III

5.8K 536 135
                                    

Bakugo estaba jodido.

Oh al menos era lo que él creía.

Había estado leyendo en su habitación un libro que le había prestado Shoto, nada más y nada menos que una novela de fantasía épica.

Al principio le había parecido una versión parecida al Señor de los Anillos; pero pronto entendió que se equivocaba y había quedado tan enganchado a este, que ya se encontraba en el segundo libro en menos de una semana.

Le gustaba la historia centrada en una edad media, cuyo protagonista era talentoso, inteligente y orgulloso, pasando por muchas situaciones difíciles, aventuras y combates con mercenarios, arcanístas, demonios y todo para lograr dar con aquellos que le habían arrebatado a su familia.

En un momento de suma emoción mientras leía y de forma accidental, activó su quirk provocando una pequeña chispa en la palma de sus manos, chispa que bastó para hacer que el libro pronto terminara con páginas ilegibles y chamuscadas.

Quería llorar.

No solo porque había interrumpido su lectura en un momento clave de la trama, también porque sabía cuánto Shoto amaba cada uno de sus libros, los cuidaba y colocaba de forma organizada en los estantes de su cuarto, los desempolvaba cada semana y hacia un separador diferente para cada uno de ellos.

Además, sabía perfectamente que Todoroki no prestaba sus libros a cualquiera, y si lo hacia advertía claramente que no quería manchas, marcas, rayones o paginas dobladas en ninguno de ellos. Y lo peor es que esta vez era Shoto quien ofrecía su libro a Bakugo sin que él se lo pidiera, solo se lo había dado porque le parecía que al rubio le gustaría.

Que haría ahora. Lo de menos era comprar otro; aún si lo hacía, sabía que de inmediato el bicolor se daría cuenta que no era el suyo.

Al demonio... debía ser sincero.

Y Respirando hondo, y con su frente bien en alto se encamino al cuarto de su novio de dos colores, pasó saliva y tocó la puerta.

Le diría a Todoroki como había pasado aquella terrible tragedia, seria sincero y como todo hombre soportaría el peso de su castigo; quizá Shoto lo dejaría sin mimos por una semana, tal vez no le permitiría que lo besara por un mes, quizá tendría que gastar todo su dinero en él... pero lo soportaría. Él era Bakugo Katsuki.

.
.
.

Y obviamente no lo soporto. 

En cuanto Shoto abrió la puerta de su habitación, sus deseos por correr se hicieron presentes.

¿Qué si tenía miedo a Shoto?

Claro que sí.

Todo hombre sabio teme a tres cosas:

La tormenta en el mar.

La noche sin luna.

La ira de un hombre amable.


- Bakugo ¿Qué ocurre?

- Mmm Bueno ... veras ... mmm Maldición.

- ¿Eh? No te estoy entendiendo – Shoto estaba confundido, no sabía que era lo que su rubio le decía en ese corto balbuceo.

- Todoroki. Hice volar tu libro.

Listo ya estaba... sincero, cortito y conciso.

- ¡QUÉ HICISTE QUE!

- ¡MALDITA SEA! ¡NO ME GRITES! – prácticamente Bakugo estaba hecho un manojo de nervios y cuando estaba nervioso gritaba y si eso pasaba se enojaba, y si se enojaba perdía la poca paciencia que tenía y si eso pasaba pronto haría explotar cosas y si aquello ocurría, solo podía esperar hacer una tontería – Fue un puto accidente... yo leía, estaba en una parte jodidamente épica... había aparecido la perra de Felurian ... y quería y ... le dijo ... y de repente el libro exploto.

- Querrás decir que lo hiciste explotar.

- Es lo mismo.... Yo... L-lo siento.

Bakugo estaba avergonzado. Shoto escudriño su rostro, notando el claro arrepentimiento de aquel rubio. Pues era bien sabido que Katsuki era malo para mentir.

- ¿Te gusta ese libro Bakugo?

- Claro que sí, al principio tenía mis dudas, pero he llegado a obsesionarme con él.

- Entonces todo está bien – dijo Todoroki con una sonrisa – Me enfadaría si lo hubieses hecho volar por un capricho, pero ya que te gusta tanto, no pasa nada. Eso sí, tendrás que comprar otro para reponerme el que arruinaste.

- Joder, ya lo sabía.

Y sin más, Todoroki se acercó a Bakugo, dándole un beso tierno, suave. Tomando al rubio de la cintura, jalo de él para adentrarlo a su habitación, con la clara intención de poder tener aquella privacidad que el pasillo no les otorgaba.  

Los libros que mencioné en este capitulo son "El Nombre Del Viento" y su secuela "El Temor De Un Hombre Sabio", una saga de novelas épicas escritas por Patrick Rothfuss que sinceramente Amo-Adoro y que recomiendo muchísimo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los libros que mencioné en este capitulo son "El Nombre Del Viento" y su secuela "El Temor De Un Hombre Sabio", una saga de novelas épicas escritas por Patrick Rothfuss que sinceramente Amo-Adoro y que recomiendo muchísimo

Momentos Solo Para DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora