EL ÚLTIMO REY (Saga de Tren Infernal - VI)

Capítulo V

El malvado y fuerte Ringhio Seidita, Mirton Sabogh, mandó a que los arrastraran por todo el suelo hasta la parte Central de su Nave, en donde los demás Foroxs que tripulaban con el Líder Mayor de los criminales en todo el Universo. Entonces, al verlos frente a él, dijo unas palabras a todos sus Forox que anhelaban la ganancia que de todo esto sacarían. Mirton tenía entre sus fuertes brazos, el cofre de vidrio con las concentraciones dentro, después de eso las guardó en un lugar seguro que sólo él sabía. Luego, retornó al lugar y dijo un corto discurso que había improvisado en la llegada de los fugitivos:

- ¡Henos todos aquí, frente a los últimos dos herederos!- comenzó-, aquellos que nos habían saqueado de nuestro almacenaje en Asteronaid el único, preciado y poderoso híper propulsor que habíamos llegado a tener en un momento. Luego, hicimos un trato en que yo le ofrecería mi ayuda para detener los planes de Mohdark y darles ventaja a las fuerzas opositoras, a cambio de mi libertad y un pago simbólico por mis buenas hazañas. ¡Creen que por su fracaso, yo también debo de pagar por sus faltas! Me engañaron sobre toda justicia que me merecía. Ellos no son herederos, ellos son ¡fraude! Lamentablemente nosotros no podremos verlos morir, ya que La Oscuridad nos dará mejores ganancias si los entregamos vivos. ¡Son unos tontos, además! Creyeron en un Lumiciano con expedientes antiguos de Forox, mientras que La Oscuridad nos había informado a todos nosotros para buscar a sus preciados enemigos y fugitivos. Al menos, podremos darle el sufrimiento que merecen por los dolores económicos que me causaron. Desde ahora, iniciará un ritual de sangre y sufrimiento continuo, ¡de venganza!, por lo hecho.

- ¡Alto, Mirton!- le exclama Onotomia- Ese híper propulsor que mencionas, lo robaste de Gralentine, nosotros recuperábamos lo que era nuestro. Tú te lo llevaste cuando atracaste mi Estación Espacial, y dices que era tuyo y sólo tuyo. Confieso que eres un hipócrita mentiroso- al oír estas palabras, el Ringhio Seidita pide a uno de sus guardias Forox que le dé una descarga eléctrica para hacerla callar, y seguidamente se la hace al resto de ellos.

- Ahora, Onotomia- le contesta Mirton- yo también recupero lo mío, el dinero que no me habían pagado. No aceptaré como excusa su pérdida de esa tonta guerra, de la cual ya no me interesa un comino, sólo estoy interesado en mi bienestar en los próximos tiempos, es por eso que los entregaré a ese Dios Oscuro por una causa aún mayor, reconstruir mi alianza con Mohdark y su Majestad, para poder disfrutar de valiosos lujos durante toda mi vida.

- ¡Los Asonados te pueden dar todo lo que quieras, te lo aseguro!- le indica Rudolph, intentando entrar en razón con él- ¡ellos pueden darte todo lo que tú necesites y más! Te recompensaremos por la tardanza, pero por favor no nos entregues a La Oscuridad. Tarde o temprano este Régimen te va a afectar a ti y al resto de tu Ejército de Forox. Puedes dejarnos escapar o quemar las últimas esperanzas que tiene el Universo para la paz y le orden.

- ¡Más mentiras!- responde Mirton- Los Asonados jamás podrán pagarme la enorme recompensa que me deben. No creo que sus opositores tengan un pago mayor a 2 millones de Reinas- comentó produciendo una increíble reacción en Onotomia, ella no podía creer esa gran cantidad de dinero que le pagarían- ¡No haya nada que me detengan de hacer lo que en verdad quiero! Además, si un Nuevo Consejo se inaugura en el Universo me perseguirán por el resto de mi vida, hasta que acaben con todo los Forox de las Galaxias.

Ninguno de los fugitivos se dignó a seguir contestando. Mirton mandó a sus guardias para que se llevaran a sus prisioneros a los calabozos donde los harían sufrir en demasía, él quería verlos desde una cámara especial que lo podría observar desde su puente de mando. Había enviado a dirigir todos los aparatos con los que le haría daño. Los prisioneros le dijeron una gran cantidad de insultos al Ringhio Seidita que se beneficiaba de todo esto.