Capítulo 12

560 72 13
                                    


Al día siguiente que fui a trabajar, fue como una previsión temida. Un pensamiento errante se me ocurrió cuando estaba saliendo del ascensor de mi oficina, que HanBin me podría denunciar por acoso sexual; y en esa fracción de segundo, miles de pensamientos empezaron a pasar por mi cabeza.

Casi esperaba que MinAh viniera a decirme que tenía un equipo de abogados sentados esperando en mi oficina, pero cuando llegué frente a ella solo sonrió y me dio los mensajes habituales.

—El café está en su escritorio.

Me pasé la mano por el cabello y resoplé aliviado.

Por Dios, ¿en qué me había metido?

Estaba en mi oficina una media hora más tarde cuando MinAh entró con HanBin detrás de ella. Estaba vestido con su habitual traje sastre ajustado, luciendo aun mejor de lo que nunca lo había hecho, pero no dijo nada más que un educado y tranquilo:

"Buenos días, Señor Kim."

Después de eso, tuve una reunión-almuerzo y una reunión-consulta, y lo vi brevemente durante todo el día. Pero ni una sola vez hizo contacto visual. No me miró, sonrió o se rió, como estaba acostumbrado a verlo. Básicamente, no me reconoció. Él era muy profesional y estoico, como si nada hubiera pasado entre nosotros. Quizá tenía razón. Tal vez si me besaba una vez, iba a sacarlo de su sistema y seguir adelante como si nada en absoluto hubiera sucedido.

Yo, por el contrario, era un distraído desastre.

No sabía si él estaba jugando a algo. No sabía si él estaba siendo profesional, o si estaba realmente fuera de su sistema y ahora ya no significaba nada para él. Por otra parte todo el día, cada vez que el maldito teléfono sonaba, casi esperaba que MinAh me dijera que uno de los socios quería verme porque una denuncia había sido presentada en mi contra.

Sin embargo, esa llamada nunca llegó. Pero a las seis de la tarde cuando MinAh llamó a mi puerta para decir buenas noches, HanBin estaba detrás de ella, entonces levanté la vista de mi escritorio.

—Buenas noches, MinAh— le dije. Luego volví a mirar los papeles sobre mi escritorio —Señor Lee. Un momento, por favor.

MinAh sonrió y dejó a HanBin entrar. Él se sentó y miró alrededor de mi oficina y luego a mí.

—¿Sí?

No sabía exactamente qué decir o cómo decirlo. Así que fui a lo seguro.

—¿Has estado ocupado todo el día de hoy?

Me miró seriamente antes de contestar.

—Técnicamente ya es después del horario, por lo que ¿puedo hablar libremente?

Lo miré sin saber a qué se refería.

—Sí.

Pero no habló. En su lugar echó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada.

—MinAh ha estado tras mi culo todo el maldito día— dijo con una risa —Dijo que parecías estresado esta mañana, por lo que no necesitabas ningún tipo de interrupciones de gente como yo.

—¿Gente como tú?

—Esas fueron sus palabras.

Le sonreí, aliviado y exhalé con fuerza.

—Casi me da un ataque de estrés al salir del ascensor esta mañana— admití —Me preguntaba si mi jefe y sus abogados estarían en mi oficina cuando llegara aquí.

La sonrisa de HanBin murió.

—¿Por qué?

—No sé, tal vez un caso de acoso sexual proveniente de cierto empleado de veintidós años de edad— dije, mirándolo fijamente.

Ciertamente podría haber compilado una lista de cómo esperaba que fuera su reacción, pero la risa no hubiera estado en ella. Él se echó a reír, y cuando mi miró de nuevo y vio la mirada en mi cara, se rió un poco más.

—Es casi divertido— le dije, rodando mis ojos.

—¿Realmente estaba preocupado?— preguntó sin dejar de sonreír.

—No sabía qué pensar.

—Yo tampoco— admitió —Por lo tanto, ¿es aquí donde me dices que fue solamente un beso y nada más? ¿Es para eso que me llamaste aquí? ¿Para decir gracias pero no?

—En realidad fueron tres besos.

—No estaba contando.

Suspiré y me pasé los dedos por el cabello. Eso era todo. Ese era el lugar donde la línea quedaba dibujada o donde la línea quedaría borrosa. Era mi decisión.

—Parecías bastante interesado desde donde yo estaba— dijo.

Solté una carcajada. No tenía ni la más mínima idea de lo interesado que estaba, la frecuencia con la que pensaba en él o las posiciones en las que lo imaginaba.

Mierda. Tenía que estar perdiendo la cabeza.

—¿Qué quieres?— le pregunté, tratando de aliviar la presión de mi decisión.

—Quiero una respuesta honesta.

Exhalé con fuerza en una rabieta. Él no me dejaría evadirlo.

—Yo...yo...

—Oh, por el amor de Dios— dijo con impaciencia —Si tuviera que ofrecer llevar la cena a tu apartamento esta noche, ¿dirías que sí o que no?

—¿Siempre eres tan franco?— le pregunté —¿O es otra cosa de la generación Y?

Levantó una ceja.

—Para ser uno de los mejores y más codiciados arquitectos de la industria, no eres muy bueno tomando decisiones.

—Las decisiones profesionales son fáciles— le dije —Las personales no lo son tanto.

—Oh, JiWonnie, tan solo responde la pregunta.

Él me había llamado JiWonnie. No señor, no señor Kim, ni siquiera JiWon. Él me había llamado JiWonnie.

—Sí. Sí quiero la cena. Sí, quiero más. Una vez no fue suficiente— le espeté —Una vez nunca va a ser suficiente.

Me sonrió y levantó tres dedos.

—En realidad fueron tres besos.

Me tragué un suspiro.

—¿Siempre eres tan irritante?

HanBin se echó a reír.

—Sí, es una cosa de la generación Y.

Me quejé.

—¿Puedo retirar la oferta de la cena?

—No— dijo, poniéndose de pie —Llevaré comida china y estaré en tu casa en...— miró su reloj —... media hora.

Sonreí cuando lo vi salir. Cuando la puerta se cerró detrás de él, dejé escapar un gemido, y pasé las manos por mi cabello. Apagué mi laptop, tomé mi maletín y apagué las luces de la oficina cuando me fui.

Creo que sonreí en todo el camino a mi apartamento.

UP-grade ❀ Double B [iKON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora