Parte IV

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Izuku ha estado intentando ocultarse.

Pero, ah, vamos.

A estas alturas, Izuku debería saber mejor que nadie que cualquier clase de acto "cobarde" como aquel sería difícilmente condonado, difícilmente ignorado, difícilmente mantenido en secreto.

No iba a poder ocultarse por mucho tiempo, eso fue obvio desde el principio.

Pero él tuvo la esperanza...

Todavía no ha podido hablarlo con nadie. Ni con su madre, ni con sus amigos más cercanos, por supuesto que mucho menos con All Might.

¿Cómo podría contarle a alguien sobre ese fracaso tan terrible que sufrió?

No... no soporta romperles el corazón así. Ellos que tuvieron tantas esperanzas en sus dotes de héroe, para que él les falle de esa forma.

Por eso es que no se apuntó a los rondines del fin de semana. Los mismos que iban a tocarle otra vez con Kacchan. No sabe cómo podría hacerlo. Estar otra vez con él sin sentir miedo a volver a arruinarlo todo.

"Perdóname, Kacchan", es algo que le gustaría haber dicho, pero que no dijo nunca, porque sospecha que Katsuki lo habría mandado a la mierda de haberlo hecho.

Sospecha que Katsuki se siente tan responsable como él, aunque él sabe que, si han fallado, seguro que es su culpa y sólo su culpa, porque no hay nada que Kacchan, tan hábil y tan inteligente, pueda haber hecho mal.

Es él quien lo arruinó todo.

Y por eso quiere esconderse. Pero Izuku nunca tiene la mejor suerte del mundo cuando se trata de estas cosas, claro está y, cuando está intentando regresar a los dormitorios desde las aulas, después de haber esperado un tiempo según él decente para dar oportunidad a que Kacchan se alistara y se fuera, escucha pasos que se aproximan por detrás y mira por encima de su hombro.

Oh mier---

—¿Dónde mierda está tu traje? —increpa Bakugou, aproximándose—. ¿Acaso has visto la maldita hora que es? Se te va a hacer tarde, estúpido Deku.

Izuku se aferra a los tirantes de su mochila al tiempo que balbucea un montón de palabras rotas y sin sentido. Bakugou se detiene demasiado cerca y le observa como intentando comprender qué mierda le pasa.

—¡Cállate y ve por tu maldito traje! ¡No pretendo llegar tarde por tu culpa!

—¡P-pero, Kacchan...!

—¡QUE TE APURES O TE REVIENTO LA CARA!

Bueno. A veces, no se necesita mucha más motivación que esa para correr por el traje de uno, aún si se sabe que uno no se ha apuntado para los rondines...

Cuando llegan a la agencia que les suele contratar, una mirada curiosa recae sobre Izuku.

—Oh —dice el héroe profesional—, Midoriya, pensé que hoy no vendrías. Pero bueno, no importa, mejor así, porque la misión que tenemos hoy es algo... delicada... y requiere de cierta... eh, bueno, hablaremos después de ello. Ahora necesito que vayan a los cambiadores y se vistan con algo de lo que encuentren ahí. No hagan preguntas. Ya les platicaré después de la situación.

Katsuki eleva una ceja. Izuku parpadea con confusión. Pero, en segundos, los dos obedecen.

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