—Haah~
Nagito se desplomó en la cama tan pronto como entró a la habitación, dejando a su cuerpo entero relajarse y comenzar a hundirse en el suave colchón de la cama ajena. Hajime lo observó con exasperación, colocando las mochilas de ambos en el suelo y sentándose en el borde de la cama cerca del albino.
—Estoy exhausto —suspiró Nagito cerrando los ojos con toda intención de quedarse dormido.
—Yo fui el que tuvo que correr por todo el campus para detener tu brillante plan, ¿sabotear los exámenes? ¿En serio?
—¡Los exámenes son injustos! —el chico se sentó en la cama rápidamente, como si el castaño hubiera encendido un interruptor en él— Yo solo quería ayudar, Hinata-kun.
Hajime suspiró acercándose a Nagito para besar su frente con suavidad.
—Lo sé, pero ten más cuidado. Pudiste haber lastimado a alguien, o a ti mismo, amor.
—Hinata-kun...
—Además acabaste todo sudado, ve a ducharte.
—¡Hinata-kun!
El albino rodó sobre el colchón, ocultando su rostro en las suaves almohadas de la cama de Hajime y aspirando el aroma a shampoo de naranja impregnado en ellas.
—Vamos, podemos tomar un paseo después, querías ir a ver las flores en el parque, ¿no? —Hajime tomó su hombro y lo agitó levemente, intentando que su adormilado novio se levantara.
—Mnnnnm... —Nagito se aferró a la almohada, determinado a ignorar los sobornos del castaño y tomar una siesta.
—Te compraré Blue Ram...
Tras esas simples palabras, el albino se levantó de la cama y se dirigió rápidamente al cuarto de baño sin decir nada más. Hajime lo siguió con una media sonrisa en el rostro.
Cuando llegó al pequeño baño Nagito ya estaba en solo sus bóxers, una vista familiar para Hajime pero que seguía haciéndolo sonrojar de sobremanera cada vez, ¿y cómo no hacerlo? El torso desnudo de Nagito lucía tan suave, sus clavículas pronunciadas aún tenían vestigios de chupetones que Hajime le había dejado, y sus pezones rosados eran tan sensibles como se veían. A pesar de su falta de músculos estaba claro que el chico era sumamente atractivo, Hajime se sentía realmente afortunado de ser el único que podía verlo en ese estado.
—Ah, las habitaciones del curso de reserva son realmente patéticas, era de esperarse —Nagito habló sacando al castaño de su trance, examinando el espacio como si fuera un turista—. Esta ducha es minúscula, me sorprende que Hinata-kun quepa aquí.
—¿Qué dices? Si incluso dos personas caben perfectamente bien —Hajime se cruzó de brazos, sus mejillas ligeramente sonrosadas hicieron que Nagito soltara una risita.
—Y sabes eso porque...
—¡H-Hey! ¿Ibas a ducharte o a criticar mi baño?
Tras parar de reírse, Nagito dejó el agua comenzar a correr y entró a la ducha después de quitarse la ropa interior y dejarla en una pila organizada con el resto de su uniforme escolar. Hajime utilizó lo poco de autocontrol que le quedaba para evitar mirar el trasero al aire libre de su novio.