IX

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Se suponía que el White Day consistía en que aquellos que habían recibido chocolates de Valentine's Day, debían regresar el obsequio a sus parejas un mes después exactamente.

Entonces por qué un chico bicolor estaba recibiendo regalos de un montón de chicas de diferentes cursos de UA, cuando evidentemente él no les había regalado nada.

Y lo que más molestaba al rubio explosivo era el hecho de que el idiota de Shoto los estuviera aceptando tan cortésmente, cuando lo que debía hacer era rechazarlos y mandar a volar a todas esas perras bastardas. Eso era lo que el cenizo creía.

Era obvio que el único regalo que debía recibir el de heterocromía era de parte de él y de nadie más. Ahora Bakugo estaba eufórico. Se había pasado una semana pensando en el obsequio que debía darle a Shoto para el White Day, ya que el de dos colores le había dado un obsequio un mes antes.

Aunque para ser sincero el obsequio consistió en un chocolate que el mismo Shoto había preparado con sus nulas habilidades en la cocina, lo que dio como resultado una especie de chocolatina completamente quemada, dura y de una apariencia bastante extraña; aunque según el bicolor tenía la forma de un corazón.

Pero el punto era que Shoto se había esforzado en darle un regalo de Valentine's Day, y el rubio quería regresarle el gesto. Pero al ver aquella escena donde su novio era rodeado por múltiples chicas que le ofrecían regalos y más regalos, solo quería darle un puñetazo en su cara principesca.

- ¡¿Por qué mierda aceptaste todos esos estúpidos obsequios?! – preguntó el rubio cuando ambos chicos regresaban a los dormitorios después de clases.

- Me parecía descortés rechazarlos – mencionó sin expresión el medio albino.

- Qué respuesta tan más mierda. Admite que solo fue porque sabías que eran chocolates.

- No, no, no, no... Bueno sí. Lo que realmente me parecía descortés era desperdiciar todos estos chocolates, cuando de buena manera podría comerlos – exhibió a lo alto dos bolsas grandes llenas de cajas de chocolates que todas esas chicas le habían dado.

- Eres idiota.

-No entiendo por qué te molestas Bakugo ¿Qué hubieras hecho en mi lugar?

- Tomar esos estúpidos regalos y explotarlos en las malditas caras de todas esas perras.

- Eso no es para nada educado.

- No me importa maldito Mitad-Mitad.

Ambos chicos continuaron hasta llegar a la residencia, pero justo antes de entrar Shoto detuvo a Katsuki de una de las mangas de su uniforme. Algo un poco difícil de lograr ya que tenía las manos ocupadas con las bolsas llenas de regalos.

- Bakugo ¿Dónde está mi obsequio de White Day?

- Olvídate de el cabrón dos caras. Por lo que se puede ver ya tienes suficientes obsequios por hoy. Y si no te importa me largo a mi habitación.

Bakugo se deshizo del agarre de su novio y echando pequeñas explosiones en las palmas de sus manos, entró al complejo de habitaciones refunfuñando.

Shoto sabía que su novio estaba celoso, lo había notado desde el momento en que aquellas chicas le habían detenido para darle todos esos obsequios. Como hubiera sido natural, el bicolor los hubiera rechazado todos, pero cuando pudo notar que aquellos regalos eran cajas de chocolates blancos, bombones, macarrones de chocolate y muchas otras delicias; le pareció un desperdicio decir que no.

Ahora su Katsuki se había molestado con él, y Shoto sabía que debía arreglar las cosas, aunque esperaría al día siguiente, pues tal y como había notado la situación, si en ese momento se le ocurría ir a la habitación de su novio lo único que recibiría sería una explosión en la cara y una patada en el trasero.  

El bicolor agradecía que aquella mañana fuera de un fin de semana, estaba tan cómodo y calientito en su Futon; antes de abrir sus ojos, se recostó de manera que su vista pudiera dar hacia el alto techo y así pudiera comenzar a dar sus estiramiento...

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El bicolor agradecía que aquella mañana fuera de un fin de semana, estaba tan cómodo y calientito en su Futon; antes de abrir sus ojos, se recostó de manera que su vista pudiera dar hacia el alto techo y así pudiera comenzar a dar sus estiramientos matutinos antes de levantarse. Abrió sus parpados lentamente, siendo su vista inicialmente borrosa y cuando esta se tornó con claridad, pudo ver como sobre él había un gran número de globos blancos en forma de corazón que se pegaban al techo por culpa del helio, de los globos era suspendido un flotante peluche de Koala albino que sostenía en sus patitas afelpadas un gran ramo de rosas blancas y rojas.

- Katsuki – susurró con ternura, sabía que era obra de su novio ¿Quién más sabia en el mundo que a él le gustaban los koalas?

Se levantó rápidamente tomando el hermoso regalo y salió a toda prisa en busca de su rubio. Al cual encontró saliendo de su habitación del piso de abajo.

Y sin más, el medio albino se le abalanzó provocando que ambos cayeran al suelo con todo y el regalo que llevaba Shoto en las manos.

- ¿Qué mierda pasa por tu jodida cabeza? Mitad-Mitad intentas matarme o qué – dijo intentado levantarse, aunque el bicolor que se encontraba sobre él se lo impedía.

- Ya no estas molesto conmigo ¿verdad?

- ¿Qué te hace decir eso?

- Tu regalo – sonrió y abrazó con más fuerza al Koala y las rosas en sus manos, sin notar que los globos se habían soltado y escapado al techo – Me encantó Bakugo. Gracias.

-Si, bueno. No pensaba darte nada, después de todo estaba muy molesto contigo; pero en cuanto llegue a mi habitación ayer por la tarde y miré el regalo que me moleste en prepararte, concluí que sería una estúpida perdida de dinero.

- En qué momento entraste a mi habitación.

- Obviamente cuando estabas dormido. Dios, a pesar de que hice mucho ruido parecía que tú te encontrabas muerto. Y, por cierto, roncas horrible Shoto.

El bicolor sonrió y le dió un tierno beso a su novio que por primera vez estaba debajo de él.

- Te quiero Katsuki... Te quiero mucho.

- Ya lo sé idiota. 

 

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Momentos Solo Para DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora