Capítulo veinte.

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Hinata se miraba en el espejo, de pies a cabeza

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Hinata se miraba en el espejo, de pies a cabeza. Mirando cualquier detalle que podría arruinar su cita, una cita romántica que de la nada fue propuesta y en una tarde mientras pensaba que sería mejor entre un restaurante o karaoke. Komaeda le pidió decidir el lugar de cita, que tenía uno en mente solo para ellos dos. Eso provocó que el corazón de Hinata explotara ¿Qué planea ese alfa que robo su corazón?

Suspirando enamorado decidió ver atreves de la ventana para estar atento cuando llegara Nagito, vaya su sorpresa fue apenas dar una mirada hacia la ventana ver a su flechazo mirando atentamente su casa, pero sin dar un paso, notando la reacción de su rostro Hinata podía dar una hipótesis.

Ese alfa estaba nervioso y eso solo provocaba que la esperanza de ser correspondido creciera y no el simple hecho de que aceptó la cita porque eran mejores amigos.

-Mamá ya voy saliendo- Gritó Hinata mientras se despedía de su madre que lo miro atentamente y al notar esas fuertes feromonas salir de su hijo no pudo evitar alegrarse de lo que su hijo sentía en ese instante.

Y al verlo cerrar esa puerta la omega adulta solo espero que su pequeño cachorro haya elegido al correcto.

Al salir Hinata no apartó su vista de la ropa de Komaeda, se notaba que quería andar cómodo, igual que el sinceramente y eso le alegró al omega ya que no esperaba que fuera al final una salida a un restaurante caro porque si no, su ropa hubiera sido una vergüenza y no quería parecer un estúpido al frente de su platónico.

-Buenos días Nagito- Saludo el joven de cabellos castaños que miraba de forma acaramelada a su acompañante.

-Buenos días a ti Hajime-kun, me alegra que hayas dejado elegir el lugar de nuestra cita- Logro decir el alfa son tartamudeo, practicar en frente de las imágenes de Hinata sirvieron.

-Sobre eso ¿A dónde me llevaras?- Preguntó ansioso.

-¿Recuerdas la fecha de hoy?- Ante esa pregunta el menor solo miro raro a su mejor amigo - Veinticinco de marzo- Y eso fue suficiente para que el omega abriera los ojos con sorpresa y un sonrojo.

Ese lugar era común para salir en citas de enamorados y familias, aunque actualmente van siempre amigos a ver los cerezos caer juntos, pero si cuentas que son solo dos. Él y Nagito, el escenario era lo suficiente romántico y eso solo alegraba al omega que lo demostraba en su aroma relajando al alfa por saber que su elección era correcta.

Le debía una a Naegi.

-Y ¿Cómo se te ocurrió el lugar?- Pregunto Hinata, ya que él se había olvidado completamente de que los cerezos florecieron pronto.

-Naegi-kun me ayudó, fue una gran suerte encontrármelo la semana pasada- Admitió Nagito, ya habían llegado al lugar que estaba lleno de adolescentes.

Hinata al saber que su flechazo se llevaba bien con su cuñado le alegraba, sentía que serían una familia muy unida y comunicativa si al final Komaeda aceptara formar parte de ella. Con solo pensarlo eso provocaba que el castaño suspirara de una forma rara para relajar sus sonrojos y nervios. Ese alfa lo tenía loco, pero aun debía tener orgullo ¿Verdad?

-Makoto-kun eligió bien entonces- Dijo de forma seria, al darse cuenta como lo dijo, como si no valorara el esfuerzo de Komaeda fue suficiente para sentirse estúpido.

Pero su orgullo no le dejaba torcer sus palabras.

-Sí, Makoto-kun sabe elegir bien- Afirmó otra vez mientras se sentaba bajo un árbol mientras se pegaba mentalmente.

Nagito hace lo mismo que Hajime y en ese instante el de cabellos castaños se percató de la mochila que llevaba su acompañante. Unas telas cubrían un gran bento de color verde con cerezos blancos.

-¿Tu cocinaste esto?- Hinata no sabía qué pensar, sabía de la mala fama culinaria de Komaeda, pero no quería ser un mal agradecido al no comer lo que trajo su tal vez futuro alfa.

-No, fue Nanami-chan, ella sabe cocinar- Informó logrando quitarle el miedo al omega - Si lo hubiera hecho yo seria sobre todo tóxico y no quiero que mueras por mi mala suerte en el campo culinario- Admitió mientras abría el primer tope.

Grande fue su sorpresa al ver que era el de arroz y al medio había un corazón de arroz con colorante rosa suave. Hinata miró incrédulo el contenido y solo pudo mirar avergonzado a otro lado, pero al recordar que lo hizo Nanami solo pudo sentir que decirle sobre su gusto hacia Nagito fue mala idea, pero al ver esos ojos mirándolo preocupado le provocó sentir como si intentara disculparse por si lo incomodara por ese suceso. Cuando Komaeda iba a hablar para disculpar la acción de su mejor amiga sintió una fresca ventisca.

Una ventisca vino moviendo las flores y soltándose, llamando la atención de las demás personas a su alrededor, dejando el momento perfecto para declararse y eso intento Nagito, pero Hinata lo interrumpido de forma repentina dejando al alfa vagando en su cabeza por unos segundos hasta que se dio cuenta que el omega estaba sacando unas flores que cayeron en su cabello.

Ver como ese hermoso rostro miraba atentamente su cabello para sacar cada pétalo que quedó atrapado en sus locos cabellos. Tan concentrado y el tan perdido ante él.

-Hajime me encantas- Eso llamó la atención del chico omega que solo miro al alfa de forma sorpresiva.

Noto como el ambiente entre los dos cambio, sabía que se estaba convirtiendo en un momento perfecto y no iba a negar lo que siente por su orgullo esta vez en el día y con un suspiro que se llevó todos sus temores dijo las palabras más dulces y esta vez no iba a negarlas.

-A mí me encanta que seas una flor de cerezo, me imagino que ese es tu olor. Me encantaría olerlo- Soltó con felicidad dejando que su olor llenara los pulmones de su alfa.

-Entonces ese es mi olor- Sonrió con felicidad al imaginar a su omega desear oler su aroma.

Sus ojos verdes grisáceos miraban con amor a su omega que tenía hasta sus orejas rojas, pero intentaba mantener su rostro relajado para no sentir que estaba haciendo una cara vergonzosa. Komaeda sintió que debía hacer algo, algo para relajar a su omega.

Que hermoso fue sentir esos labios sobre los suyos mientras sentía que era envuelto por el olor a fresas dulces con chocolate a su alrededor mientras con sus ojos verde suave veía el mejor escenario junto a su amado. El beso continúo de forma dulce, inocente y sencillo como la flor, solo se dejaban fluir entre ellos.

Cuando su omega abrió los ojos después del beso sonrió feliz de todo ese suceso, al fin serian felices esas dos almas. Los destinados al fin se conectaron.

Ultimo capitulo, por mi santa pichula mi historia se acabo ;v;

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Ultimo capitulo, por mi santa pichula mi historia se acabo ;v;.

Solo queda el epilogo que lo subo mañana y unas curiosidades.

Pero tranquilos, estoy preparando una historia Komahina, mejor dicho una historia y un one-short.

Pero la cosa es que... La historia es de chicas magicas, ya pueden imaginarse las risas que suelto al escribir.

Y con eso me despido, nos leemos luego.

La esperanza huele a fresas con chocolate //Komahina//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora