Día 2: Nalgadas (kamukoma)

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—Ah... —desde que Izuru entró en la habitación, Nagito ya sabía que estaba en problemas— ...Bienvenido a casa, Izzy.

El apodo salió de la boca del albino como un ronroneo, sin embargo ni aquello ni la mirada de inocencia que le dedicó a su novio serían suficientes para apagar la ligera exasperación que se alojaba en los ojos carmesí. Se dio la vuelta para quedar boca abajo en la cama intentando evitar seguir viendo aquella expresión que lo hacía sentir mariposas en el estómago.
Enterró la cara en una de las almohadas sin saber en dónde plantar su mirada, mordió su labio inferior esperando a que Izuru hiciera algún movimiento; a pesar de que actuara arrepentido, había estado esperando a que el azabache llegara a casa y lo castigara. Sabía que nunca haría nada que lo pusiera realmente incómodo, pero aún así no podía evitar sentir algo de nervios cada vez que le jugaba alguna broma.

—Ven aquí —escuchó aquella voz monótona que lograba encender cada interruptor en su cuerpo, y como si se encontrara bajo hipnosis en cuestión de segundos ya se encontraba recostado sobre las piernas de Izuru—. Quiero saber qué te hizo pensar que sería apropiado mandarme esas imágenes mientras estaba en una junta.

—¿Hm? Creí que a Izzy le gustaba verme desnudo. —Algo en el entrecejo fruncido de Izuru le hacía pensar que quizás no era el caso.

—No cuando estoy en una reunión de trabajo. —Sintió como el azabache bajó sus bóxers hasta que quedaron colgando de sus tobillos, al sentir una de las manos ajenas descansando sobre su trasero se estremeció ligeramente.

—¿Hm? Izzy tuvo una erección a mitad de su jun... ¡Aaah!

El primer golpe a su trasero resonó por toda la habitación, provocando que soltara un pequeño grito de sorpresa. No podía decir que le dolía, o más bien, la sensación eléctrica que recorría su espina dorsal era más intensa que el dolor que había dejado su trasero temporalmente rojo.

Una serie de nalgadas siguieron a la primera, y Nagito ya podía sentir su miembro erecto rozando con su estómago. Se aferró a las sábanas blancas de la cama buscando algo en lo que desahogar todo el placer que estaba sintiendo.

—Esto es un castigo, no deberías encontrarlo placentero.

Con su mano libre, Izuru apretó ligeramente la punta de la erección de Nagito, quien no tardó en dejar salir un gemido de protesta.

—I-Izzy... —suplicó en un susurro, mirando a su novio con ojos llorosos.

—Si te follo ahora, ¿vas a comportarte el resto de la semana? —Izuru dejó en paz al miembro de Nagito y se dedicó a acariciar su trasero para intentar aligerar el dolor.

—Hmmm, quizás... —Nagito sonrió con inocencia, levantándose del regazo de Izuru y acomodándose en la cama—...hay que averiguarlo, ¿no?

Kinktober 2019/2021 [18+] 「HinaKoma/KamuKoma」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora