Capítulo 4🌙🖤

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Torneo de Sangre

Elliot

Empiezo a rodear a Rafael con mi arma y listo para atacarlo, podía ver en su cara la tristeza y la preocupación, pero ahora no me importa.

Me acerco y lo empiezo a atacar, el esquiva todos los golpes, lo intento atacar a puño limpio.

Pero también los esquiva, solamente quiero pegarle su perfecta y estúpida cara.

El mueve sus manos en señal de querer decirme algo

-Por favor Elliot recapazita, yo no la besé, lo juro. - Me dice suplicante.

-Cállate eres un bastardo mentiroso. - Le digo dándole un golpe.

Le lanzó una lanza y el la esquiva a segundos de casi atravesarlo.

Sigo con golpes limpios con la lanza y ahora voy por una espada, lo atacó con todo lo que tengo.

-¡¡¡Ahhh!!!. - Escucho los gritos de todos en el coliseo.

-Porfavor Rafael quédate quieto, déjame matarte. - Le digo atacándolo.

Sigo con los ataques, pero este sólo esquiva mis ataques, es como si no quisiera pelear.

¿Es normal que hasta eso me parezca lindo?.

Ya han pasado varios minutos de la lucha y no me ha atacado aún, ¡acaso está bromeando!, lo vuelvo a atacar y esta vez quedó encima de el.

Es una posición ventajosa para mi y lo empiezo a ahorcar, poco a poco veo como su cara se vuelve toda morada, lo que significa que se le esta acabando el aire.

-Te am...o, cree...me. - Me dice en su casi último aliento.

Puedo ver la sinceridad en sus palabras y lo suelto antes de que pueda hacer algo de lo que luego me arrepienta.

Salgo corriendo del campo, hacia mi casa.

-¡¡Elliot!!.. ¡¡regresa!!. - Escucho los gritos de mi madre y el resto de mi Clan, pero no las obedezco sólo quiero salir de allí.

Mi madre me matara por no concluir con la batalla, ni matar al enemigo, siento que la he decepcionado..

Estoy decepcionado de mi mismo no puedo creer que sea tan débil, es por eso que no tenía permitido participar, tenían razón.

Cuando llego a mi cabaña me recuesto en mi cama y comienzo a llorar, primero es despacio, y después se va intensificando más.

El bosque

Jazmín

-¡Alfa Kalos, preséntate ante mi!. - Grito lo suficientemente fuerte, para que el licántropo me escuche.

Rápidamente veo una respuesta del rey de los hombres lobo, pero se vee desganado, triste, debe ser porque aún no se enteró de la resurrección de su hijo.

-Escúchame bien, renunció, no puedo hacerlo, no ahora. - Me dice serio.

-No puedes echarme para atrás, teníamos un trato. - Le digo.

-Mi palabra ya está dicha, y es lo último que hablaré contigo. - Me dice haciendo el además de marcharse.

Rápidamente agarro la gema de la vida y poco a poco le robo su energía vital.

Amor Entre Armas (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora