Capítulo 11

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—¿Qué?

—Creo que deberíamos besarnos— repitió, claramente nervioso —Nosotros deberíamos hacerlo, y sacarlo del camino. Entonces podemos olvidarlo y superarlo, seguir adelante, aclarar la cosas, lo que sea. Pero es solo que siempre está ahí...— dijo, casi empezando a ir y venir frente a mi puerta —Está ahí entre nosotros y me está volviendo loco. No puedo concentrarme, lo único que puedo pensar es en cómo carajo se sentiría besarte o cuál es tu sabor.

El corazón me latía rápido y mi estómago estaba en nudos. HanBin estaba de pie justo enfrente de mí, diciéndome que quería besarme.

—No estoy preocupado acerca del trabajo— continuó diciendo —Porque estoy seguro, estoy absolutamente seguro de que si te beso una vez y consigo sacarlo de mi sistema, voy a estar bien. Volveré a la normalidad y entonces puedo actuar como si nada hubiera pasado. Además sé que también quieres besarme— dijo todavía despotricando —Lo puedo ver cuando me miras. Te quedas mirando mi boca y lames tus labios, y es como si estuvieras tratando de no querer besarme y no te culpo, porque es raro, lo entiendo. Pero creo que si nosotros lo hacemos y conseguimos dejarlo fuera del camino, podríamos trabajar juntos sin todas estas preguntas incómodas sobre...— sus palabras fueron muriendo en silencio. La expresión de mi cara debió haberlo asustado —Oh, no— murmuró, dando un paso atrás —No, no, no. Obviamente he leído mal las señales y tú no has dicho nada y yo he arruinado todo.

Inmediatamente se dio la vuelta y salió casi corriendo hacia el ascensor.

—HanBin, espera— le dije, agarrando su brazo —No has malinterpretado.

Él exhaló en un apuro con alivio, y pasó la mano por su cabello.

—Pero no estoy seguro...— le dije, dando un paso más cerca de él, por lo que casi le tocaba.

—Nosotros no tenemos que...— dijo rápidamente —No debí sugerirlo...

Sus palabras murieron cuando deslicé mi mano por su mandíbula, me incliné hacia él y casi podía sentir su aliento cálido sobre mis labios.

—No estoy seguro de si una vez será suficiente.

Sus ojos estaban muy abiertos y se lamió los labios.

—Probablemente no.

Nuestros labios se encontraron, abiertos y suaves. Era tierno y cuidadoso, temeroso de lo que estaba sucediendo, de a dónde iba esto. Ninguno de los dos se movió por un largo segundo, pero entonces tiré suavemente de su labio inferior entre mis dientes y se quedó sin aliento.

Parecía que acababa de darle en el engranaje porque dejó caer su mochila al suelo para poder usar las dos manos en sostenerme. Su boca se abrió mientras profundizaba el beso, sus manos se deslizaron alrededor de mi cintura mientras que su lengua se deslizaba en mi boca.

Creo que gemí. O tal vez fue él.

Sostuve su cara mientras nos estábamos besando, absorbiendo todo de él... el calor de su cuerpo, sus suaves labios, su sabor, su olor. Todo hizo a mi cabeza girar y a mis rodillas debilitarse, mi corazón latía con fuerza y quería más.

Pero entonces se escuchó al ascensor llegar a nuestro piso y antes de que la puerta pudiese abrirse, tiré de la mano de HanBin, y lo llevé de vuelta a mi apartamento. En un movimiento rápido agarró su mochila del suelo y entró en el momento que la anciana señora Gangjeon salió del ascensor. Le di un amable saludo y sonreí mientras cerraba la puerta, HanBin se echó a reír.

Me apoyé contra la puerta cerrada y le sonreí.

—La señora Gangjeon no tiene que ver eso.

HanBin puso su mochila contra la pared cerca de la puerta, y sonrió ampliamente.

—A la señora cómo-se-llame podría gustarle ver esto.

—La señora Gangjeon tiene noventa y dos años.

Todavía estaba apoyado contra la puerta y HanBin estaba justo frente a mí. No estaba pegado a mí, pero tampoco me dejaba moverme. Sus ojos parpadeaban de mis ojos a mi boca, como si estuviera a punto de besarme de nuevo. Mi voz fue apenas un susurro.

—Pensé que habías dicho solo un beso.

—Pensé que habías dicho que uno no sería suficiente— susurró mientras juntaba sus labios con los míos una vez más.

Sostuvo mi cara esta vez, al mismo tiempo que abría mis labios con los suyos. Nuestras lenguas se encontraron y él presionó su cuerpo contra mí.

Puse mis manos alrededor de su espalda y lo acerqué más contra mi cuerpo. No podía evitarlo. No quería desearlo. No quería que me gustara. No quería necesitarlo.

Pero así era.

Frenó el beso, arrastrando sus labios de los míos, mirando hacia abajo hasta que su frente descansó en mi mejilla, luego en la barbilla y al final dio un paso hacia atrás. Respiraba con dificultad, pero sonreía. Mis manos estaban todavía en sus caderas, por lo que dio otro pequeño paso hacia atrás, alejándose de mí.

—Creo que debería de irme ahora— dijo.

Me preocupaba que pudiera entrar en pánico al darse cuenta de lo que acaba de suceder. Nos habíamos besado. Dos veces. Yo, el padre de su amigo, un hombre del doble de su edad. Su jefe.

—No hay necesidad de entrar en pánico— le dije, dándome cuenta de lo estúpido que sonaba tan pronto como lo había dicho.

—Oh, no voy a entrar en pánico— dijo bruscamente, entonces reajustó obviamente el bulto en sus jeans.

—Oh.

HanBin se rió, avergonzado. Luego respiró hondo, exhaló lentamente y me miró a los ojos. Sus ojos estaban brillantes y juguetones.

—Te veré mañana en la oficina.

—Está bien— le contesté, tratando de medir su estado de ánimo.

Tomó su mochila y puso la mano en el pomo de la puerta.

—Voy a necesitar abrir la puerta.

—Oh— dije, dando un paso a su alrededor —Claro.

Luego dio un paso cerca y me dio un piquito en los labios de nuevo, besándome por tercera vez.

—Ya son tres— le dije.

Abrió la puerta.

—No estoy contando— dijo mientras caminaba hacia el ascensor.

Miró a su alrededor y me sonrió antes de entrar. Cerré la puerta de mi apartamento, preguntándome qué carajo acababa de hacer.

Acababa de cruzar todas las líneas de manera profesional y personal. HanBin trabajaba para mí y era amigo de mi hijo.

Eso quería decir que no solo era alguien que DongHyuk conocía, él era alguien con quien DongHyuk fue a la escuela. De la misma edad. O sea, exactamente la mitad de mi edad. Traté de no pensar en eso. O lo que eso significaba.

HanBin era un adulto. Un adulto consiente y muy dispuesto. Un adulto muy bien dotado por lo que sentí contra mi cadera.

Y con ese pensamiento, me quité la ropa y me metí en la ducha en busca de alivio. Una vez más, las imágenes de HanBin vinieron a mí. Una vez más imaginándome como se vería debajo de mí con la cabeza echada hacia atrás o de rodillas con sus gruesos labios a mi alrededor. Los labios que acababa de probar.

Mierda.

Me corrí tan fuerte que el cuarto giró. Me apoyé en los azulejos de la ducha para recuperar el aliento hasta que estuve bastante seguro de que podía mantenerme sin caer.

Joder, ese hombre estaba metiéndose en mi cabeza.

Pensé en él toda la noche, lo que diría en la oficina mañana en la mañana, ¿cómo iba a reaccionar cuando me viese?

Me fui a la cama pensando en él, soñé con él y necesité masturbarme de nuevo en la madrugada.

A decir verdad, se estaba volviendo bastante ridículo.

UP-grade ❀ Double B [iKON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora