Capítulo 4

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Corro a casa, cogiendo el atajo del bosque y me encierro en mi habitación. Abro la mochila dónde se esconde la armadura. La observo parte por parte. No la probaré hasta después.

Escucho que llaman a la puerta.

Abro y es Annabeth.

- Perdóname, perdóname, lo único que quiero es que no hagas ninguna tontería que te perjudique.

Ella entra y cierro la puerta.

- ¿Me guardarás un secreto?

- Claro.

- Vale, no me llames loca, pero... me he colado en el castillo, me he encontrado con el príncipe y me ha dicho que le caía bien y que había llamado su atención, me quedé como una tonta con las hortalizas el la mano y después le pedí una armadura. Me la dio y me pidió que los machacara a todos en las pruebas y se acordó de mi nombre...

Annabeth se queda con la boca abierta.

- ¿Has hablado con el apuesto príncipe Daryon?

- Sí, fue él quien nos dio las manzanas, el me encontré en el bosque y el que apareció cuando casi guillotinan a Addy.

- Increíble, pero, ¿y si te descubren?

- No lo harán.

O al menos eso espero. Drew pensaba en las consecuencias que esto traerá más que yo, pero ahora no puedo dar marcha atrás.

Le enseño a Annabeth la armadura y le pido que no se lo diga a nadie.

Al irse me dice que irá a verme, ya que todo el pueblo lo hará.

Ya casi es la hora y tengo un largo camino, así que me recojo el pelo y me pongo la armadura.

Solo espero que Drew no me reconozca antes de mi turno.

Una multitud se extiende alrededor de la plaza que se encuentra frente al castillo.

En lo alto de las escaleras están el rey Tord, la reina Isabella y el príncipe Daryon.

Los participantes son pocos, solo unos treinta, de los cuales serán escogidos diez.

Ya han empezado, llego tarde. Atravieso esquivando y empujando a la gente.

Hace calor.

Daryon busca algo, y al momento me mira y sonríe, él es el único que me conoce porque sabe cuál es la armadura que llevo.

- Atención - habla un hombre - ¿quién será los valientes que acompañen al futuro rey a partir de hoy?

Siguen peleando y gana uno.

Así hasta que es el turno de Drew. Lo reconozco por los movimientos de muñeca tan peculiares, él me enseño, así que lo hago igual, apuesto cualquier cosa a que en cuanto empiece a pelear me reconocerá. Pasa la prueba. Se saca el casco y levanta las manos. La gente aplaude.

Es mi turno, estoy algo nerviosa pero camino con paso firme. El hombre que tengo en frente es alto y fuerte. Yo creo que tres o cuatro veces más grande que yo. Puede que yo sea pequeñita, pero él es demasiado grande, cosa que está a mi favor, ya que espero que sea torpe.

En efecto, como suponía, es algo zopenco y le gano con facilidad.

Suponía que ya estaba dentro cuando me piden que luche con otro.

¿Qué? Al resto no le hicieron eso. Deben de creer que soy un "hombre" muy pequeño y que gané por suerte.

Ahora viene lo peor, tengo que enfrentarme a... ¿Drew? ¿Enserio? Nunca le ganaré, él me enseñó todo lo que sé, conoce todos mis movimientos. Y él maneja la espada mejor que yo.

- ¡Qué empiece el duelo! - escucho.

Tengo que ganarle como sea, él ya está dentro. Si pierdo quedaré en ridículo delante de toda esta gente y decepcionaré a Daryon.

Llevamos un rato moviendo nuestras espadas cuando Drew me reconoce.

- Ríndete, por favor - susurra.

- ¡No!

Entonces me caigo al suelo. Pero le doy una patada en su pierna mala (el otro día se cayó y torció el pie, he sido un poco mala, pero si fuera buen hermano me apoyaría), él se queja y lo tiro.

Ha ganado. Pero me siento algo mal. Le tiendo la mano para que se levante, pero me la rechaza.

Nos entregan a cada uno de los ganadores una espada, un escudo y una insignia. Partiremos al amanecer.

Antes de irme a casa, Daryon se acerca a mí y me dice:

- Bien hecho, chica escondida bajo armadura, hasta mañana.

Después busco a Annabeth, aún tengo la armadura puesta.

- Hola - ella me mira extrañada hasta que se da cuenta de que soy yo.

- Ah, lo siento, hola, lo has hecho genial, pero te echaré de menos.

- Ya, pero no te preocupes, los futuros reyes se casarán aquí, así que volveremos a estar juntas.

Mientras hablamos, Alloy se acerca extrañado.

- ¿Por qué hablas con ese? - le pregunta a Annabeth.

¡Qué gracia! ¡Piensa que soy un chico!

- Lo siento - pongo voz masculina - os dejo con esta bella dama.

Annabeth se rie y yo me voy a casa. Menuda me espera...

Abro la puerta, voy a mi habitación y me saco la armadura. Me dirijo a junto Drew.

- ¿Te duele el pie? - le pregunto.

Él está sentado en una silla de brazos cruzados. No me mira.

- Lo siento Drew, pero deberías apoyarme

Se levanta.

- ¿Apoyarte? ¿En serio quieres correr peligro? Diana, eres la única familia que me queda, no quiero que te pase nada. No me lo perdonaría jamás.

- Drew... prefiero vivir una vida corriendo peligros que una aburrida haciendo todos los días lo mismo. Me has cuidado desde pequeñita, y te lo agradezco muchísimo, pero yo realmente quiero hacer esto, no tiene por qué pasarme nada.

Nos abrazamos.

Aún no está muy convencida., pero le enseñaré al mundo que soy capaz de muchas cosas.

Escondida bajo armaduraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora