XLVI

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No podía creer que la estaba viendo así, llena de cables y ahora sin cabello.
¿Por qué no me habrá dicho nada? ¿Cuánto tiempo llevaba así? ¿Era cáncer terminal o no?
Tome su mano mientras ella seguía dormida, los doctores me habían dicho que despertaría hoy, que solo tuviera paciencia.

La puerta del cuarto se abrió y vi a la mamá de Kia y a su hermana, no se sorprendieron al ver que tomaba la mano de su hija y acariciaba su mejilla.

- Hola Tania- me saludaron las dos al mismo tiempo.

-¿Hace cuánto tiempo estas aquí?- me pregunto su madre parándose junto a mí.

- No tengo ni idea- admiti sin dejar de sujetar la mano de Kia- me siento culpable, sí hubiera sabido nunca la hubiera dejado quedarse en la cabaña, hubiera salido con ella.

- Cálmate- me pidió la señora y vi a la hermana de Kia tomar la peluca entre sus manos- ella nos pidió que no te dijeramos nada, ella quería una oportunidad contigo y sabía que si la veías así la aceptarías, por lastima.

- Claro que no, la habría apoyado, no hubiera dejado que se fuera- llore llevando la mano de Kiara a mi rostro- me hubiera ido con ella.

- Déjame ponérsela- pidió su hermana acercándose a Kia, sabía que me estaba pidiendo permiso y bueno ella se veía tan triste como yo.

- Es hermosa, no necesita cabello para ser hermosa- dije besando su mano.

- Entonces cuando despierte- su hermano se quedó a mi lado y puso su mano en mi hombro- no puedo creer que nunca te dieras cuenta que estaba enamorada de ti.

- Estaba cegada por mis caprichos- dije tomando la cintura de su hermana- Janeth, nunca cometas los mismos errores que yo.

- Tania, ¿Eres novia de Kiara?- la voz de la madre de Kia me sorprendió, solo asentí no sabía que iría a pensar- no te avergüences, me da mucho gusto saber eso, me da gusto que Kiara te tenga, que tenga quién la cuide.

En ese momento sentí como Kia apretaba mi mano y entrelazaba sus dedos con los míos.

- Bebé- dije cuando abrió los ojos.

- ¿Qué no estaba en el baño?- pregunto riéndose.

- Bueno estabas- respondió su hermana aún a mi lado.

- ¿Janeth?- estaba sorprendida y alterada, seguro sabía que su hermana estaba en ese lugar sabía el porque.

- ¿Te sientes mejor, corazón?- su mamá se oía preocupada, la vi acomodando la almohada de Kia- Tania te trajo.

- No debías enterarte así- dijo mientras salía una lágrima de sus ojos- ni siquiera debías enterarte.

- Kia, yo te puedo ayudar, te voy a cuidar- tome su mano y le dejé un beso en la mejilla-, puedo ser tu amiga, tu novia, tu enfermera, tu cocinera ya no pienso dejarte sola- presione su mano en mi pecho, su madre y su hermana empezaron a llorar y no estaba segura si por mis palabras o algo que yo no sabía-, prometo quedarme contigo, mi amor no estás sola yo estoy contigo.

- No quería que me vieras así- Kia empezó a llorar, su familia salió del cuarto sin hacer el más mínimo ruido- yo enserio te amo, y no quería que me dijeras que me amas solo por verme así, lo siento- me acerqué a ella y le deposite un suave beso en la frente.

- No lo sientas, Kiara yo te amo, te amo y nunca me di cuenta- dije rozando mi nariz con la suya- ya no estás sola, estaré contigo el tiempo que me necesites.

- Toda la vida.

Bese sus labios y me retiré lentamente para no dañarla.

No veía a Kia diferente, sí estaba enferma pero sabía que había posibilidades que mejorará y fuera feliz con ella en mi vida.
La observaba detalladamente, nos quedamos en silencio mientras ella cerraba sus ojos y salían lágrimas de ellos, me dolía verla así pero quería que se desahogara, que llorara todo lo que no había llorado, pues de ahora en adelante no dejaría ni una sola lágrima abandonará sus ojos.

Después de un rato se quedó dormida y su madre me pidió que hablará con ella mientras Janeth se quedaba con su hermana.
Nos dirigimos hasta la cafetería del hospital, me compro un chocolate y ella un café.

- ¿Está algo más con Kiara?- pregunte mientras veía mi vaso.

- Tania, no le queda mucho tiempo- dijo y bajo la mirada cuando comenzo a llorar.

- ¿Sabe cuánto?- sabía que mi voz se había quebrado al final.

- Quiero que viva contigo- me respondió- quiero que sea feliz contigo, quiero ver feliz a mi niña en este tiempo.

- ¿Que le diré a mi familia?- pregunte aún con la voz quebrada, no quería que su madre me viera llorar.

- Yo me encargo de eso, solo quiero que ella sea feliz junto a ti- fue lo último que dijo y mi pregunta nunca había respondida.

Después de unos minutos salí de la cafetería y me dirigí al patio que estaba en ese lugar, por suerte no había nadie.
Me quede sentada en el pasto y las lágrimas empezaron a salir sin control, sentía una gran impotencia de no poder ayudarla, no podía, ella se iría de mi lado y no había nada que pudiera hacer.
Le di un golpe al piso y en ese momento tenía ganas enormes de gritar y romper algo.
Seguía llorando sin control cuando unas manos me abrazaron, acepte el abrazo sin importar quién fuera.

Seguía llorando y se que este era solo el principio de muchas lágrimas que saldrían de mis ojos.

Él, Ella, Los Dos O Ninguno(Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora