31

287 59 15
                                    

Yoongi


Abrí mis ojos al sentir un ardor y palpé la mordaza en mi boca. Cuando pensé en sacarla, mis manos no se movieron, estaban atadas tras el respaldar de la silla en la que me encontraba, en el comedor.

— Vaya, Yoongi, sí que eres todo un dormilón, fui a dormir un rato y al despertar aún seguías inconsciente, así qué jugué un poco con el cuchillo. — miré mi pecho y tenía varias cortadas — Ahí sí que despertaste. Apuesto que pensate que era broma o algo así — él se paseaba frente de mí mientras jugaba con su cuchillo — Te dije que quería a Taehyung hoy, no mañana ni pasado, hoy, o lo lamentarias. — traté de hablar y me moví, provocando que la silla se moviera. Él puso su mano en el respaldo, deteniendo el vaivén, y con la otra bajó mi mordaza — ¿Qué pasa, Yohongito, qué pasa?

— ¡¿Estás loco, mierda?!

— Soy un asesino profesional, supongo que sabías eso. — su sonrisa no se esfumaba — asesino gente, hongito.

— ¡¿Pero qué te pasa?! ¡¿Qué carajos te hizo Suran?!

— Era cercana a ti, ¿o no?

— ¡Yo no te hice nada! ¡Tú fuiste el que se metió conmigo en primer lugar!

— ¿Por eso me quitas a Taehyung?

— ¡Ni siquiera sabía que era tu jodido hermano! ¡Pero con un carajo, Tae no es tuyo!

— ¡No hables de lo que no sabes! — se fue atrás mío y sentí que sujetó mi mano. Traté de mirar hacia el lugar.
— Sabes, Taehyung siempre estaba con ese gato, yendo de aquí allá, prestandole más atención a un puto animal y no a su hermano. — tomó mi dedo anular y sentí algo frío que lo apretaba.

— ¡¿Q-Qué mierda haces?! — entré en pánico.

— Siempre obsesionado con ese jodido gato — suspiró y desde atrás ajustó de nuevo mi mordaza — Ah... Pero una vez que acabé con él... —  ¡Chack! No puedo describir el doror de mi dedo siendo desprendido de mi mano de una sola vez. Grité como el demonio a través de la tela que amortiguó todo sonido. Me removí en la silla, pero él sostuvo el respaldo desde su lugar.
— Ah, él comenzaba a prestarme atención de nuevo y a interesarse en mis asuntos. Y sólo tuve que quitar a ese tonto gato del camino — volvió frete a mi.

— ~Mmhhm~ — Apreté fuerte mis ojos y encerré el dedo dentro de mi puño. El ardor, el dolor, la impotencia, todo provocaba que me volviera loco.

— Vaya, hongi, eso que fue sólo un dedo, no me imagino el berrinche que vas a provocar cuando empiece con las otras partes de tu cuerpo. — sacó una navaja de su bolsillo y la desplegó acercándose a mí.
Me moví, obviamente, pero volvió a sostener la silla y colocó la navaja bajo mi nariz.
— Yohongo, ya sé que tu nariz es muy pequeña, pero vamos a rebanarla un poco más. — estaba presionando sobre ella, pero se detuvo cuando una voz conocida llamó tras la puerta.

¡¿Yoongi?! ¿Estás ahí, bebé?

— ¿Bebé? — Jungkook rió algo molesto, por lo que no controló el volumen de su voz.

¡¿Jungkook?!

— ¡¡Mmmhmm!!

¡Hey! ¡¿Qué pasa ahí?!

— Cierra la boca — dijo entre dientes y apretó la navaja contra mi cuello.

¡Digan algo! ¡¿Jungkook, estás ahí?! ¡Abre ahora! ¡¿Yoongi?! — Taehyung seguía insistiendo — ¡Sé que están ahí!

— ¡Ya! ¡¿Qué quieres?!

¡Jungkook! ¡¿Qué haces en la casa de Yoongi?! — él no contestó — ¡¿Dónde está Yoongi?!

— ¿Tu bebé? ¡Ja! — ese apodo sí que lo molestó.

¡¿Qué le hiciste, Jungkook?! ¡Abre, por favor, hablemos!

— No puedo... ¡No puedo hacer eso! ¡Me odiaras!

¡¿Qué?! ¡Jungkook, jamás lo haría! ¡Abre por favor!...
Bebé, abre...

¡¡¿¿QUÉ?? !!

— Te prometo que todo estará bien. Nos encargaremos de todo, lo prometo, sólo no hagas más locuras.

Jungkook sacó la navaja y se quedó pensando un poco.
— ¿Prometes que no me dejaras? ¿Prometes que volverás conmigo?

¡Siempre, Jungkookie, siempre contigo!

Vi como esbozó una sonrisa.
Me miró — Te dije que él era mío.

¿QUÉ.LOCURA.ERA.ESTA?

Se acercó a la puerta y la abrió.
— Pasa — Taehyung apareció, entrando lentamente hasta que me vio.

— ¡Yoongi! — intentó correr hacia mí, pero Jungkook sostuvo su brazo y cerró la puerta con la llave. Taehyung lo miró.

— Sueltame, Jungkook, quiero ver cómo está.

— No vienes a verlo a él, vienes a verme a mi — frunció el ceño — ¡¿O no?!

— Eh, sí sí...

— Pues, qué vea que eres mío.

— Jungkook, no...

— Entonces mentiste. — apretó su agarré y lo arrastró hasta donde yo estaba, poniendo de nuevo su navaja en mi cuello— lo mataré, te lo juro. — soltó su brazo y sacó mi mordaza — Y oirás hasta el último grito.

— No... — se acercó a él y me miró con pena — ... Nunca debí terminar lo nuestro... — cerró los ojos y colocó sus manos en la mejilla de Jungkook. Él cerró los ojos y con su mano libre tiró de la nuca de Taehyung.

Yo estaba impactado viendo cómo se besaban, totalmente inmóvil.

Mi novio es un asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora