La leyenda viviente

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 Los garrapiñadores eran un grupo de bandidos desalmadas que solo pensaban en ellos mismos, eran personas que solo buscaban sacar provecho de lo que sea o de quien sea, saqueaban casas abandonadas o campos de batalla estaban ya abandonados en busca de cursos, o se ponen a disposición de algún rico para matar a sus enemigos, son seres sin honor dispuestos a matar a su aliado por tal de sobrevivir, seres sin corazón alguno, pero no los culpo, son simplemente el producto de esta guerra ridícula, el instinto de supervivencia diría yo.

La joven chica sacó un cuchillo escondido debajo del delantal que llevaba, llevó la vista al techo a la espera de otro sonido. Tiene mucho valor. Pensó el hombre que se había quedado frente a ella con su espada en mano.

-¿Que tienes de valor allá arriba?- preguntó mirando a la chica pero no le respondió, ella llevaba su mirada del techo a la estantería y luego a él, se sentía acorralada, se notaba en su expresión. -no te preocupes, te propongo algo, me ocuparé de ellos si me das comida y me dejas dormir aquí esta noche, estos tipos no juegan limpio y tienen muchos tru... - no había terminado la frase cuando lo vio, un hombre de rodillas cerca de la puerta que une el pasillo de la sala, había lanzado unos dardos hacia la chica que el desvío con su espada. -CÚBRETE!- Le gritó empujándola para atrás. Arrojó su espada hacia aquel hombre quien se escondió tras la pared, la espada logró atravesar la pared clavándose muy cerca de donde el intruso estaba asustando por la enorme fuerza de aquel hombre. Asustada, la rubia no entendía qué es lo que había pasado, pero como pudo se arrastró hasta atrás de la estantería para cubrirse, era lo mejor, defender a la chica solo habría sido un problema, se levantó velozmente y corrió hacia donde estaba el intruso saltando el sofá que tenía enfrente, vio su espada clavada en la pared y se dirigió hacia ella, pero otros hombres le arrojaron otros dardos para impedir su paso.

-Deben tener veneno, con uno que me roce será suficiente para sacarme del juego...-Pensó el hombre mientras se cubría detrás del sofá que había saltado.

Llevó su vista a la mesita que tenía al lado y vio un florero, lo tomó para arrojarlo contra uno de sus atacantes, eso serviría como distracción suficiente para lograr alcanzar su espada. Se arrojó en dirección a la pared, dio unos giros en el suelo para acercarse, necesitaba su espada si quería ganar. Extendió su brazo para tomarla pero de la nada recibió una patada en el rostro que lo arrojó sobre la mesita de madera rompiéndola en pedazos.

-No te distraigas idiota.- dijo una voz femenina en un tono burlón entre risas. -Revisen cada rincón, sea lo que sea mientras se pueda vender tomenlo.- dijo dando órdenes mientras se acercaba al hombre tirado en el suelo, se agacho y lo tomó del cabello para humillarlo más. -y dime ¿tú quién eres? Tu cara se me hace conocida, tu cabeza no estará en la lista de los dragones ¿verdad?- la mujer lo miraba detenidamente pero empezó a sentir un escalofrío que venía desde su pierna, de repente la vista se le empezó a nublar y aunque estaba agachada, mantener el equilibrio le era difícil. -Que... ¿Qué hiciste?- dijo con dificultad.

-Deberían de memorizar los rostros de esa lista y saber a quien atacan antes de hacer una estupidez.- respondió el hombre empujando a la chica a un lado y poniéndose de pie. Los demás hombres miraban confusos la escena preguntándose si su líder estaba bien, pero no lo estaba, sus extremidades se habían entumecido y se sentía mareada, apenas y podía moverse luchaba por mantenerse consciente, miraba a todos lados buscando respuesta y luego lo vio, uno de sus dardos estaba clavado en su pierna derecha.

-¿Pero cuando...?

-Cuando te acercaste a darme esa patada, ¿crees que dejaría que alguien me golpeara así de fácil? .- antes de recibir la patada había arrancado uno de los dardos clavados en el suelo y solo espero el momento indicado para usarlo. -Antes que mueran, creo que deben saber a quién se enfrentan.- los miro a todos detenidamente, 5 hombres más la chica que aún temblaba en el suelo, 3 de ellos con el rostro tapado, uno de ellos tenía el físico de una mujer y había por lo menos otros 2 en la parte de arriba. -Antes era conocido como el mayor general que ejército del reino Atamis haya tenido. -Sacó la espada clavada en la pared y apuntó con ella a los intrusos. -Yo soy El lobo de oriente: LYKAIOS.

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⏰ Última actualización: Jan 11 ⏰

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