Chocolates y Preguntas

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- te traje esto - Leonardo extendió una pequeña caja color café con un moño rojo, Karai lo miro sin entender.

  Leo pasaba la mayor parte del tiempo con Karai, acto que molestaba a más de uno. Rafael era uno de ellos, había investigado la vida de Karai en Japón. Pero no había nada, ni redes sociales, amistades nada. Era como si no existiera, eso llamo aun más la atención del pelirrojo, algo ocultaba ella estaba seguro.

Observaba a su hermano mayor, extenderle un regalo a Karai.

Karai alzó una de sus cejas mirando la caja extendida y la sonrisa dulce que Leo le daba.

- ¿que es? - preguntó tomándola

- chocolates, para que sonrías - dijo sin quitar la sonrisa.

- ¿estás llamandome amargada? - pregunto Karai en tono enojado, la expresión de Leonardo cambio por completo.

- no, no, no, no es eso, es solo que, bueno, pues yo, no digo que no sonrías, si no que - parecía pez fuera del agua, Karai estalló en carcajadas, verlo tan vulnerable y con las mejillas completamente rojas por la vergüenza era tierno. 

- tranquilo - trato de calmarlo - solo estoy jugando - Leo suspiró aliviado - eres muy tierno, gracias por los chocolates no tenías que molestarte -

- no, no es ninguna molestia - al ver que Karai abría la caja de quedó perdido en sus ojos. La forma en la que se iluminaban - me alegra que te gusten -.

- están deliciosos - dijo karai comiendo un chocolate, - ¿quieres?  - Leo tomo uno de los chocolates y minutos después ingresaron al salon bajo la mirada de Rafa y Molli.

Su relación marchaba bien, Karai había notado las malas miradas de Rafael, ella sabía que era Hermano de Leo, Karai salió de la cafetería se encuentro con su padre en uno de los pasillos.

- ¿me buscabas? - pregunto Karai

- dejaste esto - Saki saco un frasco  blanco, Karai lo tomo - sabes que son necesarias

- lo se, pero me e sentido muy bien, Leo me ha ayudado sin saberlo - se excusó.  - podemos hablar en otro lado. Podrán vernos -. Rafael la había seguido.

Rafa vio todo desde el principio, no dudó en sacar unas fotografías, muy claramente se veía como Saki le entregaba el frasco a Karai, "no lo creo, esas deben ser drogas " - pensó

Karai y Saki se despidieron, Karai volvía a la cafetería.

- aléjate de mi hermano - escucho, volteó, Rafael estaba cruzado de brazos .

- ¿Que? -

- ya me escuchaste, aléjate de mi hermano -

- no tengo por que hacerlo - Rafa río.

- no eres buena para él. Se que ocultas algo y lo voy a descubrir - paso por su lado. Karai no le tomo importancia a Rafael.

*•°*•° 🌸 *•°*•°

Leo la miraba como bobo, bajo la mirada hasta su cuello, se avergonzó por eso, pero llamo su atención  una cadenita muy fina, Karai hizo un movimiento y dejo al descubierto un colgante con una inicial "A".

- Leo - escucho decir. Karai trataba de llamar su atención - Leo - volvió a llamar

- ¿Que?, Lo siento. ¿Que decias? -

- te preguntaba si quieres que hagamos el trabajo juntos -

- ¿Que trabajo? - Karai río

- pues cual más, el que debemos hacer en pareja - hablo como lo más obvio - en que piensas?

- amm, no nada. Está bien seamos pareja - Karai no noto la forma en la que lo dijo. Leo había quedado desconcentrado por el colgante debía averiguar todo de ella, toda ella era una caja de secretos que deseaba descubrir.

La última clase su profesora de álgebra falto, tenían una hora libre. Necesitaba algo para hacerla hablar.

- oye, ¿ya te vas? - pregunto

- no, no vienen por mi hasta dentro de una hora, ¿Y tú? - Karai alzó su mochila.

- no, de hecho iba a pedirte que tomáramos un café -

- claro - ambos salieron del colegio, había una cafetería a dos cuadras de ahí.

La cafetería tenia un ambiente acogedor, tenia mesas y sofás. Tomaron asiento en uno de los sofás.

- y.. ¿Donde vivías antes? - empezó. Le pedía a Dios que le resultará como planeaba.

- en Tokio - respondió viendo la carta del café

- ¡Genial! ¿Cómo es ahí? -

- es un lugar muy bonito - contesto, su ánimo cayó y Leo lo noto, se golpeó mentalmente.

- ¿Dije algo malo? - pregunto rápidamente

- no, es solo que... Nada - respondido incómoda por suerte para ella la mesera llegó para salvarla.

Después de pedir sus bebidas ninguno había vuelto a decir ninguna palabra.

- y.....¿Tienes novio? - pregunto Leo con las mejillas rojas. "Que diga que no, que diga que no" se repetía Leo.

- no - ¡Si! Celebro Leo internamente - no tengo y ¿Tu? -

- No, estoy solterito - aclaro rápidamente

- ¿y tus padres? - Leo se rasco la cabeza. Miro a Karai esperando no molestarla

- mi madre murió hace unos años - Leo se quedó en shock, "tonto" pensó.

Leo no sabía cómo reaccionar, quería conocerla pero terminaba regandola con cada pregunta

- l-lo siento, no debí.. -

- no, no te preocupes, mejor cuéntame de ti. - Karai sonrió tratando de ocultar las ganas inmensas de contarle, de que alguien a parte de su padre la escuchará.

- soy adoptado - soltó primero Karai iba a hablar pero Leo le pidió que no dijera nada hasta que él terminara - me adoptaron cunado tenía dos años, tengo tres hermanos ya conoces a dos. Rafael es el segundo a él aun no lo conoces muy bien, es un buen chico. - río un poco - e vivido en New York toda mi vida, me gusta mucho Héroes espaciales, ¡Y no es un programa tonto! - Karai río ante su actitud - me gusta mucho el Ninjutsu, ja.  Mi vida no es muy importante.... Mejor cuéntame de ti - lo último lo susurro.

- sabes, no sé qué decirte. -

- no digas nada, solo quiero conocerte - puso sus manos sobre una de ella. - quisiera conocerte mejor

- otro día - susurro y ambos sonrieron.

Karai se sentía muy bien al lado de Leo, sabía que su madre estaría muy feliz.

Leonardo se estaba ganando su confianza, era increíble y extraño a la vez, aunque significaba un gran avance para ella. Esperaba algún día poder contarle todo.

Esos sentimientos que creía haber ocultado muy en el fondo estaban volviendo a florecer.

Regresaron al colegio y se despidieron como se les había hecho costumbre. Leo se encontró a sus hermanos y salieron a casa.



Rafael revisaba las fotografías que había tomado de Karai y Saki. Quería mostrárselas a su hermano, camino a la habitación de Leonardo, la puerta estaba entreabierta.

Pensó en lo que haría, utilizaría la ayuda de Molli.



Por Siempre -Leorai- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora