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Yoongi


Me quedé ahí.
Me quedé sentado en la silla de la cocina, esperando a que dejara de gemir a gritos el nombre de otro.

Es que realmente me lo planteé: entrar e interrumpir lo que obviamente era una revolcada; o dejar que se la folle - por lo que se oye- bien follada.

Suprimí las ganas de llorar, suprimí la imagen mental que venía a mi cabeza con esos sonidos sucios que provenían de la habitación.
Los suprimí.
Porque necesitaba verme fuerte, necesitaba hacerle saber que esto no me dolía. Que el hecho de llegar temprano del trabajo y encontrarla con otro en nuestra cama, no significaba nada.
Tenía que convencerme para convencerla...

Más de media hora llevo aquí, carajo, más de media hora. No me quedaría media más.

Me levanté y suspiré pesado al llegar a la puerta.
Respiré lento esperando que todo desaparezca, esperando que el dolor que oprime mi pecho desaparezca.
Quería que mi maldito yo desaparezca.

Sin más, abrí la puerta y, aunque ésta hizo un chirrido, ellos continuaron con lo suyo.
Mierda que debía estar follandola bien.

Carraspé y su cabeza azomó por el ancho hombro del desconocido.

¡Yoon, Dios mio! — apartó de un empujón al pelinegro y éste me miró despreocupadamente. — ¡N-No es lo que crees! Ella se cubrió con la sábana, su mirada parecía desesperada.

¿Por qué lucia desesperada? ¿Porque lamentaba engañarme o porque la había descubierto?
No lo sé, no quería saberlo, quería ser fuerte.

Levántate.. — tomé su ropa del suelo y lancé a la cama — Vístete. Vete. Váyanse.

¿Y a mí no me alcanzas la ropa? — dijo burlon.

No pude contestar, Suran se levantó de la cama y vino hacia mi con sábanas y todo.
No, Yoon, Yoon, puedo explicarte, puedo hacerlo. Esto, esto no es, no es... — sonaba tan desesperada que podría creerle cualquier estupidez que dijera, quería creerle lo que sea. Mas ni ella sabía qué decir.

Es lo que es preciosa — ah, juro que su sola voz me ponía a hervir la sangre.
Sin embargo, tenía razón, era lo que era.

¡Cállate! — lo miró con furia. — Ven, ven, ven... — tomó mi brazo fuera de la habitación y me llevó al comedor — Mira, amor, mira, no es lo que crees...

¿No estabas revolcándote con alguien más en la cama? ¿Debería ver a mi oculista?

Dios, Yoon, bueno, sí, sí es eso, sí es lo que viste — ¿por qué no lo llama por su nombre? ¿Será como admitir la culpa? — pero, pero, esto es cosa de una vez, lo juro, no sé qué me pasó, sólo, sólo lo conocí hoy y...y coincidimos.

¿Es así? — la pregunta no fue para ella, sino para él, que se encontraba ya vestido y saliendo de la habitación. — ¿Esto es cosa de una sola vez?

Claro, fue una sola vez en tu cama, la otra vez fue sobre la mesa, la otra vez en la lavandería, ¡oh!, la anterior fue en un hotel. Sí, cosa de una sola vez si hablamos de lugares.

¡¡Cállate, Jungkook!! ¡¿Por qué mierda sigues aquí?! Ella fue hacia él y lo empujó con una mano hacia la puerta y con la otra sostenía la sabana.

Ya, loca, para. — rió y abrió la puerta. Yo sólo miraba todo con expresión cansada, si es que no era una muerta — Adiós, Yoon, un gusto —  dio una sonrisa ladina y salió.

Mi novio es un asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora