Capítulo dieciséis.

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Punto de vista de Louis.

─Puedo ver la ciudad ─murmuré después de que las horas habían pasado.

─Vamos. ─me arrastró hacia la ella, sin decir otra palabra.

Reconocí que era su parte horrible. Cuando nos estábamos acercando, pude oír voces apagadas. Mis pies tocaban el frío cemento, haciéndome temblar. Con cada paso, las voces se hacían más fuertes. Harry me detuvo y miró el callejón, rápidamente tirando de mí. Maldijo en voz baja, haciendo que frunciera las cejas en confusión. Quería ver quién era, pero sabía que no podía.

─Solo ten cuidado la próxima vez, ¿quieres?
Una voz estricta vino del callejón. Me perdí la respuesta porque estaba demasiado ocupado concentrándome en los pasos fuertes. Esperamos hasta que dos hombres en uniforme de policía entraron en la vista. Sus miradas se precipitaron sobre nosotros, casi rompiéndose sus cuellos.

─Ustedes dos ─el oficial calvo susurró antes de que rápidamente tomara su arma mientras se apresuraba a pedir refuerzos.
Me puse detrás de Harry, así que apenas podía ver lo que estaba pasando delante de él.

─ ¡Arriba las manos! ─el otro oficial exigía─. Deja de esconder al chico.

Me detuve frente a Harry. Rápidamente me esposó mientras el rizado gruñía y miraba. Vi como el otro oficial se esforzó por ponerle las esposas.

─El apoyo viene en camino, solo tienes que tomar al maldito niño ─el calvo habló al otro con dureza.

Harry de repente se giró, se enfrentó a la policía y rápidamente consiguió tomar la pistola que estaba asegurada en el cinturón del oficial. Él retrocedió, apuntando el arma hacia él, antes de pasar al otro.

─Eso fue jodidamente fácil. ─rió entre dientes, sonriendo a los dos hombres─ Te sugiero dejar ir al chico y no voy a disparar.
El oficial no tuvo más remedio que dejarme ir. El de ojos verdes me agarró y tiró hacia atrás hasta su pecho antes de sentir el frío metal contra un lado de mi cabeza.

─ ¡Entren al carro antes de que tire el maldito gatillo! ─él les gritó, poniéndome un poco nervioso.

Poco a poco se arrastraron hacia el coche de policía, abriendo la puerta y suspirando de alivio cuando las sirenas empezaron a sonar en la vacía ciudad. Su agarre se tensó, el segundo coche llegando.

─ ¡Suelta el arma! ─otro oficial exigió, haciendo que Harry riera─, esto no es un juego.

Nos dio la vuelta, los cuatro oficiales apuntaban las armas hacia nosotros. Me estremecí y lo atraje más a mi cuerpo.
─Adelante, dispárame ─podía oír la sonrisa en su voz.

─Suelta el arma y libera al chico ─repitió el mismo oficial. Harry bufó y dio un paso atrás, obligándome a hacer lo mismo. Dos coches de policías salieron desde la otra dirección, atrapándonos completamente mientras los oficiales salían de sus vehículos─. ¡Lo mejor es rendirse!

─Bien, bien─suspiró el rizado en falsa derrota mientras me soltaba, pero nunca hizo eso con el arma.

Uno de los uniformados dio un paso hacia mí, tratando de arrebatarme lejos de mi acompañante cuando un fuerte disparo sonó de repente. El oficial cayó de rodillas, agarrando su hombro mientras el sonido desagradable hacía eco en mis oídos. Me agarró por detrás, mientras otro disparo se efectuaba. Yo pensé que estaba el agarre pertenecía a la mano de Harry; pero cuando me di la vuelta, me di cuenta de que era un oficial.

Me llevó hacia uno de los coches mientras buscaba con la mirada al oji-verde, encontrándolo. Grité su nombre mirando al chico sangrado que había caído al suelo. Luché en el agarre del oficial, tratando de correr de nuevo hacia donde Harry se encontraba. Tenía los ojos abiertos y aún respiraba mientras se agarraba el estómago. Antes de que pudiera decir otra palabra, estaba dentro de un coche.

Deranged. (Larry Stylinson.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora