♡50 Sombras de Hannor♡

♡A SOLAS♡

Connor se quedó mirando por la ventana hasta que el auto de Hank desapareció en la lejanía.

CONNOR:- Bueno Sumo, quedamos solo tú y yo- camino hasta el living en donde juntó una pelota roja -Vamos!- llamó al can.

Salieron a la entrada de la casa, en donde el castaño se sentó en el escalón, mientras lanzaba la pelota al animal y este la traía.

El día estaba soleado, pero con algunas nubes que de vez en cuando lo oscurecían.

CONNOR:- ¡Lo has hecho muy bien Sumo!- lo premió con una galleta.

Una vez dentro, se acostó con el animal sobre la alfombra del living.

El tiempo pasaba y el aburrimiento crecía.
Se levantó buscando algo más que hacer mientras esperaba. Todo estaba demasiado limpio y ordenado, incluso la habitación de Hank. A excepción de unas pocas prendas que habían sobre la cama.

Se sentó sobre esta pensativo.

En una viajera mirada observo el armario abierto, y algunas mangas de las típicas camisas que el canoso usaba. Se levantó y con curiosidad lo abrió.

Sacó una percha con una camisa a cuadros, blanca y negra.
No era una de las favoritas, pero siempre le gustó el contraste entre el blanco y el negro.
Se paró frente a un espejo de pie, que había allí, y superpuso la percha sobre la ropa de él, haciendo una estimación de cómo le quedaría.
Parecía que bien.

La colgó en el Marco superior del espejo, y se dispuso a quitar su chaqueta y desabotonar su camisa.
Cuando terminó, volvió a agarrar la percha y probó esa camisa que tanto llamaba su atención. Cuando estuvo por prender los botones, se intrigó al ver pequeñas manchas sobre su torso, al cual nunca le había prestado atención.
Se acercó más al mueble, y comenzó a divagar con la mirada observándose. Pasó con casi una caricia la mano de abajo hacia arriba, notando un poco los músculos que se le marcaban y la hendidura en donde estaba su componente principal. Siguió subiendo y se topó con dos manchas más, esta vez rosadas y sobresalían más que el resto. Investigo en su base de datos, "Pezones". Pero...¿Cuál era su función en sí?.

Con un dedo tímido los tocó, notando un poco de cosquillas, sintiendo como se erizaban. Era extraño, pero...gustaba?
Siguió acariciándose el torso, prestando más atención, jamás pensó que estos simples y cotidianos toques se sentirían tan agradables. A pesar de que Hank le dedicaba bastantes.

Bajó su mano topándose con su pantalón. Sintió como sus piernas se aflojaron por un momento, así que decidió sentarse.
Se quedó mirando hacia abajo, mientras se analizaba en busca de un fallo. No había nada.

Volvió a concentrarse en lo que estaba.

Desde aquel día en el que sintió una gran incomodidad, nunca más volvió a usurpar esa zona. A más pasar del tiempo, más nervioso se sentía.