El legado de mí padre

El sello del rompecabezas milenario parte l

Narra la Maga oscura.

Mi faraón está confundido a causa de su falta de memoria, y para ser franca, me parte el alma verlo de esa manera. Han pasado tres mil años desde que mi amado esposo mencionó mi nombre, y ahora que vuelvo a escucharlo de sus labios me hace recordar todos los momentos que pasamos juntos.
Se quedó dormido en mis piernas después de su increíble inquietud por saber más sobre su pasado conmigo, y es que a la verdad, jamás imaginé que Zorc fuera capaz de hacerle mención de aquel trágico día; sin embargo, me encuentro tranquila a pesar de las dudas que intentó infundirle sobre mí, ya que él ha demostrado confiar ciegamente en lo que dicta su espíritu.
Para ser sincera, durante años he intentado olvidar el día que marcó nuestro destino, pero ha sido imposible ya que ambos sacrificamos nuestra felicidad y vida juntos.

...RECUERDO...

Estábamos a dos días de nuestra boda. El pueblo estaba emocionado puesto a que amaban al faraón Atem, debido a que siempre a mostrado gran liderazgo e interés por su pueblo. Todo iba la perfección para el gran evento, hasta que un sujeto llamado Bakura se presentó en el palacio con el cuerpo momificado del anterior faraón, es decir, el padre de Atem.
Mi faraón estaba impactado por el sacrilegio cometido, mientras que yo estaba a casi nada de lanzar un conjuro mágico contra el ladrón de cabello albino, lamentablemente soy detenida por mi maestro, quien me insiste en que dicho asunto debe ser resulto por el rey de Egipto. Miró la expresión de mi prometido, el cual muestra una profunda cólera hacia el intruso. Levanta y extiende su mano a la altura del pecho realizando un conjuro que impacta al ladrón contra el muro, para después de ello proceder a recuperar el cuerpo del faraón Aknamkanón.

-¡¡Cómo te atreves a profanar el lugar de descanso de un faraón!! -dijo Atem molestó mientras tomaba el cuerpo de su padre sobre sus brazos.

-¡¡Ese asesinó jamás fue mi faraón!! y tú mocoso jamás lo serás -respondió Bakura mientras se recuperaba del golpe recibido.

-Como te atreves a hablarle al rey de Egipto de esa manera -dijó Seth, quien es el guardián del cetro milenario.

-Como dije antes, no le debo ningún respeto porque no él es mi rey; sin embargo, él si me debe respetó pues fue su padre quien culminó con los habitantes de Kulhélna.

-¿A qué te refieres? -preguntó el faraón después de entregarle el cuerpo de su padre al sacerdote Karim.

-¡Tu padre ordenó asesinar a mi pueblo para la creación de los artículos milenarios! -exclamó molestó -Afortunadamente mi madre logro ocultarme de la crueldad de los soldados egipcios, quiénes aniquilaron a todos sin compasión.

Estaba enterada de que el sacerdote Akunadin creó los artículos milenarios bajo las órdenes del faraón Aknamkanón, aunque lamentablemente nunca fue informado del procedimiento de elaboración, ya que de haber sabido que usarían sangre humana jamás hubiera dado la orden.
Atem, quien a pesar de estar molestó, intentó darle una explicación al ladrón sobre lo sucedido, pero éste no quiso escuchar a causa del increíble odió que le tenía a la corona egipcia.

-Bakura, mi padre no sabía que para crear los artículos milenarios tenían que derramar sangre humana -dijó el faraón al posarse frente al ladrón de larga cabellera albina.

-Me importa un carajo tu explicación, además, gracias a tu padre estás condenado por los dioses, ¿O me equivoco?

Es imposible que Bakura sepa sobre la condena de Atem, aunque imagino que si sabe del castigo tambien esta enterado de las alianzas que se formaron con los dioses para protegerlo, ¿pero cómo? ¿A caso alguno de sus secuaces se infliltro al palacio?

-Tienes razón, mi padre cometió un gran error, pero intento repararlo.

-Te equivocas, solo intentó proteger a su único hijo del castigo de los dioses, pero en realidad jamás hizo nada para compensar la vida de mi gente. ¿O acaso me vas a decir que sabías de Kulhélna antes de mi llegada?