XIX

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Vi como se ponía en cuclillas para quedar a mi altura, teniendo en cuenta que aún no me había levantado de la cama.

Sus ojos no se apartaron de los míos en ningún momento, escuché a Paula respirar profundamente a mis espaldas, sonreí por poner tenerla conmigo durmiendo.

- Tú mamá sigue abajo, dice que hoy descansa- me dijo mientras yo me levantaba de la cama teniendo cuidado de no mover a Paula.

- Sí ya lo sé, y eso a mí en que me perjudica.

- No te podrás bañar con ella- ya estaba a mi altura normal y claro el era más alto que yo.

- ¿No estaba dormido?- pregunte espantada, y así quería Paula que terminara lo de hoy en la tarde.

- Lo estaba pero llegó alguien y me despertó, entonces escuché que le debes terminar algo- agaché la cabeza, no podía verlo a él y decirle que Paula me gustaba ni nada que se le pareciera-, ¿Piensas perder tu virginidad con ella?

- No- negué hablando bajo no quería despertarla-, o bueno no lo sé.

- ¿Cómo te puedes enamorar de dos personas al mismo tiempo?- maldita Ania es una chismosa, una hermosa y sexy chismosa que en este momento no quería ver.

- Solamente se dio- fue lo único que pude responder sentándome en el sillón-, lo lamento sí.

- Igual sé que soy muy hermoso y todas quieren conmigo.

- En especial yo- susurré involuntariamente.

- Mira, somos compañeros de equipo, y hasta me quedo a dormir en tu casa entonces lo mejor es olvidar todo y tratar de vivir con eso- él tenía razón toda la razón

- Igual no pienso dejar de divertirme con Paula por eso de los sentimientos- le informé quitándome la camisa para dormir, no lo vi pero casi puedo jurar que cuando me vio se mordió el labio.

- ¿Pensé que te gustaba Ania?

- Y así es, pero sé que es imposible que tú o ella sientas algo por mi entonces ahora tengo a Paula para pasar buenos ratos.

- ¿Hay otro chico?- no entendía porque de la noche a la mañana le importaba saber esa clase de cosas.

No le respondí solo me metí a mi baño para cepillarme los dientes, alguien abrió la puerta y vi a Paula todavía con su camisa puesta.

- Que señorita tan sexy- dije cuando se acercó a mí y la tome por la cintura.

- Está señorita tiene dueña- sabía a qué estaba jugando y estaba dispuesta a jugar con ella.

- ¿Y quién es su dueña?

- Es una chica que tiene una cintura tan perfecta- ella me tomo la cintura y estaba tan cerca de mí que cuando hablaba rozaba mis labios con los suyos.

- No cree que su dueña se enojaría si me encuentra así con usted- sus labios seguían rozando los míos y sus manos se posaron en mi trasero.

- Sí tengo mi ropa puesta no.

- Se ve muy acalorada, debería quitarse esa camisa- le quite la pijama y ambas quedamos en ropa interior-, creo que le hace falta que le bajen o le suban su calentura.

Sus labios besaron los míos en un beso feroz que me enloqueció enseguida, no sabía si era por Ángel o por ella pero quería saciar mis ganas con ella.

La subí a la barra donde tenía mis cosas de maquillaje, las hice a un lado y ella ya estaba arriba, con sus piernas enroscadas en mi cintura, bese su cuello y recorrí su cuerpo con mis manos, metí mis manos por debajo de su brasier y empezó a suspirar mientras yo seguía besando su cuello.

- Así- dijo muy agitaba y soltando un gemido.

Bajé mis manos y mi boca se apoderó de sus pechos, ella gimió más cuando roce su feminidad con mis dedos; ya estaba bastante mojada por lo cual no perdí mi tiempo y metí dos dedos y los comencé a mover dentro de ella. Escuchaba como soltaba gemidos y como sus uñas se clavaban en mi espalda.

- Más- me pidió empezandose a mover-, ahí, más rápido bebé- sabía que lo disfrutaba y yo más al saber que ella estaba solo paga mi servicio.

Seguí hasta que presionó mis dedos, sonreí y comencé a sacarlos y meterlos cada vez más fuerte, ella seguía soltando gemidos y pidiendome cada vez más, mi boca seguía en sus pechos, en tal caso era doble su placer.
Subí hasta su boca cuando sentí que estaba apunto de llegar al orgasmo, las empecé a besar y silenciaba sus gemidos con mis besos, al fin llegó al orgasmo y la escuché respirar muy agitada.

- Me encanta ser tu juguete- dijo y me beso nuevamente.

La hubiera seguido besando pero la puerta del baño se abrió, las dos nos miramos muy preocupadas de quién podría ser, sí mi madre me encontraba así me mataba.

Mis ojos reflejaron más el miedo al ver quién era, Paula me tomo por la cintura al darse cuenta quien había abierto.

Él, Ella, Los Dos O Ninguno(Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora