Punto de vista de Louis.
Caminé por el largo pasillo, inhalando y exhalando a medida que me acercaba a mi destino.
—Puede tomar asiento ahí, chico.— el tipo amable hizo un gesto hacia una silla, le di las gracias y me dirigí hacia ella. Miré a través del cristal, la esperanza en mi pecho. Juro que pensé que lloraría cuando él apareció, se sentó y tomó el teléfono mientras yo hacía lo mismo.
—Hey.— Habló. Mi corazón saltó de mi pecho; su voz sonaba tan profunda y ronca.
— Hey.— respondí dándole una pequeña sonrisa, mientras le examinaba su rostro, me di cuenta que algo andaba mal. Se retorció en su asiento y miró hacia abajo. — Te extraño.— Le dije, harry levantó su mirada y me miró a los ojos.
— Yo también te extraño.— Respondió lentamente, mirando hacia abajo. Quería decirle que podía pagar la fianza, que no tenía que soportar este lugar por más tiempo, pero no pude; porque ni yo, ni mis padres tenían el dinero suficiente para incluso ir de viaje.
—Todo va estar bien.— Murmuré levantando mi mano hasta el vaso de plástico. Lo empujé antes de colocar mi mano en el cristal, miró una vez más y la camisura de sus labios de repente se tiraron. Se quedó mirando mi palma antes de poco a poco levantar la suya, colocándola sobre el cristal, Justo delante de la mía. Mi sonrisa se agrandó y él se echó a reír en voz baja.
De repente se retorció en su asiento y pestañearon sus ojos cerrados, quitó su mano del cristal y se agarró de la mesa.
—¿Estás bien, Harry? — Pregunté rápidamente, el momento de calidez, repentinamente, volviéndose frío.
— Yo...— Habló mientras comenzaba a respirar con dificultad, sus ojos estaban cerrados fuertemente, no permitiéndome ver sus ojos.— Creo que debes irte, Louis.— Exhaló.
— ¿Estás bien?— Repetí no haciéndole caso a su demanda.
— Chico, tu tiempo se acabó.— El guardia habló antes de tocar mi hombro, haciéndome estremecer.
— Oh.— Murmuré, poniéndome de pie con el teléfono pegado en mi oreja.— Harry.
— ¿Sí?— Susurró sin atreverse a abrir los ojos.
— Te quiero. — Confesé en el teléfono, observé su cuerpo tenso, pero su expresión facial se suavizó. No pude esperar una respuesta, pues el guardia me había ordenado que dejara el teléfono. Salí de la habitación dejándolo con dos palabras que nunca había dicho.
Ningún punto de vista.
Encerrado en su celda, sentía miedo corriendo por sus venas, sólo podía pensar en sus palabras; él lo quería.
Pero, eso podría ser más imposible, pensó. ¿Cómo podía un chico como él, querer a un hombre con un corazón frío como el suyo?
— Oh, mierda. — susurró, aferrándose a su pelo, tirando de él para detenerse antes de enojarse más. Sabía lo que era la consecuencia de haber renunciado a sí mismo tan fácilmente. El diablo no juega así, toma lo que quiere, cada vez que puede. Es un monstruo cruel.
Harry se arrastró hacia el pequeño espejo que colgaba de la pared. La mitad inferior se había desprendido pero podía ver su rostro de manera perfecta. Se sorprendió mientras miraba su ojo derecho, era completamente negro, pero su ojo izquierdo era de color verde aún. Retrocedió burlón.
— De ninguna maldita manera en el infierno.—murmuró sacudiendo su cabeza mientras estallaba en un ataque de risa.
— Este no es un lugar para que estés disfrutando de tu tiempo.— Una voz gruñó, tomando a Harry desprevenido, mientras él se olvidaba de su ojo, se volteó para ver quién estaba de pie frente a su celda. — Dios mío, muchacho.— El guardia murmuró mientras deseaba no haber entrado en aquella celda. Harry frunció el entrecejo dando unos pasos hacia los barrotes de la celda.
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Deranged. (Larry Stylinson.)
Fanfic" Un túnel misterioso se encuentra en la ciudad donde vive Louis, desde niño le dijeron que se mantuviera alejado de dicho túnel. El peligro acecha en el interior de éste mismo, y eso asusta a Louis. Nadie había sido capaz de ver el final del túnel...