Una vez más, lo que empezó siendo una sesión de besos acalorados después del trabajo se convirtió en toques lascivos, respiraciones agitadas y las piernas de Nagito enredadas en las caderas de Hajime. La ropa de ambos había sido abandonada en una esquina en el suelo, un escenario bastante frecuente para la pareja que ya rozaba su segundo año juntos oficialmente.
—Hajime... hnghh —Nagito arqueó la espalda ante el placer que le otorgaban las manos ajenas sobre sus pezones, acercándose para besar al castaño que parecía demasiado concentrado en lo que hacía— E-Espera...
—¿Hm? —Hajime se detuvo de inmediato, la expresión en su rostro denotando que le preocupaba haber lastimado a su novio de alguna manera.
—Uhm... hoy quiero intentar algo nuevo, ¿si? —Nagito lo miró con timidez, derritiendo el corazón de Hajime de inmediato, que no tardó en asentir y hacer un sonido de afirmación para que el chico continuara hablando— Siempre eres tan amable conmigo pero... me gustaría que intentaras ser un poco brusco hoy... quizás, decirme cosas como... uhm...
Nagito desvió la mirada sintiéndose avergonzado; si bien el albino era conocido por su facilidad de palabra, durante la intimidad no podía evitar tartamudear y dudar de sus palabras, sobre todo al tener a su novio encima suyo de esa forma.
—Bueno, yo... —volvió a hablar después de haber inhalado lentamente para calmarse— a veces, cuando me masturbo te imagino diciéndome que soy patético, o que s-solo sirvo para darte placer, y uhm... eso me excita bastante.
—¿Huh? —Hajime lo miró con una expresión de sorpresa— Eso... ¿no te haría sentir mal? Digo, uhm, estás haciendo un buen trabajo en dejar de pensar cosas negativas sobre ti mismo así que... no quiero contribuir a que esos pensamientos regresen.
—Está bien, te lo estoy pidiendo... —la mano prostética de Nagito hacía pequeños círculos en la espalda de Hajime mientras hablaba— estoy bien con eso, no te preocupes tanto por mí.
—Lo sé, pero... —Hajime acarició los suaves muslos de Nagito mientras encontraba las palabras adecuadas, el contacto hizo al albino suspirar levemente— No me siento cómodo diciéndote esas cosas cuando lo que realmente pienso de ti es...
Los ojos de Nagito brillaron, observando atentamente al castaño con una pequeña sonrisa avergonzada que se transformó en una expresión de sorpresa en cuanto sintió los labios ajenos en su cuello.
—Nagito, pienso que eres increíble, hermoso, eres todo lo que había soñado y más, y realmente te amo demasiado —las palabras fluyeron sin esfuerzo, seguidas de un torrente de besos y mimos que hicieron al albino sonrojar—. Por eso, no puedo decirte ese tipo de cosas, aunque sepa que solo estamos pretendiendo, lo siento.
Nagito no respondió, y Hajime se preocupó por unos instantes hasta que alzó la vista y pudo observar al albino temblando ligeramente, con el rostro oculto por las palmas de sus manos y una erección prominente.
Retiró las manos de Nagito con suavidad, revelando el rostro pálido que se había encendido en rojo; Hajime nunca había visto a Nagito así de sonrojado, supuso que sus múltiples halagos eran la causa.
—Bonito —Hajime susurró contra la mejilla de Nagito antes de depositar un pequeño beso ahí—. Adorable, mi Nagito.
—Hajime... no es justo... —la respiración del albino ya estaba agitada, una sensación cálida y placentera llenaba su pecho y su estómago. Rodeó el cuello de Hajime con los brazos para pegarse más a él— Si dices esa clase de cosas voy a empezar a creérmelas.
—Bien, porque son ciertas —Hajime susurró en su oído antes de bajar una de sus manos a la erección de Nagito, comenzando a masturbarlo lentamente y disfrutando de los pequeños sonidos que le otorgaba—. Eres tan inteligente, Nagito, y tan bueno con todos a tu alrededor, eres perfecto para mí.
—Hnghh Hajime —el albino no pudo seguirle protestando, su mente comenzaba a nublarse con el placer y los halagos—. S-Se siente bien, cuando dices eso.
—¿Hmm? Así que después de todo te gusta que te digan cosas así —siguió masturbándolo, ocasionalmente repartiendo besos y chupetones en su cuello mientras el chico se retorcía de placer.
—Solo si es Hajime quien... ¡Ahn! S-Solo si eres tú quien me trata así —Nagito no pudo contenerse más, dejó algunas lágrimas desbordarse de sus ojos grisáceos, una particularidad suya al sentir demasiado placer, mientras se aferraba al castaño con fuerza.
—Me siento realmente afortunado —Hajime limpió las lágrimas del rostro enrojecido de Nagito con suavidad, un contraste al ritmo acelerado con el que su mano se dedicaba a darle placer—. Tengo a un chico tan adorable como mi novio, tan atento, que se ve tan lindo debajo mío.
—Mmnn... creo que voy a... ¡Ah! —Nagito cerró los ojos tras un movimiento especialmente placentero de la mano de Hajime, éste asintió levemente, comprendiendo a lo que se refería.
—Vamos, córrete para mí —el castaño repartió pequeños besos en el rostro pálido de su novio, aumentando la velocidad a la que su mano subía y bajaba al rededor de su pene—. Te amo, Nagito.
El albino suspiró, sintiéndose cerca del final y con la cabeza dándole vueltas por el trato tan dulce que estaba teniendo Hajime con él. Su cuerpo entero temblaba de placer queriendo liberarse; después de intentar hablar varias veces y solo lograr que gemidos salieran de su boca, por fin pudo articular una oración justo antes de su clímax.
—Y-Yo también... también te amo, Hajime —Nagito se corrió inmediatamente, doblando los dedos de los pies y mordiendo su labio inferior.
Hajime siguió masturbándolo lentamente hasta que su orgasmo concluyó, y se inclinó levemente para plantar un beso en su frente. Antes de que pudiera levantarse para irse a lavar las manos, Nagito tomó uno de sus brazos haciéndolo permanecer sobre él.
—Creo que... esto me agrada más que la idea que tenía antes, ¿podrías hacerlo de nuevo otro día?
Hajime rió levemente, acariciando la cabellera de Nagito con su mano limpia.
—Las veces que quieras.
N/A: Minutos antes de que terminara el día pero les prometí que terminaría esto este año >:D -se muere-