Día 1: Somnofilia (hinakoma)

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Hinata soltó un gran suspiro.

Había pasado un mes desde que la Fundación del Futuro se había instalado formalmente en la isla y, por supuesto, no lo habían dejado descansar ni siquiera un día.
Si no estaba escribiendo reportes sobre la tragedia, estaba reparando alguna de las innecesarias adiciones tecnológicas de la fundación a la isla, y parecía que no pasaban cinco minutos sin que lo necesitaran en alguna parte.
Comenzaba a pensar que se volvería loco.

Su único consuelo era llegar a altas horas de la noche a su habitación para ser recibido por un cálido abrazo de su novio y, si ambos estaban lo suficientemente despiertos, quizás algo más íntimo.
¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez? Recordaba la suave piel de las piernas de Komaeda como si fuera un sueño, su aroma suave envolviéndolo mientras se hundía en su cuello, los pequeños sonidos que trataba de ahogar, sus manos desesperadas aferrándose a su espalda... comenzaba a sentir un cosquilleo en su entrepierna, y cada vez que sus ojos trataban de enfocarse en la pantalla de la computadora frente suyo, nada más que imágenes del albino ocupaban su mente. Definitivamente necesitaba tener intimidad con él, o corría el riesgo de volverse loco.

Ni bien terminó su trabajo del día salió a toda velocidad de la pequeña construcción que habían designado como oficinas, y fue directo a la habitación que compartía con Komaeda.
Nunca se había sentido tan aliviado de tener el aire salado de la isla golpeando su cuerpo, y estaba seguro de que si alguno de sus compañeros llegara a verlo se asustaría por la amplia sonrisa casi psicótica que tenía plasmada en el rostro, pero nada de eso realmente le importaba mientras avanzaba a toda velocidad hacia su zona de paz.

Abrió la puerta de forma dramática, sacó todo el aire que sus pulmones habían acumulado y ya estaba por preguntarle al albino la razón por la que había apagado las luces cuando se percató de que éste yacía dormido en la cama matrimonial que compartían. No era tan extraño, puesto que el chico tenía pobre rendimiento y además el reloj marcaba la una y cuarto de la mañana.
Hinata se sintió enojado consigo mismo, Komaeda estaba hecho un ovillo en su lado de la cama con una de sus camisas puesta, era evidente que lo había extrañado, y aunque su corazón se derritió ante la adorable imagen, no pudo evitar culparse por dejar al chico abandonado.

Aquello no hizo más que añadirse a todo su estrés acumulado. Sin querer pensar más en todo el trabajo, no tardó en deshacerse de su ropa para ponerse un par de pantalones de pijama y meterse a la cama al lado de Komaeda. Sabía que dormir al lado del albino sería suficiente para quitarle la mitad de sus problemas, pero lo otra mitad seguiría ahí a la mañana siguiente, haciendo aún más grande la sensación abrumadora que lo perseguía desde que conoció a la Fundación del Futuro. Para ser una organización que luchaba por la paz mundial, no hacía más que traer caos a su vida.

Miró al chico durmiente a su lado con algo de celos. Si bien estaba consiente de que Komaeda también ponía todo de sí para ayudar a la fundación, ellos parecían solamente darle los trabajos importantes, y más grandes, a él.

Se quedó un buen rato observando cómo el pecho de Komaeda subía y bajaba lentamente, y cómo sus labios estaban ligeramente separados. Los pensamientos que lo habían acompañado en los últimos minutos de su trabajo regresaron a su cabeza, y a pesar de que estaba exhausto físicamente, parecía no poder acallar a su cerebro.

—Hmm... Hinata-kun... —Komaeda se removió entre sueños, y terminó subiendo una de sus piernas en el castaño. Todos los sentidos de Hinata se pusieron en alerta en ese momento, la rodilla de Komaeda estaba rozando su entrepierna, y parecía que lo hacía a propósito cuando comenzó a moverla muy sutilmente de arriba a abajo.

Hinata no podía hacer más que rezar a cualquier deidad que se le ocurriera para que la erección que comenzaba a ganar poder dentro de su ropa interior se detuviera, pero conforme pasaban los segundos los suaves suspiros de Komaeda no hacían más que alimentar la parte primitiva de su cuerpo.
Parecía que todo el tiempo que pasó sin contacto sexual de ningún tipo comenzaba a cobrarle factura, pues se encontraba completamente duro sólo por tener al albino encima.

—Mierda... —susurró lo más bajo que pudo. Pensó en ir al baño para arreglar su problema, pero su pereza se lo impedía.

Lentamente y procurando no hacer ningún ruido se bajó los pantalones para sentir la rodilla de Komaeda acariciar su miembro más directamente, cubrió su boca con una de sus manos para evitar dejar salir algún sonido que pudiera despertar al chico, y durante los siguientes minutos se dedicó a empujar sus caderas hacia arriba con lentitud para conseguir más fricción. Podía sentir su rostro quemando, la vergüenza que le daba la situación estaba siendo remplazada por nada más que placer, podía sentir una gran parte del estrés que tenía acumulado abandonar su cuerpo con cada roce, después de un tiempo tomó la rodilla de Komaeda con su mano libre y comenzó a establecer un ritmo delicado, acercándose cada vez más al clímax.

—¡K-Komaeda! —no pudo evitar soltar un grito liberador, que fue ligeramente amortiguado por la mano sobre sus labios.

Pasaron unos momentos hasta que la sensación eléctrica del orgasmo que había estado esperando tanto tiempo abandonara su cuerpo del todo, pero cuando lo hizo se sintió tan ligero y cansado que no pudo preocuparse lo suficiente por limpiarse. Se sumió en un sueño profundo por primera vez en lo que le pareció una eternidad, y decidió dejarle el problema a su yo de la mañana siguiente.

Kinktober 2019/2021 [18+] 「HinaKoma/KamuKoma」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora