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Doce años después.

"¡Hey! Felicidades, esta galería es fantástica..." comentó el desconocido, Niall se paseaba con una copa de vino por el lugar.

"Muchas gracias" le sonrió al tipo.

"¿Quien es?" se refirió al muchacho en los cuadros. "Es el mismo en todos los cuadros."

"Él... es un fantasma del pasado. Escapé de él y de su recuerdo, el dolor me trajo a Los Ángeles." Le otorgó una sonrisa triste, agradeció por su comentario una última vez y se alejó.

"Zayn, Zayn ¿que estarás haciendo justo ahora?" se preguntaba mientras observaba uno de los tantos cuadros donde el ojimiel era su musa.

(...)

Era increíble, pero luego de tanto éxito, tanto dinero y tanto tiempo, el conservaba aquél pequeño departamento, le traía muchas emociones, recuerdos y el simple hecho de ser su primer departamento propio, lo hacían querer jamás dejarlo. Era su estudio, allí pasaba noches pintando, su cuarto se convirtió en un cuarto de pintura, con lienzos y cuadros en proceso. Pinceles, brochas y lápices. Un par de libros y un tocadiscos. Un parlante, cuya versión más moderna del tocadiscos, reproducía canciones de aquella lista en Spotify, creada por él, para él.

Habían noches en las que no llegaba a su penthouse en las afueras de Los Angeles, sino que llegaba a su departamento situado en el centro de la ciudad, donde se dejaba plasmar a si mismo y a su dolor en un blanco y pulcro lienzo.

Aquella noche, luego de su presentación de galería, llegó a su estudio.

Dejó su bolso a un lado de la puerta, sirvió nuevamente una copa de vino tinto, y con ésta en su mano, caminó hasta el cuadro en blanco que esperaba sobre el caballete.

Bebió un sorbo de su copa y empapó el pincel en pintura negra.

Trazó líneas desprolijas sobre él, las unía y soltaba su mano con el pincel en ella, dejándose llevar por la música que tocaba en su cabeza.

Unos perfectos mechones caían nuevamente por el rostro sin expresión, sus ojos se aguaban, sus labios se deslizaban en una línea recta.

Zayn, otra vez, por milésima vez. ¿Se estaba volviendo loco?

Este cuadro no tenía mucho que a simple vista se pudiese ver, pero demonios, cuanto dolor había en él.

Firmó el cuadro y lo bajó del caballete, se acercó al armario y sacó otro limpio.

Esta vez dibujó a alguien más, se dibujaba a sí mismo, o como el creía que se veía.

El rostro no expresaba nada, no expresaba dolor, ni felicidad, solo era él, siendo él.

Dibujó líneas sin dirección, sin inicio y sin final, solo las dibujó detrás de su silueta, no tenían algún sentido, solo estaban allí.

Comenzó a llorar, de la nada, Niall comenzó a llorar. Dejó el pincel en un pocillo con agua y acercó su boca nuevamente a la copa, mezclando sus lágrimas con el vino, mezclando su dolor con el alcohol, como últimamente solía hacer.

chєrrч cσlα 🍒; ᴢɪᴀʟʟDonde viven las historias. Descúbrelo ahora