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Apagué la alarma y bufe para sentarme en la orilla del cama.

Me estire y camine a la cocina para poner a andar la cafetera mientras ingresé al baño a prepararme...

Salí del baño ya vestido con mis pantalón jeans, unas zapatillas cómodas, un suéter manga larga, una chaqueta y mi abrigo. Ya estamos en invierno.

Me serví el café y preparé unas tostadas con tocino para sentarme a comer en silencio.
Al terminar limpie todo y mire la hora.

5:30 a.m

Voy a tiempo.

Fui al cuarto por mi mochila y verifique que tuviera todo para salir del departamento, cerré bien y llame al ascensor.

Al llegar a la recepción se encontraba un chico que jamás había visto por aquí.

Era muy alto... bueno comparado conmigo que soy un enano. Cabello negro largo amarrado en una pequeña coleta desordenada y unos ojos igual de oscuros que miraban una hoja sin interés que se notaba de aquí a China.

Un dolor empezó a crecer en esa parte y empecé a sentir un calor sofocante seguido de un olor algo dulce y delicioso.

No puede ser.

Giré y llamé al ascensor nuevamente.

Sé que el celo no se va hasta en unos cinco o siete días, pero porque me pongo así ahora que lo veo a él.
Sólo hay una razón, pero no puede ser.

El chico alzó la mirada de la hoja y tapó su nariz de inmediato, se giró y nuestras miradas conectaron.

El calor aumentó y tuve que apoyarme de la pared y morder mis labios.

El ascensor abrió sus puertas e ingresé casi tirandome.

- Tú...! -escuche y rápidamente marque el seis para que se fueran cerrando las puertas.

Rápido, rápido, rápido.

Las puertas se fueron cerrando y me apoye más relajado, pero ahogue un grito cuando una mano impidió que la puerta se cerrará completamente.

- Hueles muy bien... -abrí muchos los ojos al ver que no era el chico, sino el guardia de la entrada.

De donde salió este.

- No... No...

Se acercó a mi e iba a tocar cuando una mano se lo impidió.

- Ni se te ocurra tocarlo
Una voz gruesa y firme hablo haciendo que apretara los puños.

Dios mío, no puede ser.

Sacó al hombre del elevador de un jalón y se cerraron las puertas.

Me puse más a la esquina y mire al chico como sudaba también y apretaba los puños.

- No...
Susurre asustado.

- No te haré nada... -dijo haciendo que sintiera más dolor.

No soporto.

Este calor... su olor...

- No... puedo más...
Solté y sentí todo mi ser temblar, estaba entrando en locura.

Las puertas se abrieron y el chico maldijo a lo alto y arrancó su manga de la camisa con fuerza y se la metió en la boca no sin antes preguntar:

- ¡¿Dónde vives?!

Abrí mucho mis ojos y se acercó a mi con la manga en su boca la cual mordía con fuerza.

- 404...

Déjame AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora