Al parecer ese chico se llevara bien con él.

:D 

;D

Al fin ya se van a hablar más seguido.

Se despide Agridulce para ponerce a escribir Nagikaru -desaparece-*-*-*-*.