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Taehyung


—¡No me lo creo! ¡¿Cómo lo traes aquí?! — Jimin se alteró cuando me vio entrar con Yoongi a la casa.

— ¿Qué? ¿No soy bienvenido? — sonrió de lado.

— No, no, lo siento. No medí mis palabras, sólo no me hagas caso. Em.. ¿Tae? ¿Podríamos hablar en privado? Claro, si no te molesta, Min.

— No, para nada. — se movió con las manos en los bolsillos — ¿Es sobre mi ex en su sótano? —soltó una risilla.

— ¡Taehyung! ¡¿Le dijiste?!

— Sí, pero no me cree — abulté mis labios.

— No jodan — rió — Park, ¿tú también vas a seguir su juego? Son muy buenos actores, realmente muy buenos. — Jimin me miró con la boca abierta y las manos extendidas.

— ¿Cree que es una broma?

— Tampoco me creyó cuando le dije que era asesino la primera vez que nos encontramos — me alcé de hombros.

— Bueno, a ver, ¿no íbamos al sótano, Taehyung? A ver qué me tienes preparado — seguía dando pequeñas risitas y caminó hacia el pasillo — ¿Es por aquí? — Jimin se puso frente a él con la mano extendida.

— Aguarda, Min, si bajas al sótano y ves eso, tienes que jodidamente prometer que no vas a llamar a la policía ni vas a mencionarle nada a nadie. — dijo seriamente.

— ¿De qué hablas? — ya no rió y volteó a verme — Taehyung, lo que me dijiste es una broma, ¿no es así? — al parecer, Jimin era más convincente que yo.

— No, es verdad, tengo a Suran en mi sótano...

— Okey, basta, ya no es chistoso. Te seguí el juego porque ¿quién no fantasea con tener a su ex en el sótano de su casa haciendo su vida un infierno? Pero tampoco es para que sigas bromeando de esta manera — miró a Jimin — Muy buena esa.

— No me dijiste su nombre.

Volvió a mirarme — ¿Eh?

— No me dijiste su nombre ni diste muchos detalles de ella.

— Es... Verdad, ¿cómo supiste su nombre?

— Es castaña, de ojos marrón claro, cintura delgada... — mientras yo la describía, Jimin fue al cuarto, volvió con la billetera de la mujer y la lanzó a la mesa frente a Yoongi.

—Y está en el sótano — Jimin lo miró fijo.

Yoongi se quedó estático mirando el objeto.

— Santa mierda, esto no puede ser real.

Sin más, se echó a correr escaleras abajo.

— ¡Min! — Jimin corrió tras él.

— ¡Yoongi! — los seguí.

Al bajar, se escuchaba la respiración agitada de Yoongi.
Frente a él, la muchacha estaba atada en la silla, mirándolo mientras lloraba.

Él volteó a verme.
— Taehyung, ¿qué mierda hiciste?

— Yo...

— Él estaba ebrio y no lo pensó bien.— Jimin me defendió.

— ¡Y una mierda! Esa no es una excusa — se acercó a Suran y quitó la mordaza de su boca.

— ¡Min, no!

— ¡Dios, Yoongi! — lloró a gritos una vez que pudo hablar — ¡Gracias a Dios, estás aquí, estás aquí! ¡Por favor, sueltame, sueltame, por favor, sacame de aquí!

Mi novio es un asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora