XXXVIII

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Sentí que alguien me movía de un lado a otro pero está muy cansada como para siquiera abrir los ojos y averiguar quién era, seguramente era Ania o Ángel.

- ¡Por un carajo despierta!- gritaron Ángel y Ania al mismo tiempo ya molestos.

- Mierda- me queje cuando abrí los ojos y los vi ya vestidos y listos para salir-, ¿Que hora es?

- Las siete- me respondió Ania sentándose en mi cama.

- No jodan es muy temprano- quería seguir durmiendo, seguía cansada y no estaba segura si era por lo de anoche con Ángel. No creo que sea por eso.

- Sí quieres ir a ver a Kiara vístete- cuando Ángel dijo eso mis ojos se abrieron más y sonreí como hace tiempo no lo hacía-, le diremos al maestro que iremos a observar a las personas cerca de la ciudad, nuestro proyecto requiere eso- Ángel me guiño un ojo y Ania se acercó más a mí.

- ¿Le dijiste?- pregunte a Ania viéndola con seriedad.

- Tania, los tres sabemos que este triángulo amoroso es horrible, pero si algo tenemos en común Ángel y yo es que nos importas, nos importas mucho- Ania se veía tan tierna admitiendo que le importaba-, pero me importas más a mí- ella río dándome un abrazo.

- No, me importa más a mí- Ángel se lanzó a nosotras para abrazarme y procuro no tocar a Ania.

- Ustedes me importan mucho, entonces lo mío es doble y les gano- dije besando la mejilla de cada uno.

No sé cuanto tiempo estuvimos así pero bueno, una gran tranquilidad se apoderó de mí y no me quería mover.

Después de un rato me metí a bañar y por una extraña razón sentí que alguien me llegaba a observar, seguramente ya estaba alucinando.

Salí del baño y vi a Ania preparando el desayuno. Ella se veía tan linda con sus shorts negros y un top rosa, ese día usaba tenis; por más diva que fuera Ania no usaría tacones para caminar por el bosque. Me acerqué a ella y la abrace por detrás y me di cuenta que fue algo involuntario, ni siquiera lo había pensado solo lo había hecho.

- ¿Me perdonas?- le susurré cuando note que no se movía.

- Te perdono, debí encontrar otra manera y no dejarlo así- dijo ella en susurros-, ¿Quieres desayunar?

- Contigo siempre.

Nos sentamos a comer y debo reconocer que Ania era de las mejores cocineras que había conocido, el desayuno se desarrollo en silencio y no era un silencio incómodo era un silencio tranquilizador, sí es que eso tenía algún sentido.

Escuché la puerta principal abrirse y vi a Ángel entrar con un papel en mano.

- Tenemos la autorización del gordo para irnos- dijo emocionado cuando llegó a dónde estábamos nosotras.

- ¿Autorización?- pregunte confundida.

- No habrás creído que nos iríamos sin permiso- se burló Ángel sentandose junto a Ania.

- Hay comida para tua- dijo Ania a Ángel cuando observó cómo un niño pequeño mira dulces el plato de Ania.

- Está en la estufa.

Terminamos de comer, tomamos mochilas, cuadernos, lapiceras y celulares, creo que olvide mencionarlo pero teníamos algunas cosas grabadas.

El papel que traía Ángel era un tipo de mapa y hay nos decía como hacer para llegar fuera del bosque.

- Esperen debo llamar a Kia- les dije cuando estaban por salir.

- Tomate tú tiempo, al fin que es muy temprano- dijo Ania mientras veía su celular.

Llamé a Kia y espere que respondiera, la bocina solo sonó dos veces.

- Hola bebé- me saludo de la misma manera que lo hacía siempre.

- Hola bebé- le devolví el saludo y sentí como Ángel y Ania me miraban- ¿Donde nos podemos ver?

- Justo fuera del bosque se encuentran varios locales te espero en el de dulces.

- ¿Por qué dulces?- le pregunte riéndome.

- Porque quiero asaltar la dulcería- me respondió en tono sarcástico, o eso intento.

- Me encanta tu sarcasmo- le respondí como sólo yo sabía hacerlo.

- Tarada, mejor te veo en quince minutos.

Ella colgó y Ania sonrió cuando noto lo emocionada que me estaba.

Salimos de la cabaña y empezamos a caminar, nos daba seguridad caminar solos pues el bosque estaba lleno de guardabosques y cada que nos veían nos decían por donde no podíamos pasar o había alerta de oso y ese tipo de cosas.

Me encantaba el paisaje y lo estaba disfrutando bastante, el aire estaba húmedo y eso me encantaba. Ania y Ángel no parecían llevarse del todo bien pero se sentía una atmósfera más tranquila que la de ayer en la tarde, yo seguía viendo los enormes árboles y escuchaba como los autos estaban cada vez más cerca, seré honesta... Eso me disgustaba un poco.
Después de un rato abandonamos el bosque y nos encontrábamos nuevamente en la civilización.

Recorrí el lugar y efectivamente había locales, mis nervios aumentaron al saber que hay se encontraba Kia. La mano de Ania tomo la mía y Ángel puso su mano en mi espalda, ¿Acaso este momento podía ser más perfecto?

Llegamos pero no había señales de ella y no me quería hacer a la idea que no llegaría...

Él, Ella, Los Dos O Ninguno(Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora