What they say about her » Shinwon

6.

—Cuando era pequeña mis padres me traían siempre a éste lugar.—La veo extender sus brazos hacia el cielo y cerrar los ojos, disfrutando de la brisa húmeda—Nosotros nunca tuvimos muchas cosas materiales pero teníamos ésto.Y yo lo adoraba.Era de las pocas veces donde los momentos se hacían eternos y las carencias se volvían irrelevantes.Eramos ricos, no por lo que teníamos, sino porque eramos felices con las pequeñas cosas.—Me confiesa como si estuviera desnudando una parte de su corazón.

—Jamás me contaste eso.—Le digo, observándola con fascinación.

Así, con los brazos extendidos y el cabello oscuro ondeando en el viento, es hermosa en su simpleza.No tiene nada que ver con las personas artificiales que rodean mi familia o mi circulo social, tampoco con el champan y las joyas.Ella se despeina con el viento, entierra sus dedos en la arena y sostiene su vestido mientras juega despreocupadamente en el agua, recogiendo caracoles como si fueran piedras preciosas.Las cosas que hace son porque las siente.Actúa con una libertad que yo añoro, que deseo respirar a través de ella en momentos como éstos.

—¿Ah no?—Abre uno de sus ojos y me sonríe, bajando sus brazos—Bueno, ahora lo hice.

Ahora entiendo sus palabras durante el viaje en camioneta.Éste lugar debe traerle muchos recuerdos gratos.No la veía tan relajada como ahora hace bastante tiempo, por lo que me siento ligeramente enojado conmigo mismo por el hecho de que no se me ocurrió antes traerla aquí.Ahora estoy el doble de agradecido con Hui.

Al ver cómo se distrae con cada cosa que ve río bajo mi aliento y tomo su mano, acompañándola a través de nuestra caminata para que no se quede atrás.Las olas nos mojan los pies y me detengo durante un momento para arremangar mis pantalones, aunque ya de nada sirva porque están empapados.Al erguirme, Yuri está buscando algo en la arena con una expresión concentrada.

—¿Qué buscas?—Le pregunto, alcanzandola.

Ella se sonríe.

—Caracoles.

La miro con curiosidad.

—¿Por qué te gustan tanto los caracoles?

Repentinamente tengo que frenar de golpe y dejar de seguirla porque se ha detenido de manera brusca.

—¿Qué? ¿Qué es?—Le pregunto, intentando ver sobre su hombro.

Yuri se agacha hacia la arena mojada bajo nuestros pies y sostiene en un puño la parte inferior de su vestido.Sus finos dedos buscan y buscan incansablemente hasta encontrar el pequeño objeto semienterrado.

El único sonido que resuena de fondo son las lejanas risas de nuestros amigos y las olas, pero puedo  escuchar claramente su respiración.Soy tan consciente de ella que noto hasta el más mínimo detalle mientras se pone en cuclillas y limpia algo en el agua.Soy tan consciente de ella, de hecho, que a veces la siento como una extensión de mí.Probablemente se deba a que se lleva una parte de mi corazón allí por donde va y el siempre me guía hacia ella, hacia su suave voz mientras me susurra:

—Mira...—Se pone de pie y me extiende algo con sus delicadas manos.Con las mías en los bolsillos, me pregunto cómo es que ella no tiene frío con aquél ligero vestido y los pies descalzos sobre la arena, preocupado porque pesque un resfrío.¿Debería pedirle que volvamos a la fogata ya? Hemos caminado durante un largo rato y la temperatura ya no es la misma.Tal vez pueda preguntarle durante el camino de regreso...—¿Shinwon?

Recuerdo que quiere mostrarme algo, así que desvío la mirada hacia sus manos.Ella ha encontrado una caracola.

—Vaya...—Alzo una ceja—Encontraste un tesoro.