𝟑

929 53 1
                                    

Las saludé y respondieron mi saludo.

-Su alteza, el joven Charles nos pidió que le dijéramos que su pedido ha sido terminado, pero no queríamos interrumpir el momento con su padre.-Dijo Ophelia, la más joven de mis damas, tan rápido como pudo.

- ¿Tenemos tiempo antes de la clase de administración?

La verdad es que había perdido la noción del tiempo ahí dentro. Rápidamente revisaron la hora y asintieron.

-Tenemos media hora, alteza.

Supuse que estaría en el palacio del sur, donde estaba mi habitación. Lo encontré en la sala de estar, viendo con una pequeña sonrisa las fotos en los estantes.

-Desde pequeña era linda, ¿No crees?

Estaba tan concentrado que ni siquiera se había percatado de mi presencia.

-¡Eli!

-Hola, Charlie.

No es que fuéramos los mejores hermanos del mundo, pero le tenía un gran aprecio. Me permitía a mí misma la informalidad al estar juntos. Recibí un abrazo que se sintió tan cálido como si fuera la primera vez en muchos años.

Su madre siempre fue una buena persona conmigo, y me ha tratado como si fuese su hija desde que mi madre se fue, por lo que siempre he sido más cercana a Charlie. Tiene la misma personalidad de Louisa, es bondadoso y comprensivo, sabe escuchar y también dar buenos consejos. Desde muy pequeño, Charles dejó muy en claro con sus acciones que no quería tener nada que ver con la realeza. Amaba con pasión la pintura, la moda, el arte, y todo a lo que yo no podría dedicarme jamás por más que me gustara.

Es un gran diseñador a sus 16 años. Al principio, la mayoría de la nobleza no lo tomaba muy en serio, pero como muestra de mi apoyo, le pedí que fuera el encargado de confeccionar toda mi ropa. Desde ese momento, ha tenido mucho trabajo por hacer. Por suerte, mis pedidos tienen preferencia.

-Tu ropa esta lista, me tomé la libertad de agregarle algunas cosas.

Me mostró los trajes terminados en los maniquíes que había traído.

-Mira, este tiene un espacio para dagas en el pantalón, y este vestido tiene un pequeño compartimento para más armas.

Era un secreto que nos habíamos esforzado en mantener, el que a la princesa le encantaran las armas, sin éxito, claramente. Siempre tengo una conmigo por si se llegase a ocupar. Adoro el hecho de que no tuve que decirle nada a Charlie, él simplemente lo hizo.

-Tengo que entregar algunas cosas más, nos vemos luego.

Nos despedimos, pero antes de romper el abrazo me dijo que deseaba de todo corazón que yo heredara el trono. Un nudo se formó nuevamente en mí estómago al no saber lo que pasaría, pero antes de que pudiera quejarme, llegó Adler con los libros necesarios para la clase.

°°°°

Los días pasaron más rápido de lo normal a mi parecer. Finalmente el día de la reunión había llegado. Podía parecer exagerado, pero realmente no pude dormir esa noche. Mis damas de compañía me regañaron por eso y tener unas ojeras terribles justo el día en el que mejor debía lucir, ya que estaría con más gente.

Tomé un baño con sales relajantes y pétalos de rosas. Al salir escogí un traje negro con detalles dorados. Para la hora del desayuno, sentía que mi estómago se había cerrado por completo. A las 11:45 a.m. ya me dirigía a la sala de reuniones. Nuevamente me topé a Nicholas, pero esta vez estaba acompañado de su madre.

El Secuestro de La PrincesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora