Capítulo seis.

253 32 0
                                    

Punto de vista Louis.

Me senté allí, sumergiéndome en el silencio mientras sentí mis ojos caer. Y por un breve momento, mis ojos se cerraron. Una oscura y desorientada cara apareció en mi mente, causando que mis cerraron. Una oscura y desorientada cara apareció en mi mente, causando que mis ojos se abrieran instantáneamente con mi miedo. Dejé salir una respiración pesada y miré alrededor de mí. Harry aún no regresaba y no tenía idea de dónde estaba exactamente.

Me estremecí y me abracé a mí mismo, susurrando cosas que podrían posiblemente mantenerme un poco más calmado. Salté de un susto cuando sentí algo golpear a un costado de mi cabeza. Miré hacia abajo, agarrando una pequeña piedra, viéndola. La arrojé devuelta a la oscuridad, esperando ver lo que pasaría. Estaba en silencio absoluto y estaba poniéndome un poco ansioso.

Corrí rápidamente de la oscuridad tan pronto como escuché un bajo gruñido. Una larga piedra -más o menos del tamaño de mi mano- cayó hacia mí. La agarré, inmediatamente dejándola caer apenas la sentí quemar mi piel. Fue la más extraña cosa y claramente no usual. Sacudí mi cabeza mientras mi mano comenzaba a picar con el dolor.

Giré mi cabeza instantáneamente a mi derecha, escuchando unos pesados pasos venir desde afuera. Rápidamente me paré, con miedo de que no fuera Harry. Pero tan pronto como observé el cabello rizado, me sentí aliviado. Me tomó poco tiempo notar que él estaba cojeando hacia mí.

—  ¿E-Estás bien?— Pregunté, viéndolo a media distancia.

—  Estoy bien, en serio. Solo tengo un dolor en la pierna, ya sabes— Se encogió de hombros.

—  Deberías ver si hay alguna marca o algo— Le dije. Todo lo que hizo fue encogerse de hombros apoyando su espalda contra la pared. Miró la gris roca en el piso y arrugó su entrecejo, él habló.

—  ¿Qué es eso?

— Una piedra— Respondí.

—  No, mierda— Rodó sus ojos—. Estoy preguntando de dónde la sacaste.

—  No lo sé... Solo apareció de la oscuridad y cuando la tomé, quemó mi piel.
Sus ojos se abrieron como platos.

— ¡¿Tocaste la jodida piedra?!— Me gritó en un susurro.

—  ¡Lo siento! Es una horrible roca, ¡no sabía que ella estaría tan caliente como el sol!— Grité devuelta, levantando mi mano para examinarla. Caminó hacia mí, tomando mi roja y morada mano, recorriendo con su yema del dedo índice a lo largo de mi entumecida palma.

— Estamos jodidos— Dijo en un silencioso tono.

—  ¿Qué? ¿Qué significa eso?— Pregunté frenéticamente. Él lentamente levantó su mirada directamente hacia mis ojos.

—  Necesitamos salir de aquí. Ahora.

_____

—  Vamos— Susurró, arrastrándome a la acera vacía.

—  Aún tengo una pregunta— Susurré de vuelta. Él suspiró, lo cual me dijo que podía hacer mi pregunta—. ¿Por qué dejamos el túnel por causa de una roca? Este demonio del que estás hablando, quizá vendrá por nosotros y harás pagar o algo.

—  Es otra cosa que una roca. No seas ridículo, Louis.

Con esa inútil -no realmente- respuesta, cerré mi boca y permanecí en silencio. Después de una o dos cuadras, él empezó a reír de repente.

—  Estás terriblemente quieto. ¿Qué te pasa? ¿mi respuesta no fue suficiente para ti?— Él parecía bastante divertido. Yo simplemente rodé mis ojos.

—  Estaba esperando tener una respuesta.
—Bueno, no la tendrás— Chasqueó, dejándome en silencio—. No estaremos aquí mucho tiempo. Tenemos que regresar pronto.

Me sentí como si me hubiera enfermado. Pensé que estábamos escapando del túnel para bien. Me dijo que yo era su cura. Su escape del terror. Sacudí mis pensamientos, tratando de limpiar mi cabeza. Mis ojos captaron un pequeño escaparate con televisores expuestos.
Allí había una foto en todos los televisores. Cuando me di cuenta quién era la persona de la foto, comencé a tocar furiosamente a Harry.

—  ¿Qué?— Se quejó. Apunté a través de la calle donde mi cara estaba siendo mostrada en cada uno de los televisores. Él alcanzó a ver mi imagen y trotó a través de la calle arrastrándome lentamente.

—  Quédate atrás— Susurró, viendo las noticias de uno de la televisión. Suspiré y asentí, manteniendo mi mirada en la pantalla. No podía oír las palabras que el reportero decía, pero si el encabezamiento declarando mi nombre y la fecha en la que me había perdido— Puta madre— Sacudió su cabeza, pisando muy fuerte hacia mi dirección, tomando toscamente mi muñeca arrastrándome hacia la acera. Giramos a lo que parecía un callejón.

—  Nos quedaremos aquí hasta que amanezca. Entonces continuaremos— Declaró.

—  ¿A dónde vamos a ir exactamente?
— Te lo diré cuando estés dormido— Respondió.

—  Pero estaré dormido, ¿cómo podré escucharte?— Este hombre es duro, honestamente.

—  Date cuenta por ti mismo— Se encogió de hombros, sentado junto a la grande y mal oliente contenedor de basura, reposando su cabeza contra este. Casi me siento amordazado por el hedor, caminé sentándome junto a él. Puse mis piernas en mi pecho, estremeciéndome mientras el frío viento se precipitaba.

—  ¿Cómo no tienes frío?— Mis dientes estaban prácticamente castañeando y él no mostraba ningún signo de frío, o cualquier cosa.

—  Me alivia— Murmuró, empujando la pierna con la que estaba cojeando. Rodé mis ojos y sacudí mi cabeza.

—  Eres un hombre raro, Harry.

— Bien.
_____

Como Harry dijo, nos levantamos cuando amaneció y comenzamos nuestro viaje hacia la ciudad.

—  Dios, extrañaba este lugar— Harry ríe entre dientes, viendo el bar cerrado.

—  ¿Estuviste allí?

— Mis amigos siempre me daban bebidas y yo solía venir cada noche. Ahora nadie se atreve a hablarme, desde que fui emitido a la sala de menores. Jodido lugar. Jodida ciudad— Su sonrisa lentamente se tornó en una dura expresión. Él paró y por un corto momento él estrelló su pie contra la fría pared, dejando salir solo un poco de su ira—. Dios, maldita sea— Gimió, cerrando sus ojos y dejando pasar el dolor que poco a poco se extendía por su pie.

—  ¿Estás bien?— Susurré.

—  Bien, perfectamente bien— Abrí sus ojos y continuó caminando, mirando a todos los humanos que caminaban junto a nosotros. Empezaron a mirarlo con miedo, claramente sabiendo quién era él.

—  Harry, creo que la gente se está dando cuenta de quién eres— Susurré.

—  No me interesa— Me dijo. Suspiré, ocultando mi cara de todos. Podía correr lejos de él  y volver a casa. Podía decirles a mis padres que yo aún seguía vivo. Pero él sabía mucho sobre lo que esto era. Sabe los trucos y sabe cuándo advertirme.

Salté de miedo, ruidosas sirenas vinieron de algún lugar muy cerca.

—  Oh, mierda. Corre— Me dijo. Asombrosamente, él podía correr sin cojear y mientras yo corría con él, las sirenas se acercaban más.

—  ¿Cómo sabes que están viniendo por nosotros?— Pregunté, jadeando pesadamente. Él me ignoró y giró en una esquina. Miré detrás de mí, dándome cuenta de que la policía estaba siguiéndonos— ¡No quiero ir a la cárcel! ¡Necesitamos parar de correr, Harry!

—  Ellos no están aquí para llevarnos a la cárcel— Tomó mi mano, guiándome dentro del bosque que estaba solo unos kilómetros después de la ciudad.

—  Entonces, ¿por qué nos estaban siguiendo?— Por ahora, estábamos sudando y mi cabello estaba pegado a mi frente. Finalmente paramos la caminata y después de que pasaran unos minutos, él finalmente me dijo la razón.

—  Si me ven, iré al asilo.

—  ¿Qué hay de mí?— Pregunté.

— ¿Tú? Tú también irás, bebé.

Deranged. (Larry Stylinson.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora