Tempestad Y Armonía

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Destrucción y llanto, era lo único que se escuchaba en la cabeza de Izuku, todo fue tan repentino, la mayoría de habitantes yacían muertos en el piso o muy malheridos, ¿exactamente que ocurrió?, ¿Porqué hicieron esto? ¿Quién fue?, eran las preguntas que surgieron en la mente de todos.

Hace un par de horas ocurrió un gran desastre en Greenfire, muchos caballeros llegaron, se notaban que eran de War, empezaron la matanza por órdenes de su rey.

Las personas corrían, se intentaban ocultar, luchaban pero todo era en vano, por una persona habían 20 soldados sobre ella.

No había piedad ni remordimiento en los ojos de aquellos atacantes, solo ira y miseria, los pocos combatientes que poseía Greenfire se lanzaron a la lucha, pero poco a poco fueron cayendo.

Izuku intentaba proteger a quien podía, intentaba utilizar el poder mágico que le heredó su padre, aunque sus ataques eran muy poderosos, gracias a las flamas verdes y rayos que salían de su espada, lo dejaban con muy poca energía, sin embargo esto no hiba a detenerlo.

No importaba si moría, no importaba si lo capturaban, nada de eso, solo era su pueblo el que importaba.

A su lado se encontraba luchando Kirishima, gracias a Dios que su poder mágico le permitía endurecer tanto su cuerpo como su espada.

Ambos mataban por lo menos a 50 hombres cada uno, aún así eso no era nada, comparado con la destrucción del pueblo.

Mientras peleaban se escuchó un grito desgarrador, al darse cuenta de lo sucedido, ya era demasiado tarde, la casa de Izuku estaba destrozada y su madre fue atravesada por una espada, su cadáver dejaba ver sus ojos sin vida, sin fuerza, solo se podían notar las súplicas de ella.

Para Izuku esto fue el fin del mundo, se encontraba solo en el mundo, no tenía a nadie a su lado, todo le fue arrebatado en unas horas, su madre, su pueblo, su hogar, ya nada existía, ya nada valía, ¿Para que seguir luchando si todo estaba perdido?. Ya nadie luchaba solo quedaban el y Kirishima.

Se sintió débil, se sintió indefenso, ¿Acaso todos sus esfuerzos fueron en vano? ¿No vendría nadie a ayudarlos?. No contaban con nadie, Aura según la carta que le fue enviada vendrían en dos días, y el ataque fue hoy.

Sin embargo no podían rendirse, el sacrificio de las personas que más amo no sería en vano, no moriría como un cobarde, no señor, si lo hiciera, sería luchando y dando todo el poder que tenía.

Lleno de rabia el poder mágico que desprendía era aterrador, una corriente de luz lo rodeó, sus ojos solo demostraban ganas de venganza y sangre.

Kirishima no se hiba a quedar atrás, reunió toda la magia que le quedaba, su cuerpo era más resistente que el mismo diamante, sus ojos se tornaron blancos y su aspecto era un tanto irreconocible.

Ambos lo dieron todo, no les importaba que estaban al borde de la muerte, mucho menos el cansancio físico, tratarían de recuperar todo lo que les fue arrebatado.

Lamentablemente apareció el rey Enji, este tenía un gran control mágico, le dieron una gran pelea, pero no contaban con la aparición de su hijo, Shouto Todoroki, poseedor de la habilidad fuego y hielo.

Sus fuerzas se habían terminado y quedaron desmayados, aunque Izuku pudo notar algo en el príncipe, algo que nadie más poseía, compasión y una gran tristeza, se notaba que todo esto lo hacían contra su voluntad.

La batalla finalmente acabó y War ganó, de la manera más cobarde y despiadada posible.

Enji no podía ser más feliz, enseñó a esas malditas escorias lo que pasaba si te enfrentas al segundo reino más grande de todo el mundo.

Solo un año másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora