Me quedé mirando el intercomunicador.—¿Perdón?
Oí una voz apagada en el fondo, entonces SukJin volvió a hablar.
—Lee HanBin, señor. Él dice que trajo los archivos SEULLO...
Mierda. Mierda. Mierda. Me aclaré la garganta.
—Uhm...
La voz de SukJin llegó a través del intercomunicador.
—Dice que trajo los archivos de SEULLO y café— SukJin no sonó exactamente impresionado —Al parecer, el café es importante.
Sonreí.
—Deje que suba.
Abrí la puerta y fui a la cocina a poner en orden el desorden que había hecho, también creí conveniente escribir café en la lista de compras. Un par de minutos después hubo un breve golpe en la puerta.
—¿Hola? ¿Señor Kim?— llamó HanBin.
—Sí, adelante, HanBin— contesté.
Entró sosteniendo un maletín en una mano, una mochila al hombro y una bandeja para llevar café en su otra mano. Llevaba pantalones de traje, pero sin corbata ni chaqueta y las mangas estaban enrolladas hasta los codos. Se veía como todo un profesional pero relajado, mientras que yo estaba allí en jeans y con los pies descalzos. Deslizó la bandeja de café en el mostrador de la cocina y me miró inquisitivamente.
—Llamé a la oficina y recogí los archivos— dijo, poniendo el maletín en el suelo y arrastrando la mochila en su hombro —Y compré café de la cafetería que le gusta.
HanBin miró alrededor de mi apartamento, desde el salón-comedor abierto hasta la cocina gourmet. El mobiliario era caro, probablemente pretencioso hasta cierto punto, pero era una representación directa de mí mismo. Era clásico y tradicional, con sillones de cuero y una antigua mesa de comedor. El único mobiliario moderno era la cocina. HanBin lo vio todo poco impresionado. Finalmente, sus ojos se posaron en mí.
—Así que, ¿dónde haremos esto?
Me pase la mano por el cabello.
—Yo, uhm... bueno, cuando dije que trabajaría desde casa...— dije en voz baja —No esperaba que tú vinieras a trabajar también.
—Oh— dijo, dándose cuenta de que acababa de presentarse en mi casa sin invitación —Oh, mierda— parecía realmente mortificado —Pero MinAh dijo específicamente que trabajaría cuando usted lo hiciera. Sin excepciones. Fue una de las primeras cosas que me dijo. Ella fue bastante específica.
Le sonreí.
—Está bien, HanBin.
—MinAh me asusta— admitió, todavía sin saber a donde mirar —Quiero decir, estoy seguro de que es amable y todo, pero tiene una mirada feroz. Me pone nervioso. Minnie, una de las internas, esta cagada de miedo por ella.
Era evidente que estaba avergonzado, por lo que balbuceaba. Sonreí y le di uno de los cafés que había comprado.
—HanBin, está bien. Vamos a acomodarnos en la mesa del comedor. Tira ahí todos los archivos y vamos a revisarlos.
—Lo siento mucho— dijo de nuevo —Me siento como un completo idiota.
Me reí de él y tomé un sorbo de café.
—Está bien, HanBin. Muestra gran perspicacia y audacia que te presentes a trabajar a...— comprobé la hora —...las ocho de la mañana de un sábado.
Sus ojos se abrieron.
—¿Llegué demasiado temprano?
No pude evitar sonreírle.
—No, trajiste café, así que todo está bien.
Tomé el maletín y lo dejé sobre la mesa del comedor. Recogí mi portafolio, saqué mi laptop y nos instalamos en un confortable trabajo silencioso. Él hacía alguna pregunta de vez en cuando, mientras trabajaba en conseguir las calificaciones de cumplimiento de energía para el trabajo SEULLO, yo me pasé las siguientes horas tratando de ignorar el hecho de que el hombre con el que había soñado, con quien había fantaseado mientras me masturbaba en la ducha de la noche anterior, estaba sentado frente a mí.
También puse atención a cómo chupaba el final de su pluma y la forma en que inclinaba la cabeza en su mano con los dedos en su cabello.
Tratando de concentrarme en mi trabajo, de alguna manera me las arreglé para terminar la hoja de especificaciones para el mismo proyecto que HanBin estaba haciendo. Fue útil contar ambos con los mismos planos corriendo a través de las mismas hojas de archivos, y no me di cuenta del tiempo que pasó hasta que HanBin se puso de pie y se estiró.
—¿Tiene hambre?— me preguntó, mirando el reloj —Es la hora del almuerzo.
Miré mi reloj para darme cuenta que casi eran la una.
—Por Dios, no me di cuenta del tiempo.
HanBin entró a la cocina.
—¿Puedo hacerme un sándwich?— preguntó —¿Quiere uno?
—Uhm, claro— le respondí, aunque no estaba seguro de que tuviera lo necesario para hacer un sándwich.
Lo observé mientras rebuscó entre la nevera y la despensa como si le pertenecieran, obviamente buscando algo en particular.
—¿Tiene mantequilla de maní?— preguntó —No la encuentro.
—¿Mantequilla de maní?— le pregunté con incredulidad —No, no lo creo.
HanBin negó con la cabeza.
—¿Cómo puede no tener mantequilla de maní.
—Uhm, no desde que DongHyuk era pequeño— le dije, e inmediatamente me arrepentí de la elección de mis palabras.
Yo no quería que pensara en mí como el padre de uno de sus amigos. Yo no quería que pensara que estaba insinuándole que era un niño. Yo no quería que pensara en mi como alguien de dos veces su edad, o su jefe, o... lo cierto es que no sabía ni siquiera qué mierda quería que él pensara. Necesitando la distracción, agarré mis llaves.
—Vamos, vamos a salir por el almuerzo— le dije —Además tengo que comprar un poco de café de todos modos.
—Uh, ¿Señor Kim?— la voz de HanBin me detuvo cuando estaba a punto de abrir la puerta. Me volví hacia él, y miraba abajo hacia mis pies —¿Zapatos?
Mierda.
—¿El Alzheimer comienza a su edad?— preguntó con una sonrisa.
—No soy tan viejo, ¡muchas gracias!— mi boca se abrió.
Se rió de nuevo y luego trató de evitarlo.
—Lo siento, ¿eso estuvo fuera de lugar?
—¿El qué?— le pregunté —¿Burlarte del padre de DongHyuk o de tu jefe?
—Ninguno de los dos— dijo. Sus ojos brillaban con diversión y sonrió —Burlarme de las personas mayores.
Rodé mis ojos y me puse los zapatos.
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UP-grade ❀ Double B [iKON]
FanficKim JiWon es un exitoso arquitecto de Seúl que lo tiene casi todo. Declarado gay, pone fin a su matrimonio antes de cumplir cuarenta años, tenía que empezar a vivir su vida. Ahora, cuatro años después con la relación con su hijo de vuelta en el cami...