Capítulo 9

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(En multimedia, Bow Steet, el barrio donde reside Laura)

AVISO, ESTE CAPÍTULO CONTIENE ESCENAS DE SEXO EXPLICITAS, SI ERES MENOR Y TE SIENTES INCÓMODO (O SIMPLEMENTE SI ERES MENOR) TE INVITÓ A PASAR AL SIGUIENTE CAPÍTULO. PERO SI A PESAR DE ESTA ADVERTENCIA, CONTINUAS LEYENDO, SERÁ BAJO TU RESPONSABILIDAD.

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Narrador omnisciente:

Al día siguiente, después de subir de despedir a su madre y su hermana, Laura pensó en lo silencioso que se había quedado su apartamento. Su único consuelo era el pensamiento de que en menos de diez días debería estar en Venecia con Domenico.

Pero el destino decretó otra cosa. La semana siguiente una epidemia de gripe golpeó al banco y a Laura, una de las pocas personas que no cayó enferma, se le pidió que pospusiera sus vacaciones hasta que volviera parte del personal. Amargamente decepcionada, telefoneó a Domenico esa noche y le informó de que el viaje quedaba cancelado de momento.

¿Cosa? —dijo de manera explosiva—. ¿Laura, cómo me puedes hacer esto? Estaba contando los días.

—Yo también —le aseguró ella en tono ronco—. Iré en cuanto pueda, te lo prometo. Yo también estoy muy disgustada. Lo siento tanto, Domenico... —sollozó.

—Ah, carissima, perdóname. Sé que no es culpa tuya. No llores. Me duele tanto no poder abrazarte y besarte para consolarte un poco...

Domenico siguió hablando en tono ronco, mientras le iba diciendo infinidad de cosas gratificantes. De modo que cuando se despidieron ella se sintió mucho mejor.

Laura se sintió aún mejor a la tarde siguiente. Llegó al apartamento tarde tras un día de duro trabajo, deprimida porque se suponía que al día siguiente tendría que haber tomado el vuelo a Venecia. Mientras pensaba si darse un chapuzón en la piscina o un baño caliente en casa, Domenico llamó por teléfono, dos horas antes de lo previsto.

— ¿Come esta, Laura?

—Cansada. Acabo de entrar. ¿Qué tal tú?

—Estoy muy contento.

Laura se echó a reír.

— ¿Por qué? ¿Qué ha pasado?

—No puedo esperar más tiempo para verte. El viernes voy a tomar un vuelo a Heathrow y me hospedaré en mi hotel habitual. Tengo que atender un asunto de negocios por la tarde, pero el resto del fin de semana lo tendré libre para estar contigo. He reservado una habitación doble. Compártela conmigo, tesoro. Estaremos un par de días juntos, pero en Londres en lugar de en Venecia.

Laura abrió los ojos como platos.

— ¡Domenico, qué buena idea! Me encantaría. Aunque vivo en Londres, nunca me he quedado en un hotel aquí.

—Entonces, cuando salgas el viernes del banco, ven directamente al hotel.



Laura pagó el taxi que le dejó a la entrada del famoso hotel, resplandeciente de emoción al tiempo que sacaba el teléfono.

Laura pagó el taxi que le dejó a la entrada del famoso hotel, resplandeciente de emoción al tiempo que sacaba el teléfono

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