Tuya - 1 Parte

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¿Podían los días volverse extremadamente largos? ¿Sería mi mente inquieta y hambrienta de curiosidad la que alargaba la espera?

Por más que le preguntaba a Andriy de que trataba la sorpresa, él se negaba a decirme, así que no me quedaba más que esperar. Toda esa larga espera la utilicé para trabajar en mi proyecto de tesis, por lo que no despegué mis manos del ordenador. El día que Andriy partió para Suiza,  me escribió un WhatsApp antes de tomar el vuelo. A pesar de que solo estaría fuera un par de días, sentía que ya le extrañaba, extrañaría escuchar su voz con ese particular acento que me enloquecía.

El día del partido me llamó temprano, lo noté muy tranquilo y eso me dio mucha seguridad de que haría un gran juego. De nuevo pregunté por la sorpresa pero nuevamente se negó, de nada valieron mis ruegos para convencerlo, era un Tío terco.

Cuando fue la hora del partido, tomé una taza de palomitas de mantequilla y me dispuse a mirarlo mientras le enviaba todas las buenas vibras. No había ni terminado el famoso himno de la champions cuando yo, ya me había devorado las palomitas.

El partido comenzó con ambos equipos jugando de forma muy equiparada, cada vez que la cámara lo enfocaba mi corazón daba un salto. Mientras devoraba mis uñas al no tener palomitas, escuché a lo lejos mi móvil, me levanté a buscarlo seguiendo el sonido y lo encontré justo al lado del microondas.

-¡Hola Ma!, contesté.

-Hola, mi vida ¿Cómo estás?

-Muy bien Ma, y ¿tu? ¿Cómo esta Papá? ¿Y los chicos?

-Estamos bien hija, tu padre tuvo un resfriado pero ya esta mejor, y tus hermanos mejor que nunca, les han aceptado en el equipo de futbol del colegio y han mejorado sus calificaciones.

Me alegre muchísimo de escuchar esas noticias

-Mami, me da mucha paz que todo esté bien.

-Si hija, y tu ¿Cómo estás? ¿Cómo vas con ese tal Andrés?

-Es Andriy mamá, Andriy.

Reí al escucharla.

-Es casi lo mismo, dijo avergonzada.

-Pues bien mamá, nos estamos conociendo y vamos a ver que resulta.

-Cariño, yo solo quiero que seas feliz.

- Lo sé ma.

-Bueno mi cielo, te llamó después, que tu abuela no tarda en llegar y no quiero que me descubra hablándote de Andriy. ¿Lo he dicho bien?

-Si ma, nos hablamos pronto. Besos a la abuela, a papá y a los pequeños dije cortando la llamada.

Corrí de nuevo hacia la TV, el partido seguía 0-0 y el primer tiempo estaba por finalizar.

Durante la segunda parte el Madrid fue mucho más ofensivo, por lo que no tardó en tener la ventaja con disparo a larga distancia por parte de Rodrygo. Minutos más tarde Lucas Vázquez marcaba el 2-0, marcador definitivo.

El equipo blanco vendría a casa con la victoria y eso me alegraba ya que mi chico estaría de buen humor.

El viernes por la mañana ya no podía ni concentrarme en lo más mínimo. Hasta el agua que había puesto a calentar para un té, se me había disipado, casi provocó un incendió. Si la semana se me había hecho eterna, esas horas no tuvieron comparación.

Hasta que la hora llegó, miré mi móvil y ahí estaba el mensaje que tanto estaba esperando.

Andriy: Sol, estoy fuera. Sal de prisa.

Tomé mi bolso y salí a toda prisa. Su coche estaba al otro lado de la calle, así que de prisa subí en el.

Al mirar a mi chico sentí que mi estómago se arrugó como si fuera una bolsa de papel. Estaba tan guapo, y su aroma invadía el auto. Lo besé y sentí que mi cuerpo recibía una descarga eléctrica.

-Te he echado de menos, dijo acariciando mi rostro.

-Lo sé, yo también.

Durante el recorrido, hablamos de todo un poco mientras el jefe conducía, cuando abandonamos la ciudad me preocupe un poco, pero no quise preguntar hacia donde iríamos.

Una hora después estábamos llegando a nuestro destino.

-Hemos llegado, dijo mirándome de la forma más tierna del mundo, con sus ojos verdes llenos de amor.

Bajamos del auto y desde el primer vistazo me enamore del sitio. Un sendero lleno de faroles nos daba la bienvenida, parecían miles de luciérnagas al compás de una danza.

Andriy me tomó de la mano y me dirigió a través de los senderos, mientras un coro de grillos nos acompañaba. Al final del sendero,  había una cabaña rústica rodeada por buganvilias de varios colores que le daban un aspecto hermoso y encantador. Yo estaba atónita.

Andriy sacó unas llaves de su bolsillo y me miró.

Esta es tu sorpresa Marisol, he traído a la chica más guapa a uno de los lugares más guay que conozco, porque te lo mereces y porque quiero hacerte feliz dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

Le abracé y le besé.

Cuando Andriy abrió la puerta y encendió la luz, me quedé aún más en shock, un arco de globos de colores estaba colocado en la estancia.  Mientras múltiples ramos de flores adornaban los rincones, me sentí como en la propuesta  de matrimonio del Sr. Grey a Ana.

Delante de nosotros un camino de pétalos de rosa se extendía a mis pies.

Madre Mía, eso sí que no me lo esperaba. Andriy volvió a tomar mi mano y me condujo por el camino de rosas. Mi instinto femenino me decía hacia dónde se diría ese camino y no se equivocó.

El camino de rosas se detuvo justo en el dormitorio, donde una cama King cubierta de aún más pétalos, sobresalía en la habitación.

Mi corazón se desbocó. Mis manos temblaban.

-Te quiero mía, me dijo al oído mientras mi piel se erizaba.   
 

La Niñera de los Lunin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora