La semana siguiente ya estaba de vuelta en casa de los Lunin
-Sol, hoy vendrán a jugar a casa algunos de mis compañeros del colegio, jugaremos fútbol y nadaremos, a papá se le ha olvidado decirte, debes llevarnos a todos, dijo mi pequeñito a la salida del colegio.
- Claro mi cielo ¿y donde están tus compañeros?
- Están ahí, dijo señalando a un grupo de cuatro niños que esperaban junto a una señora que de lejos pude notar lo excéntrica que era, estaba segura que solamente su outfit costaba más de lo que yo pudiera ganar en toda una vida de trabajo. Ellos se acercaron a nosotros instantes después.
-¿Es usted la señorita García? Dijo la exclusiva señora mirándome de pies a cabeza con el ceño fruncido.
-Si soy yo.
-Soy Alondra Simonetti, la madre de Jacob, el señor Lunin me comentó que usted será quien lleve a los niños a su casa, así que le pido la mayor discreción y seguridad en cuanto al traslado de los niños al igual que su vigilancia.
-No se preocupe señora Simonetti, tendré todo bajo control. Mentí, pues no sabía cómo iba a cuidar de los pequeños.
-Eso espero, dijo mirándome aún más despectivamente bajo las gafas de Dolce & Gabbana. La señora se despidió de su hijo, un chico rubio de ojos azules, y se alejó. El auto de Pablo llegó y partimos todos hacia La Moraleja.
Gracias a dios cuando llegamos a la casa se encontraba Katheryna con Alice y Boris, así tendría un poco de ayuda con los niños.
Los chicos corrían por la casa como si no hubiera un mañana. Comían, gritaban, saltaban tenían toda la energía posible, me era difícil mantenerlos seguros. Hasta que decidieron que era hora de ir a la piscina se quedaron como estatuas. El sol afuera estaba perfecto para que los niños chapotearan.
-Marisol, y tú no te vas a cambiar, me dijo Katheryna que ya venía con su traje de baño puesto luciendo regia.
-No, ni tan siquiera sabía que iban a hacer esto. Yo saldré así.
-No te preocupes que yo tengo la solución, en mi bolso tengo un hermoso bañador extra que sé que te vendrá perfecto. Así me acompañas a tomar el sol, y no me digas que no que me enojo, déjate consentir, es más te regalo el bañador.
Me llevó a su habitación, el bañador era una hermosura de dos piezas que me ajustó a la perfección. Gracias a Dios me había depilado si no ni a la puerta me asomo.
Salimos con los chicos a la piscina, Alice y Boris también se decidieron a darse un chapuzón con los demás chicos. Katheryna y yo tomamos el sol hasta que ella recibió una llamada y se retiró.
-Marisol, acompáñanos a jugar voleibol, queremos jugar pero necesitamos un jugador más, me dijo Alice.
-Ok, asentí, y me lancé a la piscina, claro a la parte de menor profundidad, el nado no era mi fuerte.
Así que armamos 2 equipos. El azul está conformado por Alice, Andrii, Jacob el hijo de la pija Simonetti y Xavier.
El equipo rojo lo conformamos Boris, Matías, Lucas y yo. Comenzamos a jugar, el partido estaba muy igualado, los críos eran realmente buenos a pesar de que eran pequeños. Hasta que Alice con un fuerte golpe anotó el primer punto, así que no me le quede atrás y de un salto empató el partido.
Estábamos tan concentrados en el juego que no me di cuenta de la presencia del jefazo.
-¿Habrá espacio para un jugador más? Dijo sonriendo mientras los niños estallaron en gozo al verlo. Pero la que quería estallar era yo... el jefazo estaba de infarto, solamente lucia un bañador cortito de color negro.
El cuerpazo que se cargaba el jefe era de otro mundo y la menuda tableta de chocolate le quitaba el hipo a cualquiera.
-Ven con nosotros papi, gritó Andrii.
-Si tío ven, gritaron Alice y Boris, que así le llamaban de cariño.
Y así fue como el jefazo se fue con el equipo azul, dos minutos después ya había anotado, de modo que luché lo que pude y anoté un punto más.
Así que el jefe se colocó para hacer el saque. Katheryna regresaba a la piscina así que la volví a ver, cuando giré la cabeza de nuevo solo sentí un fuerte impacto en un lado de la cara, lo que me tumbó al fondo de la piscina.
Escuché algunos gritos en la lejanía, mientras que unos fuertes brazos me sacaban del agua. Sentía una pequeña opresión en el pecho, pero no era nada comparado con el dolor que sentía en mi cabeza.
El jefe me llevaba en brazos y me colocó en una de las sillas. Al abrir los ojos me sentí como Blancanieves rodeada de enanitos que me miraban preocupados.
-Marisol, ¿te encuentras bien? Preguntó el jefe asustado, sus ojos me miraban fijamente, y a pesar del golpe pude ver lo hermosos que eran. ¿Te duele demasiado?
-Estoy bien, eso creo.
-¿Segura?, Marisol ¿no quieres que llame al médico?, dijo Katheryna que era la más asustada
-No estoy bien gracias, ¿me he roto la frente? Pregunté confundida
-No, no te la has roto, pero este caso sería mi tío el que te la hubiera roto si te dio un golpe bárbaro, rio Alice mientras que el jefe la fulminaba con la mirada.
-Katherina lleva a los chicos a cambiarse, y dile a Inés que me envie un poco de hielo por favor.
El jefe se sentó a mi lado, me sentí totalmente cohibida ya que el estar en bikini ante él no era lo más cómodo.-Marisol, discúlpame por haberte golpeado, lo lamentó mucho, no fue mi intención.
-No se preocupe señor, sé que no lo hizo así, estábamos jugando.
Boris llegó corriendo con el hielo, que el jefe me colocó en la frente con mucho cuidado. El jefe sé quedó junto a mí hasta que considero que ya era hora de retirarlo.
-¿Ya estás mejor?, si el dolor persiste tómate una aspirina verás como mejora el dolor.
-Si estoy mejor sólo duele un poco
-Vamos a la casa, ya los niños están por retirarse. Te llevaré a tu casa es lo menos que puedo hacer, pero debemos llevar a uno de los chicos antes.
El jefe se puso de pie y me tendió su mano para ayudarme a ponerme en pie, después pasó su brazo por mi cintura, para ayudarme a caminar el rose de su piel me puso la piel de gallina.
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La Niñera de los Lunin.
FanfictionNovela 100% original ¿Es una Locura enamorarte de tu jefe? ¿ Es una locura aún más grande si tu jefe es un jugador mediático?. Eran las preguntas que recorrían la mente de Marisol a diaro. Marisol llegó a Madrid en busca de sus sueños, de un mejo...