El templo de Horus

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Han pasado varios días desde que mi madre me contó la profecía sobre el faraón Atem, y desde entonces he comenzado a buscar alguna especie de hechizo o ritual que le permita a mi alma reencarnar o prevalecer en la tierra hasta llegué el momento, desafortunadamente, no he encontrado nada que pueda ser me de ayuda. Estoy desesperado, ¿Acaso la única forma en la que puedo ayudar a mi padre es gobernando Egipto en esta época?
Me encuentro en la biblioteca real buscando algún pergamino que me ayude a comprender la magia del tiempo, sin embargo, encuentro un documento que explica más detalladamente el don que poseen Mahad, mi abuelo y mi madre. Al parecer la marca de nacimiento con la que nacen les permite fragmentar su alma dependiendo el indicador que poseen en sus símbolos. Cuando fragmentan su alma, fragmentan su vida para otorgar vida o prevalecer vivos a través de los años, sin embargo, el único que trasciende en el tiempos es el alma, mientras que el cuerpo cumple su ciclo de vida y muere a su tiempo. El Ka o alma fragnentada para prevalecer en el mundo de los vivos puede viajar a través de dimensiones, tiempo y espacio, sin en cambio su participación en distintas épocas es limitada a la de un espíritu y no a la de una persona viva.
Para ser sincero, me parece magnífico el don de mi mamá, pero a pesar de que podrá ayudar a mi padre me parece injusta la condición ya que sólo podrá estar con él siendo la Maga oscura. Siendo sincero, me encantaría tener el don de mi madre, pero aunque lo desee no puedo adquirirlo debido a que nací sin ninguna marca de nacimiento, por lo tanto tendré que hallar otra forma de viajar al futuro. Según todos los pergaminos que he leído la única forma de habitar en una época distinta a la mía es siendo participé de una profecía, ¿Pero cómo haré eso?
Estoy comenzando a desesperarme, y para ser sincero no quiero pedirle ayuda a Ra debido a las diversas alianzas que se han hecho para salvar a mi padre. Pienso en Anuket como diosa reencarnada para que me ayude, sin embargo, no quiero contarle sobre mi afán de querer ayudar a mi papá a cumplir con su destino. Confío en mi hermana, pero si le cuento sobre mi deseo de ayudar a nuestros padre de seguro me va a dar un discurso, es más ya la estoy oyendo diciendome; "Abidos, todos los que conocíamos al faraón Atem lo amábamos, pero no puedes interferir en su destino y mucho menos en la profecía de su regreso."
Abandono la biblioteca para dirigirme a mi habitación a tratar de aclarar la mente, así que al llegar me recuesto en la cama esperando a que algo se me ocurra.

-Abidos, dirígete al templo de Horus, ahí encontrarás la respuesta -escuche una voz en mi cabeza, tal vez podría ser la voz de mi abuelo que desea que ayude a mi padre.

Horus es el dios del amanecer a causa de que parte de su poder como dios fue arrebatado por su tío el dios Seth, quien por envidia asesinó a su hermano mayor Osiris. Según la historia de Egipto dice que fue una de las épocas más oscuras que se pudo haber presenciado, pero para mí la más oscura fue cuando mi padre se vio obligado a sellar su alma junto a la de Zorc en el rompecabezas milenario.
Me levantó de la cama pensando en si debería ir al templo de Horus o no, la verdad es que desde que me enteré de la alianza de mi madre con Ra he dejado de confiar en los dioses, aunque supongo que es la única forma de ayudar a mi padre, así que opto por hacer caso a la voz de Aknamkanon.
Me dirijo a las caballerizas para tomar mi corcel y partir al templo de Horus, el cual está entre las tierras de bajo y alto Egipto. Después de una hora aproximadamente llego a mi destino, el cual debo decir que es un templo magnífico; en el interior del lugar se describe con dibujos y jeroglíficos la historia de su enfrentamiento con Seth, mientras que sus estatuas lo muestran fuerte y justo aunque con cabeza de halcón, ya que una de sus habilidades es transformarse a voluntad en dicha creatura.

-Oh gran dios Horus, es Abidos tercero quien súplica tu ayuda respecto a la profecía del regreso del faraón Atem. -dije humildemente mientras me incaba frente a la estatua principal del dios del amanecer.

Una vez dicha mi súplica una luz descendió a la habitación, en donde de manera inmediata recibí guía de Horus.

-¿En qué puedo ayudarte Abidos, hijo del faraón Atem? -Se escucho una voz en el interior del templo.

El legado de mí padre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora