El espíritu alegre era lo que más caracterizaba al joven de rizos que caminaba por la calle siempre con una sonrisa, era algo poco común ya que todos los habitantes de ese pueblo estaban acostumbrados a una tediosa rutina simple y aburrida.
Joel era el rayito de sol de aquel pueblo, con una cálida sonrisa para todos y es así que personas como él no lograban encajar en aquel lugar.
Los días siempre solían ser iguales todos ellos, es por eso que su espíritu libre le hacía resaltar entre todos, parecía andar en las nubes y entre sueños.
Era un chico muy raro, al menos para aquellos que estaban acostumbrados a lo aburrido.
Diferente de todos era, no como los demás, se había pasado metido en sus libros desde que era muy pequeño, soñando con todo lo que leía: tierras lejanas, duelos, hechizos mágicos, un príncipe.
Si, un príncipe.
Y es que eso también le hacía diferente, pero shh...era su secreto. Tal parecía que las personas no lograban procesar algo como eso, ya que desde niño le habían explicado cómo eran las cosas él esperaba un príncipe y no una princesa, aunque era un secreto ya que no era bien visto, pero él quería un príncipe porque...
-¡Joel!- ese grito lo sacó de sus pensamientos completamente -Deja ese libro, te estoy hablando hace mucho-
-Lo siento- dejó una marca en la hoja y luego apartó el libro dejándolo sobre la mesa.
-Toma estas monedas y ve a traerme una pieza de pan- Joel asintió tomando las monedas caminando hacia la puerta.
El trabajaba en la herrería del pueblo, aunque era relativo, ya que se pasaba la mayor parte del tiempo leyendo más que trabajando, su amigo era hijo del dueño por lo que aún mantenía su trabajo a pesar de sus desatenciones.
Se dirigió a la panadería que estaba a la vuelta del lugar, al entrar fue recibido por el aroma del pan recién horneado y era porque uno de los empleados había sacado una bandeja de panecillos del horno.
Joel estaba por pedir el pan cuando escuchó las discusiones del panadero con una mujer mayor que parecía ser su madre.
-¡Te dije que las porciones de levadura que colocas son incorrectas!- le dijo esa mujer.
-Mis panes son deliciosos de todas formas y no he recibido queja de ningún cliente- respondió el panadero.
Joel se distrajo tanto con esa pequeña discusión que no se dio cuenta de los reclamos del chico que lo atendía para saber su pedido.
-Disculpe- respondió apenado -Me llevaré ese- señalo el pan y le extendió las monedas al tendero.
No le fue imposible el escuchar los reclamos de la anciana porque eran demasiado fuertes, estaba por dejar de prestar atención cuando algo le llamó la atención.
La mujer le decía que en el castillo en el que llegó a trabajar el pan se hacía de diferente forma e incluso escuchó los murmullos de esa mujer diciendo que si no hubiera sido por esa odiosa bruja ella aun estaría trabajando allí. Sin embargo Joel no tuvo el suficiente valor para preguntarle.
El joven se encontraba totalmente curioso por lo que había dicho esa mujer y eso se encontraba rondando su mente en todo momento, la curiosidad no lo dejaba tranquilo.
Cuando terminó el mes fue a comprar pan para su despacho con su paga, vio a la mujer anciana acomodar unos panecillos en el estante y su curiosidad pudo mas esta vez, sin temor se acercó a aquella mujer y con la sonrisa más dulce que tenia le pregunto sobre aquella historia.
La mujer entusiasmada empezó a contarle sobre su trabajo en aquel castillo cuando era muy joven, no dejaba pasar ningún detalle por pequeño que fuera. Cuando llegó al ataque de la bruja fue que prestó más atención porque era la parte que mas interés le causaba. Cuando llegó al final del relato insistió en saber la ubicación de dicho reino pero aquella mujer estaba insegura de responder aquello.
Al final terminó cediendo, dándole todas las indicaciones a Joel para que no tuviera problemas en llegar a aquel lugar.
Aunque con una gran advertencia.
»No vayas allá, tal vez ya no queda nada, todo está cubierto por el hielo y no solo hablo del Castillo.
Joel ignoró la advertencia de la anciana, estaba dispuesto a ir, dejar todo atrás para vivir lo que el creía, una gran aventura.
Compró las provisiones que le harían falta para el viaje y para los días que le harían falta, también metió un par de libros para sus tiempos de libres y sin decir nada a nadie partió del pueblo en busca de esa aventura.
No tenía lazos que le retuvieran en el pueblo, sus padres habían muerto cuando él era muy pequeño por causa de una enfermedad y los pocos amigos que tenía no eran muy cercanos por lo que dejar atrás esa vida le fue fácil.
Cruzó un extenso bosque y mientras acampaba de noche se ponía a pensar en lo que sucedería al ver el castillo, aunque sabía de sobra que se echaría a correr apenas viera un duende.
El no era muy valiente, si, le gustaba las aventuras pero no se sentía preparado para enfrentar ogros, brujas o dragones porque no era lo suyo. Sin embargo si quería algo que le sacara de la rutina, vivir una gran aventura y era lo que hacía en ese momento.
Para llegar al castillo necesitaba cruzar un par de villas y seguido de esas un bosque, no fue fácil al principio ya que sus provisiones se estaban por terminar y tampoco estaba en condición física para realizar un largo viaje.
Al llegar al bosque que suponía daba la bienvenida al reino, según lo que le había dicho la anciana, un terrible frio le heló los huesos, los arboles estaban cubiertos de nieve a más no poder. Los habitantes habían huido hace ya mucho a causa del terrible ambiente.
Sus pies se hundían por completo en la nieve y tenía que irlos arrastrando para avanzar, no creía el frio que hacía y las fuertes ventiscas, en un momento Joel tuvo que sostenerse de los árboles para avanzar debido al fuerte viento que soplaba.
Aunque fue en el último árbol del bosque, al cruzarlo la nieve pareció dejar de caer y la ventisca se había detenido por completo. Ante él se alzaba un muro de madera, con dos grandes puertas que se habían mantenido cerradas creyendo que así podrían contener la maldición del príncipe.
El frio se calmó cuando logró tocar uno de los tablones pero fue tanto su esfuerzo físico que termino desvaneciéndose en la puerta cayendo al piso. Su cuerpo terminó de rendirse al frio que hacía.
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Debajo del Hielo || Virgato || Terminado
FanfictionDime que hay debajo del hielo de tu corazón