Capítulo 19

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- Tenéis un minuto.

Los cuatro nos juntamos y empezamos a debatir la respuesta.

Daryon: Dieciocho - Nueve, Catorce - Siete, Ocho - Cuatro, Seis - ...

Ham: Es la mitad de cada número.

Branko: Si fuera la mitad, de seis sería tres y no es correcto.

Mientras que hablan, yo miro al duende, que sigue sonriendo y restregándose las manos en señal de victoria. "Aún no has ganado" pienso.

Me uno a la conversación después de pensar la respuesta.

Xenel: Os quedan treinta segundos.

Yo: ¿Cuántas letras tiene la palabra dieciocho?

Daryon: Nueve.

Yo: ¿Y catorce?

Daryon: Siete.

Yo: ¿Y ocho?

Branko, Ham y Daryon: Cuatro.

Yo: Por lo tanto, no es la mitad, sino el número de letras que tiene la palabra, por eso el espía no pudo entrar.

Xenel: Diez segundos...

Yo: El espía tendría que haber dicho cuatro en vez de seis, porque seis tiene cuatro letras.

Xenel se queda callado, observándome.

Daryon: ¿Y bien? ¿Es correcto?

Xenel: Sí, es correcto. Eres inteligente, he visto lo que has hecho con el dragón, ahora lo has resuelto con rapidez, espero que salgas viva de aquí, tienes mucho que enseñarle al mundo.

Yo: Gracias.

Xenel se aparta para un lado.

Xenel: Ella cogerá la Copa.

Branko: Pero...

Xenel: ¡He dicho que será ella! ¡Como intentes tocar la Copa estaré en tus peores pesadillas!.

Me acerco y la agarro. Está fría.

Yo: ¿Me puedes explicar qué poderes consigue quien beba de ella?

Xenel: ¿Te digo la verdad? Ni yo mismo lo sé. Yo creo que en realidas nadie lo sabe. Todo lo que cuentan son leyendas. Suerte.

Nos despedimos de Xenel.

Al salir por la puerta, igual que con la anterior, esta desaparece.

Todos nos quedamos mirando la Copa que tengo entre mis manos.

Yo: ¿Y ahora qué hacemos?

Daryon se acerca más a mí y entrelazamos nuestras manos.

Daryon: No hay otra salida, solo quedan dos puertas.

Branko: Y solo podemos marcharnos por una.

Daryon: Yo creo que debemos ir por las dos. Las iniciales marcaban las cuatro puertas.

Yo recojo la rosa del suelo y la guardo despacio en un bolsillo. Aún no se ha marchitado, lo que me llama la atención.

Yo: Ahora toca el pájaro. ¿Qué creéis que habrá ahí dentro?

Daryon: El agua con la que tienes que llenar la Copa para beber de ella.

Yo: Vamos.

Entramos y nos damos cuenta que lo que había dibujado en la puerta no era un pájaro, sino una arpía, un desagradable y horrible ser, en parte mujer y en parte buitre.

La parte inferior de su cuerpo y las alas son de buitre, y el torso y la cara de mujer, en concreto de una bruja. Su pelo es grueso, duro y enmarañado, como un estropajo, y tiene los dientes podridos. No lleva ropas y siempre están envueltas en un fétido olor.

Son seres tan sucios que infectan a otros seres al atacarles con sus garras, por lo que escuché.

Su lenguaje se basa en una especie de gritos y cacareos muy desagradables. Sin embargo, las arpías pueden entonar, con bastante gracia, un canto mágico capaz de hechizar a quien lo escuche. Esta canción la usan cuando se ven atrapadas o cuando quieren atraer a viajeros ocasionales hasta su guarida.

Se deleitan molestando a otros seres y animales, sin embargo, son bastante cobardes, sobre todo si se encuentran solas, por lo que suelen huir con frecuencia. A pesar de ello, son muy vengativas y pueden seguir a un enemigo durante kilómetros.

Branko: Esto es peor que el dragón.

Ham: Huele mal...

Daryon me mira como esperando una reacción, pero no sé que hacer.

Me acerco despacio, saludar lo primero.

Yo: Hola.

Chilla. A continuación comienza a cantar.

Daryon se acerca a mí y me pide que me tape los oídos, que ellos la entretiene mientras que yo lleno la Copa.

Ahora están hipnotizados y caminan hacia la arpía.

Yo corro hacia una pequeña fuente que hay al final y lleno la Copa, la espada que tiene dibujada brilla.

Vale, ¿y ahora cómo los ayudo?

Yo: ¡Eh! ¡Hola! ¿Qué haces?

La arpía para de cantar y me mira con esos ojos negros que hace que se te sientas incómoda.

Ella señala la rosa que tengo en la mano, después la Copa y después se señala a ella.

Yo: ¿Qué quieres?

Chilla fuerte. Y agarra a Branko, a Ham y a Daryon.

Yo: Vale, vale, ¿quieres la rosa?

Niega con la cabeza.

Yo: ¿La Copa?

Asiente y se avalanza sobre mí. Intento que no se caiga el contenido de la copa porque la fuente ha parado de funcionar en cuanto la he llenado.

Daryon se acerca y tira de ella para que salga encima de mi. He notado que la rosa que llevo en la mano no le agrada. Será porque huele muy bien.

Yo: ¡Chicos, intentad agarrarla!

Ellos hacen lo que les pido, pero no podrá aguantar por mucho tiempo. Ella abre la boca para gritar, así que se me ocurre una cosa. Le arranco los pétalos a la rosa y se los introduzco en su boca. Entontes sus gritos son más fuertes, pero su fuerza disminuye hasta quedarse quieta.

Se queda en el suelo sentada con la cabeza baja y levanta la mano para abrir mágicamente la puerta por la que habíamos entrado.

Salimos corriendo.

Del tallo de la flor que tengo en mi mano, sale otra vez una rosa.

Increíble.

Daryon: ¡Uf! Bien, ya tenemos todo. Solo queda salir de aquí, y solo queda esa puerta.

Yo: Vamos allá.

Escondida bajo armaduraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora