—Deku, deja de llorar. Maldita sea.
Pero duele.
—¿No All Might te lo dijo una vez? "No se puede salvar a todos", ¡así que ya cállate!
Pero sigue doliendo y no importa cuántos insultos y gritos Bakugou deje salir de sus barítonas cuerdas vocales. El fracaso le produce a Izuku un gusto metálico en la boca y le escuece los bordes de los párpados.
—¿De verdad vas a seguir? —Katsuki bufa y gira la cara hacia un lado, frustrado, irritado.
Lo quiere golpear.
Él se siente tan fracasado como Izuku, o quizá un 50% más fracasado aún, porque no es sólo que haya fallado, sino que además falló estando a lado de otro héroe que, será idiota y lo que sea, pero también es medianamente decente.
(O tal vez un poco más que medianamente).
(Porque es el jodido heredero de All Might, maldita sea, por supuesto que tiene que ser decente, que si no lo fuera Bakugou mismo le reventaría las entrañas hasta que se muriera, PORQUE NO PUEDE SER EL JODIDO HEREDERO DE ALL MIGHT Y SER INÚTIL).
Así que sí, es medianamente o algo más que medianamente decente y aún así han fallado.
Los dos.
Y los dejaron morir.
A todos y cada uno.
No hubo nada que pudiesen hacer, más que observar con impotencia, y Bakugou está seguro de que, así como él lo hace, Izuku debe estar recorriendo en su cabeza todas y cada una de las acciones que llevó a cabo en ese momento, buscando en dónde falló, buscando qué pudo o debió haber hecho diferente, buscando sus grotescas carencias y debilidades.
Maldita sea.
Si tan sólo...
Si por lo menos...
Pero no. ¿Cuál es el sentido de lamentarse? Todos fallan, todos fallan...
Es sólo que es demasiado pronto aún como para que ellos fuesen a fallar tan estrepitosamente.
Guardan silencio por un rato largo, aunque Bakugou tiene la sospecha de que casi puede sentir el aroma salado de las lágrimas de Izuku que todavía están derramándose. El cielo se empieza a nublar y las almas se les nublan también.
¿Deberían ser héroes? ¿De verdad deberían serlo?
—Damos asco —dice Bakugou después de un rato, declarando la puritita verdad de las cosas.
—Y sí, Kacchan.
—Cállate. Sólo yo puedo decir que damos asco. Tú cállate la maldita boca.
Deku no puede evitarlo. Sonríe un poco. Un poquito.
—¿Cómo puedo volver a verles las caras a los demás, Kacchan? ¿A los chicos? ¿A los profesores? ¿A mi madre?... ¿A All Might?
—Te vas a plantar frente a ellos y vas a dejar que te vean la asquerosa cara llena de lágrimas y mocos. Así.
—Pero...
—¡Cállate!
Ve de reojo como el cuerpo más menudo se estremece, un tremor suave azuzado por su exclamación y su exigencia.
—Si tan sólo... —dice Izuku después de un momento—. Si por lo menos...
—Si por lo menos nada —replica Bakugou con la voz fuerte. Entonces, finalmente se pone de pie. Las paredes oscuras del callejón les aprietan los sentidos y el bote de basura aledaño empieza a darle demasiado asco. Además, todo parece indicar que lloverá, y hoy no quiere ser un gato mojado.
Demasiado miserable y patético se siente ya como para agregar resfríos a su lista de desgracias.
—Ya, larguémonos de aquí. Tenemos que finalizar el reporte. No tenemos toda la eternidad.
Se da la vuelta, pero una mano se le aferra rápidamente a la parte alta del brazo.
Está fría, fría como calcula que deben estar las nubes ahí arriba, llenas de agua fresca tragada en el mar.
—A veces siento que sí tengo toda la eternidad, Kacchan. Cuando lucho a tu lado... mis fuerzas parecen no tener fin.
Katsuki se queda estático.
"Si no tuvieran fin", piensa, "entonces quizá podrías haber salvado a tan sólo uno de esos niños. A por lo menos uno".
Pero no.
No.
Y no.
—Deja de decir idioteces y vámonos ya.
Camina e Izuku se le queda colgado del brazo, avanzando a su lado. Los dos hacen como que el gesto es sumamente normal.